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LA REVELACION DE JESUCRISTO - 4

 Apocalipsis Capítulo 4


Una Vista del Cielo

Habiéndole revelado a Juan las condiciones de las Siete Edades de la Iglesia, ahora Dios le va a mostrar eventos que ocurrirían con el paso del tiempo. Este capítulo no solo presenta a Juan como un tipo de la Novia de Jesucristo siendo raptada al cielo cuando la última Edad de la Iglesia se cierre, sino que también muestra a la Novia siendo puesta al día en el Espíritu de Revelación.

Verso 1:

"Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas".

La "primera voz" era la voz del Señor Jesucristo (Ap. 1:10-11). Como una trompeta suena para llamar a uno la atención, la voz llamó la atención de Juan hacia una puerta abierta en el cielo, justo después de que Cristo le había mostrado a Juan las condiciones de las Siete Iglesias. A causa de que la Novia de Cristo es llamada fuera del sistema apóstata de la iglesia prostituida, ya no está más viviendo en el reino de la Edad de Laodicea. Y como un águila se remonta alto en el cielo, ella es levantada a una realidad más alta - una realidad en la que le son dados ojos de águila, para ver el distante final de la Palabra Profética de Dios, más allá de la Era de la Regeneración, el Gran Trono Blanco de Juicio y el descubrimiento de un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Las iglesias organizadas pueden espiar a través de la puerta y ver un poquito de "esto" y un poquito de "aquello". Pero no tienen nada comparado con lo que la Novia está viendo y disfrutando. Solo la Novia está invitada a "subir acá" y entrar por la puerta celestial a descubrir las "cosas que sucederán después de estas", a medida que el Espíritu de la Revelación devele las profecías de Dios. Por tanto, si tú tienes los oídos para oír lo que el Espíritu de Dios está diciendo ahora, huirás de la maldición del denominacionalismo y recibirás esta invitación del Señor para "subir acá" hacia la puerta celestial abierta para ti en esta hora.

"Después de esto", o "después de estas cosas" denota la transición de una parte a otra - marca la sucesión de las visiones y no del tiempo. "Cosas que serán después de estas" significa después de "las cosas que son", esto es, las condiciones de las siete iglesias en Asia Menor, mostradas a Juan, quien fue ordenado a escribirle una carta a cada una (ver Ap. 1:19). Simplemente, esto significa las cosas que pasarían desde el tiempo de Juan hacia adelante en el futuro.

Verso 2:

"Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado".

Enseguida Juan estuvo en el Espíritu de Revelación. El fue tomado hacia el cielo en una visión y vio al Todopoderoso sentado en un trono. Permítanme enfatizar una vez más que el espíritu de Juan no fue transportado al futuro, a cada siglo, para ser testigo de los eventos literalmente, a medida que iban aconteciendo. Lamentablemente, esto es lo que algunos predicadores están enseñando. Por ejemplo, ellos creen que el espíritu de Juan fue literalmente llevado al tiempo de la Edad Media. Para ser testigo del sufrimiento y matanza de hombres, mujeres y niños, por la Iglesia Católica Romana. Creen que el espíritu de Juan estaba también literalmente, en el preciso instante en que los Cristianos eran comidos por bestias salvajes en las arenas del circo romano, donde los paganos los habían metido para disfrutar de la brutalidad. Incluso creen que su espíritu fue llevado al futuro literalmente, para ver a los Dos Testigos, profetizando la Palabra de Dios en la Tierra de Israel. Tal enseñanza es, simplemente, contraria a la exégesis de la Biblia. El hecho, es que Juan nunca fue literalmente llevado por el Espíritu de Dios al pasado o al futuro, para atestiguar los eventos. Si hubiera sido así, él hubiera escrito literalmente todo lo que vio. En lugar de eso, el Libro de Apocalipsis está lleno de símbolos. La verdad es que, aunque el cuerpo físico de Juan estaba en la isla de Patmos, él fue tomado en el Espíritu de Revelación, en una visión, para ver y ser testigo de todo lo que le fue mostrado, concerniente al futuro (y un poco del pasado). Todo esto pasó en el año 96 d.C. Lo que él realmente vio eran escenas representativas que exponían ciertas verdades y eventos. Muchos símbolos fueron en series de visiones, para que solo los verdaderos Creyentes bíblicos del tiempo final, quienes tienen el espíritu de sabiduría y de revelación, puedan entender lo que significan. Ellos entenderán la diferencia entre lo que fue mostrado simbólicamente y lo que fue visto literalmente, en la visión de Juan.

