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EL MISTERIO DE DIOS


Parte 1


'Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero' (1 Ts. 4:16).


RESTAURACION


Todos los creyentes que han entendido correctamente la Voz de mando (clamor, grito, aclamación) que vino del Señor en el siglo 20, debemos considerar ese gran ministerio de Su palabra la luz de las Sagradas Escrituras. El Espíritu de sabiduría y revelación nos muestra en los juicios y profecías de Ezequiel, desde el capítulo 1 al capítulo 39, inclusive, una semejanza con el envío de la Voz de mando de Cristo.

Mi intención en el Señor, es reflejar que el propósito del mensaje de la Voz de mando en el tiempo del fin es la conversión de los hijos de Dios a sus padres espirituales, que fueron los apóstoles de Jesucristo (ver Mal. 4:5-6b). La Voz de mando es palabra profética que señala que hay que nacer de nuevo. El nuevo nacimiento es la gloria de tu conversión al evangelio de Hechos 2:38. Es después de esa conversión que los renacidos son introducidos por el Esposo al banquete de la revelación de Su palabra escrita (Mt. 25:10), para perfeccionarlos y edificarlos como templo y sacerdocio santo. El Esposo es el ministerio quíntuple de Efesios 4:11, fuera del mundo-iglesias. El ha venido a formar Su mente  en tu mente. Con la Voz  de arcángel (palabra de enseñanza), el ministerio quíntuple de Cristo perfecciona el entendimiento de cada convertido, para su crecimiento y transformación espiritual en un varón perfecto (Ef. 4:13). 

Vamos de gloria en gloria. La naturaleza humana de Jesucristo se hace carne por medio del evangelio y Su naturaleza divina se manifiesta en los santos Novia (Jn. 6:53-59). Son dos naturalezas unidas en nuestro espíritu. Esto es lo que nos muestra el Espíritu Santo, a partir del capítulo 40 del libro de Ezequiel. En visiones de Dios, el profeta fue guiado por el ministerio de un Varón angelical, primero a ser perfeccionado como templo y sacerdocio, y después a ser transformado por el río del templo a la imagen divina y humana de Cristo, representado por el Varón angelical. Son siete capítulos, del 40 al 46 inclusive, de la identificación de Ezequiel con el templo  de Dios. Pero, después es llevado a otra experiencia en el cp. 47. Veremos esto más adelante, luego de algunas conclusiones.

Por medio de la Voz de mando, que conocemos como el mensaje del tiempo final, desde mediados del siglo 20 hasta hoy, los escogidos han recibido el llamamiento a salir de la oscuridad religiosa de Laodicea. Gracias a Dios, han comprendido que el propósito divino del mensaje  es el arreglo (Mt. 25:7) de sus lámparas con las revelaciones de la palabra, que nos anunció el profeta William M. Branham. 

Cristo es el Angel de Ap. 10:1-2.  El nos dice en el  verso 7:

'Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como El lo anunció a sus siervos los profetas'.

La Voz del séptimo ángel es la Voz de mando de 1 Ts. 4:16. Vino antes de la Voz de arcángel. Anunció el juicio de Dios al sistema religioso organizado. Nos entregó revelaciones de la palabra y profecías divinas. Pero, siempre en todos sus sermones predicó el triple fundamento de la Iglesia verdadera: 

1) La Unidad de Dios. 

2) El evangelio de Hechos 2:38. 

3) La fe apostólica. 

El texto bíblico de Ap. 10:7 declara, que Dios consumará (terminará) Su misterio cuando el mensajero 'comience a tocar la trompeta'. No lo consumará con la Voz, sino con el sonido de la trompeta. Es la trompeta del evangelio de Hechos 2:38. Las palabras 'cuando comience' indican el inicio de la predicación del evangelio original. Pero Dios no terminó de hacer sonar la trompeta con el séptimo ángel, es decir, con nuestro hermano Branham. Su ministerio profético fue para comenzar la consumación del misterio de Dios, lo cual significa empezar a terminar el Plan  que ya estaba ejecutado en parte.