En esta Edad de Laodicea, la cual es la última Edad de la Iglesia, el Señor ha advertido a los creyentes a tener sus ojos ungidos con colirio, para poder ver y comprender su condición. Ver Ap. 3:18. Sin embargo, uno debe orar intensamente, anhelando el "colirio" del Señor. El colirio fue lo que el Apóstol Pablo oró al Señor, para los creyentes de Efeso - "Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que El os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales" (Ef. 1:15-20). Amén. "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Ef. 1:3). Así es. Ahora, Dios no quiere tu carne, la cual está corrompida y llena de engaño. El quiere tu espíritu, quien es tu hombre interior, para que te pueda poner en lugares celestiales en Cristo Jesús, en la revelación de Su Palabra. El te quiere para iluminarte y para que entiendas todas las cosas referentes a la Novia de Cristo, y seas llevado en el Rapto de ella.

"Y en el trono, uno sentado". Esta oración es autoevidente: Juan vio Uno sentado en el trono, porque solo hay Un Dios. Si hay una Trinidad (de Dioses), entonces Juan hubiera visto tres Dioses sentados en tres tronos en el cielo. Si tú eres un creyente de la Santísima Trinidad, debes saber que has sido engañado por la teología tradicional del hombre. Muchos teólogos han cortado a Dios en tres partes. Algunos teorizan que un Trono con Tres Personas sentadas en él; otros creen que hay Tres Tronos para Tres Personas de Dios, sin embargo, "sea Dios veraz y todo hombre un mentiroso" (Rom. 3:4). La Biblia afirma que Juan vio solo "Uno sentado" y este no es otro que el Señor Jesucristo, Quien ha sido investido con la autoridad del Dios Todopoderoso. Ahora El está sentado en el Trono de Su Padre, porque ha vencido y derrotado a todas las fuerzas del mal, por su obediencia a la Palabra de Dios.

Verso 3:

"Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda".

Cristo Jesús está sentado en el Trono y está lleno de la gloria de Dios. El es la Plenitud de la Divinidad corporalmente (Col. 2:9). Es la imagen del Dios Invisible (Col. 1:15). Jesucristo es la forma visible de Dios, que el hombre puede ver, porque el Dios Todopoderoso es un Espíritu al que nadie puede ver (1 Tim. 1:17; 6:16). Amén. "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Tim.2:5). El que conoce al Hijo de Dios, conoce al Padre Celestial (Juan 14:9, ver 1:18). El color esmeralda del "arco iris alrededor del trono", significa la Vida, Gracia y Misericordia del Todopoderoso como el Dios de pactos. El no puede mentir ni fallar en cumplir Sus promesas (ver Heb. 6:13-19). Jesucristo fue el "Hijo prometido del Pacto" que Dios hizo con Abraham.

Verso 4:  

"Y alrededor del trono había veinticuatro tronos, y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas".

Estos veinticuatro Ancianos representan la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Ellos tipifican a los doce Patriarcas de Israel, en el Antiguo Testamento y a los doce Apóstoles de Jesucristo, en el Nuevo Testamento. Estos dos grupos de doce hablan de lo siguiente: "2" habla de testimonio y "12" significa el gobierno perfecto de Dios. Los Oráculos de Dios vinieron a través de los Patriarcas de Israel, y el fundamento de esos Oráculos fue traído por los Apóstoles, a través de la revelación que recibieron del Espíritu Santo. En Apocalipsis 21:12, vemos que los nombres de las doce tribus de Israel y los nombres de los doce Apóstoles están escritos en las puertas y en los cimientos de la Ciudad Santa, Nueva Jerusalén, respectivamente, la Ciudad que Abraham estaba buscando (Heb. 11:10). Ellos vinieron a través del Hijo (el Uno sentado en el Trono con la gloria del Padre), a los Patriarcas primero y a los Apóstoles después (los veinticuatros Ancianos con cuerpos glorificados y coronas de autoridad en sus cabezas, están sentados alrededor del Trono de Dios). Ahora, la gloria y la autoridad de Dios, no solo son dadas a los veinticuatro Ancianos, sino también a los miembros de la Novia de Cristo de cada Edad, y más tronos serán puestos en el cielo, de acuerdo a Apocalipsis 20:4 (Leer Ap. 3:21, 1 de Cor. 6:2-3 y Daniel 7:27). En el reino milenial de Jesucristo, durante la Era de Regeneración (Mateo 19:28), todos los miembros de la Novia de Cristo serán delegados a una posición de autoridad por Cristo, mientras reinan con El sobre la tierra. Ellos continuarán teniendo sus posiciones de autoridad, después que el Juicio del Gran Trono Blanco haya concluido, cuando todos los santos que constituyen la Ciudad Santa, Nueva Jerusalén vengan sobre el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva. ¿Ve? La gloria y la autoridad de Dios vienen de lo más alto y se despliegan hacia abajo como una pirámide, por así decirlo.