La Voz de mando del séptimo ángel y la trompeta  son la restauración del fundamento. Por eso es que luego tenía que venir el ministerio apostólico presente con la Voz de arcángel de Cristo, a tomar la palabra restaurada por Su Voz de mando para implantar el fundamento en los santos Novia. Después de ser fundamentados en la roca de la palabra revelada, los perfecciona con enseñanza.  La restauración al nivel espiritual que tuvieron los santos de la Edad de Efeso, es una obra que no fue hecha por el séptimo ángel. La tiene que hacer el ministerio quíntuple de la ascensión de Cristo, de Ef. 4:11. Es la Voz de arcángel del Señor, conforme a 1 Ts. 4:16-17 y Ap. 10:8-11. 

Vemos pues, dos restauraciones. Una es la restauración de la revelación de la palabra con la Voz de mando, hacia acá, al tiempo final. La otra, es la restauración de los escogidos al fundamento del Espíritu de Cristo en Su Iglesia del primer siglo. con Su Voz de arcángel presente. Esto es vital entenderlo correctamente, para destruir el error de muchos que afirman que la restauración ya fue terminada por el séptimo ángel. Es porque no han puesto sus ojos en Cristo, sino en el hermano Branham. 


EL MISTERIO DE DIOS


De acuerdo a Efesios 3 en los versos 4, 6 y 9 hay un misterio triple. En el verso 4 vemos que el primer misterio es Cristo, el Unigénito del Padre. El es el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de Su sustancia. Esto significa que el Espíritu de Cristo tiene que aparecer en Sus hijos. 

En el verso 6 vemos que el segundo misterio es el cuerpo de Cristo, conformado por creyentes judíos y gentiles elegidos y predestinados. Dios quiere una familia de hijos glorificados iguales al Hijo de Dios. Ellos son el verdadero cuerpo angelical (espiritual) de Cristo.

En el verso 9 vemos que el tercer misterio es el tiempo de Dios, que El ha establecido para consumar Su plan.

Por tanto, podemos preguntarnos: ¿Es lo mismo la restauración del evangelio por el ministerio del hermano Branham, que la transformación de los escogidos en el misterio  de Dios? La respuesta es No, no es lo mismo. Estamos en el siglo 21. La restauración de la fe original ya ha sido hecha y está hoy en nuestro corazón. Pero no es una restauración terminada. 

La restauración de la palabra es para recibir hoy,  lo que fue interrumpido por el diablo a través de la religión organizada. Luego de ello, los santos que han entendido correctamente, deben proseguir hasta la consumación del misterio de Dios en sus vidas.  Concluimos que Cristo, en primer lugar, nos restauró con Su Voz de mando la revelación del fundamento de Su Iglesia. Ahora, con Su Voz de arcángel ponemos el fundamento en nuestros corazones y nos restauramos como la Iglesia original fundada en Pentecostés. Tenemos que ser esa Iglesia bíblica.  Y a partir de allí, establecidos en Cristo, somos transformados a Su imagen por el Espíritu Santo. Este es el misterio que Dios diseñó en el Principio, antes de fundar el mundo, más allá de Pentecostés (ver Ro.12:1-2; 2 Co. 3:18 y Ef. 3:9). 

¿Pero, quién va a consumar en este tiempo del fin el misterio de Dios, que El Mismo comenzó en Sus santos hace 20 siglos? 

Escrito está:

'Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo' (Fil. 1:6).

Lo perfecto es cuando un trabajo está muy bien terminado. Así que al leer en este pasaje bíblico que Dios perfeccionará, nos dice que El consumará (finalizará) en nosotros lo que comenzó a obrar en Sus elegidos, en la Edad de Efeso. Como he dicho antes, es a partir del capítulo 40 de Ezequiel, hasta el final del libro, donde encontramos escondida la obra presente del ministerio de Cristo. El está perfeccionando a los santos Novia y consumando el misterio de transformarlos en Su Esposa, que un día comenzó a obrar en ellos.


LA CONSUMACION 


La consumación o finalización del misterio es en tres fases. 


Primera fase: la Voz de mando. 

Segunda fase: la Voz de arcángel. 

Tercera fase: la Trompeta de Dios. 


Las tres fases actúan en forma separada, pero están entrelazadas entre sí, y finalizarán cuando suene la Trompeta de Dios (1 Co. 15:51-54 y 1 Ts. 4:16-17). En esta hora presente, tenemos la fase Voz de arcángel  para perfeccionar el entendimiento de la palabra en los santos Novia.

El sacerdote-profeta Ezequiel fue conducido por un Varón angelical hacia el interior y exterior del templo (Ez. 40:2-3) que será construido en Jerusalén, en tiempo futuro. Luego fue llevado por el Varón adentro del río, que salía por el costado derecho de la casa.  Es un mensaje profético que tiene un gran significado espiritual para los elegidos, porque nos revela que Cristo con Su ministerio de ascensión nos imparte :

1) La Voz de arcángel , que es la enseñanza del  Varón a Ezequiel.

2) El monte, la casa y el sacerdocio. 

3) El río de la plenitud de Dios.

4) La tierra prometida. 

Con Su palabra hablada en Juan 7:37-39, Jesús nos dio la revelación de la visión de Ezequiel capítulo 47 :  

'En el último día, el más grande de la fiesta, Jesús se puso en pie y en voz alta dijo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dijo la Escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva. Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en El, porque todavía no había Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado' (Jn. 7:37-39 B.T.).


Parte 2


CONVERSION


La conversión es el nuevo nacimiento del creyente. Debe ser escudriñada, de tal manera que se perfeccione nuestro entendimiento. Las palabras de Jesús nos están declarando que el templo futuro que vio Ezequiel, representó el nuevo hombre en los renacidos. Veamos cómo el Señor hizo la aplicación de la profecía en Sí Mismo, revelándonos  que el templo, igual que una fuente, contiene el agua vivificante del Espíritu Santo de Dios. Por tanto, el mensaje del Varón (esta palabra que tú lees) es que después de nacer de nuevo tenemos que ser edificados como templo espiritual y sacerdocio santo, para que las aguas vivas del Espíritu Santo corran en nuestro interior. 

El Espíritu Santo es un río compuesto de dos ríos en Sí Mismo (ver Ez. 47:9). 

Los dos ríos son Sus oficios y funciones de Padre y de Hijo Unigénito. Como está escrito: 

'Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a El, y haremos morada con él' (Jn. 14:23). 

De manera que, tú puedes beber en tu propio interior al Padre Eterno y al Hijo de Dios también, si estás lleno del Espíritu Santo. Entendamos en paráfrasis esto que El nos dijo: 

'Mi palabra..., lo que Yo les revelo es Espíritu Santo de Dios. Creed la palabra y beberéis el río de la Vida Divina. Luego, caminad hacia lo profundo del Espíritu y fluirán las corrientes de agua viva en vuestro interior, así como fluyen en Mí'. 

Jesús vino para crear el templo espiritual del nuevo hombre, en los creyentes. Es posible que algunos hermanos, en su experiencia personal, sean estorbados en sus mentes para comprobarlo en la práctica. Lo sé muy bien porque he sufrido esa situación. 

Pero hoy, mediante el Hijo de Dios, debo impartir la luz que El me ha dado para deshacer todo estorbo y oscuridad en tu mente. Esta oscuridad es el espíritu de interpretación religiosa.  Es una fuerza invisible que perturba el pensamiento, aflige el sentimiento y bloquea el verdadero conocimiento espiritual.  Las diez vírgenes de Mateo 25, cabecearon y se durmieron todas por causa de ese espíritu. 

Alerta hijos de Dios: Hay un espíritu imitador del verdadero Espíritu Santo, que induce a la interpretación religiosa del misterioso plan de Dios. 

Jesús dijo: 'Yo Soy la vid verdadera'' (Jn. 15:1). Discierne en este momento de la lectura y verás que El estaba diciendo que también hay una vid falsa. En Jn. 16:13 El dijo que vendría a Sus escogidos el Espíritu de verdad, que nos guiaría a toda la verdad y le glorificaría a El. Otra vez podemos discernir, que El habló indirectamente de un espíritu de mentira. Y hay muchas advertencias más en las Escrituras sobre espíritus seductores, que se disfrazan de ángeles de luz. Las imitaciones de satanás siempre se han manifestado para engañar, de ser posible, aun a los propios elegidos (ver Mt. 24:24). 

Ahora bien, ¿ Por qué recibimos de Cristo esta advertencia con respecto al río del templo ?

Lo que ha venido pasando desde hace mucho tiempo en el pueblo cristiano, es que la visión de Ezequiel ha sido expuesta con muchas diferentes interpretaciones, por causa del espíritu trinitario pagano. Y siempre, con ese espíritu de error en el mundo-iglesias, se ha hecho más énfasis en el río que sale del templo y tomando solamente en cuenta las palabras de Juan 7: 39, que declaran al Espíritu Santo como el río de Vida. 