Verso 5:

"Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios".

En la era del Antiguo Testamento, cuando Dios se reunió con la gente de Israel en el Monte Sinaí y cuando El le dio los Diez Mandamientos a Moisés, hubo allí relámpagos, truenos, una espesa nube, la voz de trompeta, terremoto, humo y fuego (Ex. 19:16-18). Estos fenómenos muestran la increíble omnipotencia del Dios Todopoderoso sobre todo cuando Dios está a punto de dictar Su juicio o mostrar Su ira desde Su Trono. En el Monte Sinaí, la densa nube ocultaba la gloria de Dios, del pueblo abajo. Pero en la visión de Juan, la nube no era necesaria. ¿Por qué? Porque sentado en el Trono estaba la Misericordia de Dios - Jesucristo, el Mediador entre Dios y el hombre. Era el Señor Jesús, Quien contuvo la ira de Dios y salvó a todos aquellos que creyeron en El. El es la Misericordia de Dios, que tomó la forma de hombre para sentir nuestras debilidades (Fil. 2:7, Heb. 5:1-6). El impartió al hombre la Gracia de Dios.

Observe que Juan también escuchó voces saliendo del trono. Estas voces denotan revelaciones procediendo del trono. Cada revelación verdadera debe originarse en el Trono de Dios. En Apocalipsis 1:15; 14:2 y 19:6, leemos que estas voces se oyen como muchas aguas. Es suave, dulce y tranquila, comparada con la estentórea voz de trompeta en el Monte Sinaí, que produjo miedo en los hijos de Israel.

"Y ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios". Esto revela que el fuego de Dios encendió las lámparas en todas las Edades de la Iglesia. En cada Edad, después de que un mensaje era dado, el Espíritu era responsable de hacer que el mensaje mantuviera viva la Palabra de Dios en la Novia de Cristo, hasta que Dios encendiera otra lámpara. En el Antiguo Testamento, el Candelero de Oro con Siete Lámparas de fuego, estaba ubicado en el lado sur del Lugar Santo, frente a la mesa de los panes de la proposición. Este fuego, que alumbraba el cuarto entero, fue tomado del altar de bronce y colocado en el altar del incienso, el cual estaba en el lado oeste delante del velo que separaba el Lugar Santísimo del Lugar Santo. El fuego del altar, originalmente provenía de Dios. El Sumo Sacerdote tomaba el fuego, encendía la primera lámpara y a partir de esta encendía el resto. Por lo tanto, vemos un reflejo de esto en el Nuevo Testamento. En el Día de Pentecostés, el Fuego Santo de Dios bajó como un viento recio que soplaba, y se mantuvo por unos 23 años. Recogiendo el fuego original que cayó en Pentecostés, Jesucristo encendió la primera lámpara a través del primero de los Siete Espíritus. El fuego ardió por algunos años y antes de irse, Cristo encendió otra lámpara, mientras el segundo Espíritu recogía el fuego. Esto continuó consecutivamente, hasta que las Siete Lámparas estuvieron encendidas. El fuego de la última lámpara, que fue encendido a principios del siglo XX, está yéndose de esta Edad. Pero los miembros vivos de la Novia de Cristo se están alejando del espíritu de Laodicea, mientras Cristo los levanta más alto, hacia el reino profético del Espíritu de Dios. Ahí, en ese reino del "águila", Cristo le imparte a Su Novia la completa revelación de Sí Mismo. La Novia no solo obtiene la revelación de la Palabra, sino que también recibe la unción, la vida y la gloria - todo lo que Cristo es. ¡Amén! Ella está gradualmente muriendo a sí misma, mientras entra en la plenitud del Señor Jesucristo.

Versos 6 y 7:

"Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás".

"El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando"

Este "mar de vidrio semejante al cristal" denota un mar de gentes, quienes son puros y santos.

Estos son los pocos escogidos, que son los redimidos y los vencedores de cada edad. Ellos están delante de Su Señor y Maestro, esperando su recompensa (Rom. 14:10; 2 Cor. 5:10). Luego, se sentarán en tronos puestos para ellos (Ap. 20:4).

Hay otro
mar de vidrio en Ap. 15:2, pero está "mezclado con fuego". Este mar de gente pasó a través del fuego de la Gran Tribulación. Murieron por su fe. Son los santos de la Tribulación quienes han "obtenido la victoria sobre la Bestia, sobre su imagen, sobre su marca y sobre el número de su nombre". Ellos serán resucitados y juzgados antes de que el Reino Milenial de Cristo comience (Ap. 20:4).