Pero tengamos cuidado y atención en el contexto completo.  También Juan escribió lo que dijo Jesús de Sí Mismo en los versos 37 y 38. Es decir, que el verdadero enfoque no es primero en el río, sino en Cristo. El es Quien nos convierte en el templo y nos bautiza en el río. Cristo es el Varón que condujo a Ezequiel y también está conduciéndonos hoy a los escogidos, con Su Voz de arcángel presente. Fue por medio de El que Ezequiel conoció todo el templo,  el sacerdocio, el río y la tierra.

Ahora, los verdaderos creyentes deben mirar con los ojos del entendimiento, oír con su corazón y estar atento cada uno a Cristo y Su ministerio Voz de arcángel (ver Ez. 40:4). Aquí te está siendo impartido en forma escrita, para que seas perfeccionado en Su palabra de enseñanza. El objetivo es que el renacido sea edificado como casa espiritual de Dios. El Varón nos revela que El es la casa : el hombre nuevo de nuestro espíritu, el río Espíritu Santo y la tierra. Ese es el trayecto que vivió Ezequiel. Las visiones que recibió son las secuencias de nuestra posesión de la imagen y semejanza de Cristo Jesús. El es la Palabra y la tierra prometida. Así es que debemos escudriñar la escena completa, en la parte 3 de este mensaje.


Parte 3


PERFECCION


'Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar.

Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira hacia el oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho.

Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.

Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos.

Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.

Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río.

Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. 

Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas.

Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.

Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande.

Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas.

Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja será para medicina' (Ez. 47:1-12).

Paso a exponerlo en el Señor, tomando en cuenta el patrón de enseñanza de Juan 7:37-39. Veamos cómo Jesús aplicó la revelación profética en Su ser, para que por Su Gracia se cumpla también en  el alma, espíritu y cuerpo del verdadero adorador.

1) Ezequiel prefiguró al creyente virgen prudente que arregla hoy su lámpara y se santifica, para reunirse con el Esposo (ver Mt. 25:10).

2) El Varón es Cristo. El templo es el nuevo hombre y el río es el Espíritu Santo. El territorio sobre el cual fue puesto Ezequiel en la profecía representa nuestro cuerpo humano en unidad con la muerte del Señor (ver 2 Cor. 4:10-11). Las palabras del Varón celestial son el ministerio Voz de arcángel de 1 Ts. 4:16, a Sus discípulos en esta hora.

Vemos al ministerio quíntuple de hoy en la Iglesia verdadera, guiándonos y conduciéndonos a los renacidos con revelación de la palabra y con enseñanza a ser: 

a): Uno con la mente de Cristo. 

b): Uno con Hechos 2:38, el evangelio del nuevo nacimiento. 

c): Uno con la plenitud del  Espíritu Santo.

Esto aconteció en Ezequiel y ahora tiene que acontecer en ti. Luego de ser perfeccionado en el entendimiento del evangelio te conviertes en el templo espiritual del nuevo hombre y un sacerdocio santo. Esta es la obra del Espíritu Santo para  transformarnos a la imagen del Hijo de Dios (ver Jn. 1:12-14 y 2 Co. 3:18). El alma (tu persona) es el sacerdote del templo. Tu espíritu renacido es el interior y tu cuerpo crucificado con Cristo es el exterior del templo y todo el territorio que poseyó Ezequiel. 'Somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos' (Ef. 5:29-30) por medio de nuestra muerte, sepultura y resurrección con El. ¿Puedes ver en ti que eres un nuevo ser humano y que has sido convertido en templo, río y territorio santo de Dios...?

Cristo Jesús se encarna plenamente en el elegido por medio del evangelio original. El es nuestra fuente  y el agua espiritual que bebemos es el Espíritu de Su palabra. Nos está identificando con El y Su ministerio a cada hermano Suyo, como lo hizo con Ezequiel,  porque es nuestro apóstol y sumo sacerdote (ver Ap. 10:8-11). 

3) El monte donde se fundamenta el templo (Ez. 40:2) es la revelación de la obra expiatoria de Jesús. El nuevo hombre en el espíritu es nuestra resurrección con Jesús. Una parte de Hechos 2:38 representa el monte de nuestra muerte con Jesús, cuando nos habla del arrepentimiento y del bautismo. Y sobre el monte de Su sacrificio se levanta el templo de nuestra nueva vida espiritual, porque juntamente con El hemos resucitado y ascendido a los lugares celestiales de Su Divinidad.  El lecho del río, la ribera con muchos árboles, el mar del Arabá y las salinas son  nuestro corazón regenerado,  por la sangre de Jesús. En El, los hijos de Dios son  Hijo del Hombre.

4) Las revelaciones del Varón, al describir el templo y la tierra de Israel, desde el capítulo 40 al 48 de Ezequiel, son el conocimiento de Cristo que nos renueva la mente y nos perfecciona el entendimiento de las Escrituras. 

5) El lado derecho abierto de la casa, fluyendo aguas por debajo del umbral, es la herida de Jesús en Su costado. Esto nos muestra que el agua, que proviene del monte, representa las aguas del bautismo en el Nombre de Jesucristo. Fíjate que el Varón del templo llevó al profeta a esa abertura debajo de la casa, antes de introducirlo en las aguas del río. Es  la verdadera predicación del evangelio de Dios : Que el creyente debe arrepentirse,  (debajo es humillarse) de sus pecados y para ser perdonado de ellos, debe unirse con la muerte de Jesús  representada por el bautismo en Su Nombre, y así reconciliarse con Dios (Ver Hch. 2:38 y Ro. 6:1 al 11).

Para ser los vencedores del pecado y de las tinieblas, viviendo de victoria en victoria, hay que mantener esto siempre en nuestra mente :  que nuestro corazón debe ser uno con el corazón herido de Jesús por la lanza del centurión romano,  estando El ya sin vida. Eso fue un completo sacrificio para circuncidarnos del pecado y santificarnos el alma, el espíritu y el cuerpo.

Su cuerpo sin vida fue sepultado y nosotros nos unimos con El en aquel sepulcro, por la palabra del bautismo en el Nombre de Jesucristo a fin de vivir para  Dios, muertos al pecado. Este mandamiento de Jesús, al ser obedecido con fe, le permite al creyente resucitar con El y ser renovado. Eso es beber del agua vivificante del Espíritu Santo, el autor de las tres etapas del nuevo nacimiento. 

Ezequiel vio detenidamente que abajo de la casa solo había esa abertura. Le dio mucha atención, porque era una hendidura en la pared semejante a una fuente, de donde fluía un río hacia el exterior. ¿Puedes ver que la conversión es ser uno con Jesús en Su muerte, para tener derecho al río del nuevo nacimiento que nos resucita y nos asciende con El, para perfeccionarnos y  transformarnos  a la imagen de Cristo? Por eso, creed y convertíos al evangelio del día de Pentecostés. 

En mi caso personal, yo había aceptado el evangelio denominacional en mi niñez. Pero a los 25 años de edad, por la Gracia de Dios, un día creí en Hechos 2:38 y me convertí por fe a las palabras del apóstol Pedro, poniéndolas en práctica. El don del Espíritu Santo vino sobre mí, entró y llenó mi espíritu. Luego, progresivamente me ha transformado a la imagen de Cristo y así es como se está manifestando en mí  (ver Mateo 16:16 y Gál. 2:20).

6) El río es el Espíritu Santo, la Vida de Dios.

7) La sanidad del Mar del Arabá (que hoy es el Mar Muerto  al sur de Israel) será hecha por las aguas del río del templo que entrarán en él, lo llenarán y lo transformarán en un mar productor de vida. Surge la pregunta...¿qué tiene que ver el Mar Muerto con el creyente? 

Hermanos, existe la ley del pecado y de la muerte en el cuerpo físico, que no produce los peces de la sabiduría divina. Pero cuando el río del Espíritu Santo nos bautiza, entonces el señorío del pecado y su muerte huyen de Su Presencia y de nuestro corazón (ver Ro. 6:14). 

'De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, Yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista' (Oseas 13:14). 

Y todo nuestro ser es limpio y libre por la sangre de Jesús.  El nuevo mar sanado y regenerado que vio Ezequiel, es la nueva naturaleza humana del renacido (2 Cor. 5:17). Surgen en ti los pensamientos y los sentimientos del Hijo de Dios. Son los pescadores con sus redes, cosechando el alimento espiritual y también el sustento y el vestido de nuestras vidas, aquí en la tierra. El lecho del río, la ribera, los árboles y las salinas son nuestra nueva humanidad en Cristo y Su carácter de amor, justicia, paz, gozo, sabiduría y fortaleza en Sus Ezequieles.