Las
"cuatro bestias" son llamadas "las cuatro criaturas vivientes". Son ángeles guardianes con gran inteligencia. Ellos saben lo que está antes y después (Ez. 1:15,18). Guardan el camino al "Arbol de la Vida". Inmediatamente después de la Caída de Adán y Eva, Dios los expulsó del Huerto del Edén y puso estos querubines (algunos son llamados serafines, ver Is. 6 y Ez. 1 y 10).


Puso estos querubines en el este del Huerto del Edén, para evitar que Adán y Eva (en su estado caído) comieran del "Arbol de la Vida" y vivieran para siempre. "El Arbol de la Vida" es la Palabra Viviente de Dios. Adán y Eva estaban comiendo de este Arbol hasta que cayeron en la tentación y comieron de otro Arbol, "el Arbol del Conocimiento del bien y del mal" (que presenta el conocimiento pervertido de la Verdad). Por lo tanto, lo que está escrito en el Libro del Génesis y este versículo, revelan que el hombre caído tratando a su manera, nunca puede tener parte en la vida eterna, por otra senda que no sea el camino ordenado de la Cruz de Cristo.


Hablando figuradamente, nadie puede escabullirse y eludir al "Arbol de la Vida", cuando tantos ojos están constantemente vigilando. Incluso, en el Antiguo Testamento, cuando los hijos de Israel salieron de Egipto y acamparon en el desierto, Dios los organizó en orden divino. En un perímetro alrededor del Tabernáculo de Moisés, había tres tribus en cada lado, con uno de estos cuatro estandartes - la semejanza de un león, un buey, un hombre y un águila volando.


Cada uno de los guerreros de Israel hubiera luchado y muerto, si hubiera sido necesario, solo para guardar el Arca del Pacto que estaba en el Tabernáculo.

En el Nuevo Testamento tenemos los cuatro evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Respectivamente, estos cuatro Libros reflejan las características de Jesucristo como el león que representa Su realeza y Su reinado; el buey que representa Su paciencia y sacrificio; el hombre que representa Su simpatía y humanidad y el águila volando que representa Su gloriosa majestad y Divinidad. Estos cuatro Libros además de exponer, guardan el camino a la vida eterna. Ellos son las Buenas Nuevas de salvación en Cristo Jesús, Quien está sentado en el Trono de Su Padre. Así pues, el único camino por el que uno puede venir a la vida de Dios es el "Camino del Evangelio".

Verso 8:

"Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir".

Estas criaturas vivientes no fueron creadas y programadas por Dios para estar adorándole día y noche, diciendo: "Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, el que era, que es y que ha de venir". Algunos predicadores, en un esfuerzo para asegurar que sus enseñanzas prevalezcan, han hecho literalmente, un disparate de ciertas doctrinas Escriturales. Ellos enseñan que los seres angelicales fueron programados para adorar a Dios robóticamente. En Génesis 1:26, hablándole a los ángeles, Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Si los seres angelicales fueron creados a imagen y semejanza de Dios, entonces, ciertamente no pueden ser robots. Ellos tienen libre albedrío para hacer su propia elección. Como Adán y Eva, estas criaturas vivientes, junto con los otros seres celestiales, fueron probados en algún punto en el pasado, después de que fueron creados. Al revés de la tercera parte de las huestes celestiales que escogieron seguir a Lucifer, en su rebelión contra la autoridad de Dios, estas criaturas hicieron la elección correcta de servir al Señor voluntariamente. Por supuesto, la diferencia de los seres angelicales y la humanidad, es que unos fueron creados para ser únicamente siervos de Dios; y los otros para ser hijos de Dios. Unos son aceptados a través de la OBEDIENCIA como sirvientes, y los otros son aceptados a través de la SANGRE (del Unigénito Hijo de Dios) como hijos.

Versos 9, 10 y 11:

"Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos," 


 "los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:" 

 "Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas".

¡Qué humildad!, incluso con esa alta posición otorgada sobre ellos, los veinticuatro Ancianos echaron sus coronas ante el Trono, postrados ante el Señor y adorándole, mientras que las cuatro bestias ofrecen gloria, honra y gratitud, al Unico sentado en el Trono. Ellos nos ofrecen un excelente ejemplo de humildad, respecto a nuestra posición en la Iglesia de Dios, porque la gente tiende a creerse de la nobleza cuando está en cierta posición. Algunos se hacen a sí mismos señores sobre la heredad de Dios, mientras otros se hacen los jefes de los siervos de Dios.

Seamos humildes realmente y adoremos al Señor dándole toda gloria, honra y poder. Amén