'...El mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca' (1 Pe. 5:10-11).

El ministerio apostólico de la ascensión de Cristo (Ef. 4:11) te identifica con el costado herido y el cuerpo sepultado de nuestro Salvador, a través de la doctrina del bautismo en el Nombre de Jesucristo. Luego, tienes que ser perfeccionado por la Voz de arcángel en la sabiduría del evangelio, para la obra del ministerio y tu edificación espiritual hasta la madurez de tu nueva vida humana en un varón perfecto (ver Ef. 4: 13).

El Varón celestial que bautizó a Ezequiel en el río, lo fue llevando gradualmente con un cordel de medir, a su interior más profundo para que nadara y alcanzara la ribera. Esta experiencia la recibió después de pasar por el templo. Nos indica que el renacido ha sido perfeccionado en el evangelio y debe vivir sumergido en el Espíritu para ser transformado a la imagen de Cristo. Juan el bautista profetizó:

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego' (Mt. 3:11). 

Nuestro espíritu tiene cinco sentidos que son la conciencia, la imaginación, la memoria, el afecto y el razonamiento. Cristo Jesús bautiza al creyente del evangelio en el Espíritu Santo de amor, de sabiduría y de autoridad. El fuego es el poder de Su cuerpo angelical. El cordel es la potestad de Cristo. Los mil codos de bautismo en el Espíritu son la unión progresiva de nuestra mente con Su mente, para ir de gloria en gloria.

1) El primer bautismo de 1000 codos nos hace andar sobre el lecho del río. Hemos visto que el monte y el templo son la sabiduría y la vida divina del evangelio en nuestro hombre interior. Ahora vemos que el lecho del río es la revelación de Jesucristo, la Persona del evangelio, como nuestro fundamento. Los pies y tobillos son la conciencia humana, que es bautizada en la conciencia divina del Espíritu. Recibes el conocimiento de Dios. Tienes la revelación de tu libertad del pecado y  la convicción de ser un hijo de Dios.

2) El segundo bautismo de 1000 codos es entre los pies y las rodillas de tu espíritu. Son ungidas las piernas de la imaginación y recibes la visión y el entendimiento de la mente de Cristo. Es la sabiduría y la revelación, los sueños y visiones del Espíritu (Joel 2:28-32). La imaginación es la mirada profética de Cristo en el  creyente, de manera que puede ver el Reino de Dios y andar en El (Jn. 3:3 y 5). Tienes firmeza en tus piernas espirituales para correr la carrera que nos ha sido propuesta (He. 12:1). Eso es tener la determinación de llegar a ser el varón perfecto de Ef. 4:13.

3) El tercer bautismo de 1000 codos en el Espíritu, es entre las rodillas y los lomos. Esta parte son los muslos y la cintura de tu memoria, que es ungida con la memoria del Espíritu (Jn. 14:26). El nos recuerda todas las palabras del Señor. Aquí vemos ungidos los pies, las piernas, los muslos y el torso espiritual del convertido siendo transformados en columnas fuertes y seguras (Cant. 5:15; Jer. 1:18). La memoria ungida nos recuerda en forma permanente el amor sacrificial de Jesús en la cruz, porque es el fundamento y fortaleza del alma. 

4) El cuarto bautismo de 1000 codos se cumple entre la cintura y la cabeza. Estas partes son nuestros lomos, es decir, las espaldas. Por dentro tenemos el afecto y el razonamiento. El cordel de Cristo imparte Su amor a nuestro afecto humano, para amar a Dios y al prójimo (Mr. 12: 30-31). El razonamiento adquiere  inteligencia, discernimiento, discreción, prudencia, intuición y percepción espiritual de Dios. Los brazos que nadan en las aguas del Espíritu son la fe y la voluntad que avanzan hasta la ribera de Jesús, para poseer la obra del ministerio y la edificación de Su Iglesia. Hemos llegado a la apropiación de nuestra herencia espiritual y hemos sido establecidos en El, por medio de El y para servirle a El.

Tenemos la mente y el sentir de Cristo en los cinco sentidos de nuestro espíritu, para perseverar hacia la corona de Su plenitud. Llegar a la ribera es alcanzar el reposo del Señor para conocer la voluntad del Padre. 'Mi paz os dejo, mi paz os doy...' (Jn. 14:27). Los creyentes bautizados en Su Nombre han muerto al pecado. Están crucificados y sepultados juntamente con Jesús. Pero quieren andar libres del pecado y vivir con la mente de Cristo, para Dios Su Padre (Ro. 6:10-14) 

'...Hasta que el día amanezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 Pe. 2:19b). 


Parte 4


TRANSFORMACION


Vamos de gloria en gloria, hacia la madurez del varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Ezequiel fue perfeccionado por el Varón de Dios y hecho uno con el templo. Pero después fue transformado por el río del templo a la imagen de ese Varón perfecto, que lo conducía. El bautismo en Espíritu Santo y fuego, profetizado por Juan el Bautista, es el sello de la adopción de los renacidos como hijos de Dios y las arras o anticipo del cuerpo glorioso de Cristo (leer 2 Co. 1:21-22; Ef. 1:13-14 y Heb. 1:1-4).

Recuerda las palabras de Juan : 

'Esto dijo Jesús acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en El, porque todavía no había Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado' (Jn. 7:37 - Biblia Textual). 

En otras traducciones bíblicas se menciona que no había venido todavía el Espíritu Santo. Personalmente,  tiempo atrás me preguntaba... ¿cómo es que el Espíritu Santo no había venido a los discípulos, si estaba morando en Jesús y era la plenitud de Dios en El, en medio de ellos? Otras veces escudriñaba leyendo en Mateo 16:17-18, cuando Jesús alabó a Pedro porque recibió del Padre (Espíritu Santo) la roca de la revelación divina de Quién era Jesús. 

Y así también, cuando Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo en su madre terrenal María, vemos que llegó a los 30 años y el Espíritu le bautizó en el río Jordán. Pero el Espíritu fue contundente cuando me dijo: 

'Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de El' (Ro. 8:9).

'El que tiene al Hijo de Dios, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida' (1 Jn. 5:12). 

'Un niño nos es nacido (del Espíritu Santo); un Hijo (Cristo) nos es dado' ( Is. 9:6).

La revelación divina es que Cristo, el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre, es el alma del Eterno. Allí en Su alma es donde el Todopoderoso se declaró el Hijo en Sí Mismo y se vistió de gloria con un cuerpo angelical (teofanía) de naturaleza divina y humana (Sal. 2:7). Por tanto, el Padre es el Cristo con Su cuerpo angelical que se encarnó en Jesús, el Hijo del Hombre. Juan vio por revelación que el oficio y función de Hijo de la Divinidad es el Espíritu de Cristo y Su cuerpo angelical. Cuando escribió que había de venir el Espíritu Santo, él entendió que el Padre nos habría de glorificar a los escogidos con Su Paternidad y con el Espíritu de Cristo.  Esto es lo que  habría de venir después que Jesús ascendiera (Jn. 14:23).

Es decir, el Dios y Padre Espíritu Santo y Cristo estaba allí encarnado en Jesús con Sus discípulos, pero no estaba aún adentro de ellos. El Cristo de Dios se manifestó en El. Para que luego se manifestara en ellos, Jesús tenía que ir al Padre, dejando este mundo. Entonces, vendría el Espíritu Santo a morar y a manifestar en nuestro espíritu y cuerpo al Padre y la gloria angelical de Cristo, así como sucedió con Jesús. Cristo es el Hijo de Dios que el Eterno Espíritu Santo se auto reveló en Sí Mismo, cuando lo creó como la Palabra Original. Cristo es el Principio y Autor de todas las creaciones, a Quien el Padre le entregó toda potestad en el cielo y en la tierra. 

Esta palabra de Ezequiel 47 ha estado presente, durante 20 siglos, en la vida de los verdaderos cristianos. Personalmente he oído y he leído varias interpretaciones de ella, diferentes unas de otras. Pero, gracias a Dios, la interpretación perfecta de las Escrituras viene a través de  la mente de Cristo. La interpretación que refiero como perfecta es la revelación de Su palabra. Los creyentes escogidos deben despertar y levantarse del sueño que produce la interpretación intelectual del hombre. Son los hijos de Dios que se han contaminado con la teología humana, en la siete edades del cristianismo. Pero, también siete veces el Señor Jesucristo nos ha hablado con los mensajes revelados a los siete  mensajeros, de cada una de las siete edades de la Iglesia. 

En la parábola de Jesús acerca de una mujer  mezclando su levadura en tres medidas de harina (Mt. 13:33), hasta leudar la masa completamente, vemos la influencia de un espíritu del infierno que entró en la cristiandad. La mujer es la Iglesia Católica Romana. Ella es quien introdujo la levadura del credo trinitario en el año 325 d.C. en el Concilio de Nicea, obligando a los cristianos a comer el pan leudado de su propio 'evangelio', porque, les decretó que si no lo comían (obediencia absoluta) no podían ser salvos. Esto es historia registrada y pública para el creyente honesto que quiere creer solamente la verdad. 

La levadura, para leudar el pan del evangelio original, es el credo trinitario romano  de tres personas Padre, e Hijo y Espíritu Santo en la Divinidad, que modificó la verdadera doctrina de la Unidad de Dios. Esto hizo tres deidades del Unico y Absoluto Espíritu Eterno. Muchos cristianos que comieron esta creencia, en ignorancia declaran hasta hoy que hay una primera, una segunda y una tercera persona en Dios, nuestro Creador. Es una creencia pagana politeísta, que a los ojos del Señor es pecado de idolatría. 

La levadura trinitaria repartida en tres porciones por la mujer, fue mezclada con las palabras del evangelio de Hechos 2:38. Al  arrepentimiento le añadió: obediencia a la 'madre iglesia' como se autonombró la mujer. Se arrogó 'maternidad' asumiendo el lugar de la paternidad de Dios, al inventar la primera persona de Padre. En el bautismo de agua cambió el Nombre Jesucristo por los títulos Padre, e Hijo y Espíritu Santo y modificó el perdón de los pecados, (que es a través del Hijo de Dios), cobrando indulgencias e imponiendo obras de justicia propia  a los feligreses. Inventó el bautismo de niños pequeños y de adultos con el rociamiento sobre la cabeza. El bautismo del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento lo leudó y estableció que el Espíritu se recibe al comer la ostia en las misas. Todo esto, por supuesto, fue para respaldar la idolatría y congeniar políticamente con el pueblo pagano del imperio romano y tenerlo cautivo hasta hoy.

El pan original del evangelio de Jesucristo fue leudado con el espíritu trinitario y lo han comido millones de cristianos católicos, protestantes y evangélicos. Siendo que es otro pan, es otro evangelio porque está sucio con el paganismo del infierno. Es tóxico para la mente del creyente. No te trae la bendición de que Cristo sea formado en tu alma y espíritu. Las sensaciones emocionales y las obras de iglesia, no son el Espíritu de Cristo. Por esto, hay muchos falsos ungidos y cristianos manufacturados e infieles. No estarán en el arrebatamiento, ni en el reino milenial de Cristo como Su Esposa. Recién se van a enterar de la condición de sus almas, cuando comparezcan al final del milenio ante el gran trono blanco del Juicio de Dios (leer Jn. 5:28-29 y Ap. 20:12-13).

Con la luz verdadera de la revelación divina, los creyentes que la reciben deben regocijarse en el verdadero río de Vida. Así es. El Espíritu Santo es el Todopoderoso Dios y Padre y también es Cristo el Hijo Unigénito, que está en Su seno.  No es ninguna tercera persona en la Divinidad. Es la Unica y absoluta Divinidad del Uno y el Mismo Yo Soy. Sus oficios y funciones de Padre, de Hijo de Dios y de Hijo del Hombre en Jesucristo, son el testimonio Visible en el cielo y en la tierra de Su Espíritu Invisible (ver 1 Jn. 5:8). 

El gozo que Jesús nos prometió es cumplido por el Espíritu Santo. ¿Cuál es ese gozo Suyo? Es manifestar a Cristo y Su palabra en Sus santos. Este fue el propósito del Padre al identificar a Ezequiel con el Varón, con el templo, con el río del templo y con la tierra prometida. Hoy, de la misma manera Cristo ha venido en forma angelical (ver Ap. 10:1-2) a bautizarnos en Espíritu Santo y fuego. 


CONCLUSION


El misterio de Dios es transformarnos en Hijos glorificados, que poseen la mente y el cuerpo angelical de Cristo en el alma - espíritu y en el cuerpo. 

'En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama, y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él' (Jn. 14:20-21).

'Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana' (Sal. 46:4-5).


Diciembre 2023