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LAS VARAS DE JACOB


'...Y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán.

Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. 

Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber. 

Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores. 

Y apartaba Jacob los corderos y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. 

Y  sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas. 

Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles para Labán, y las más fuertes para Jacob. 

Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos' (Gn. 30:36-43).


Esta palabra es para todo creyente en Jesucristo que anhela nacer de nuevo. El nuevo nacimiento es la verdadera conversión. Si tú piensas que has renacido, ahora tienes que escudriñar lo que has recibido. Hay mucha controversia en el mundo-iglesias acerca de las doctrinas del nuevo nacimiento y de la conversión. La confusión se debe a la falsa enseñanza de que hay que convertirse a alguna iglesia, grupo o confesión cristiana evangélica. Pero esa clase de conversión no es el nuevo nacimiento. Si entramos en la revelación divina, es decir, si recibimos lo que dice Jesucristo acerca de nuestra conversión a Su Persona y Su palabra, en Juan 3: 3, 5 y 16 nos declara que sólo por medio de El tenemos el verdadero nuevo nacimiento. 

Veamos cómo fue convertido Jacob, antes que su nombre fuera llamado Israel. Te solicito, querido lector, que te esfuerces y leas esa historia en Génesis  27 al 33. Se deben mirar bien de cerca algunas cosas, que estimo de vital importancia para poner en práctica nuestra fe. Siempre surge en el creyente el tema de cómo desenvolvernos y funcionar como hijos de Dios. Tomando como patrón de estudio el conocimiento  en las Escrituras de que somos alma, espíritu y cuerpo (1 Ts. 5:23), vamos juntos a obtener el entendimiento que nos da el Espíritu Santo, autor y vida de la Biblia.


CRISTO EN EL ALMA


Jacob, en esa fase de su vida antes de ser llamado Israel, representa el alma justificada por creer en la bendición de la Primogenitura, que le profetizó su padre Isaac. Justificado significa que estaba en la primera etapa del nuevo nacimiento, como cuando un niño es engendrado. El era un justo de Dios. Hoy, esa es la condición de los creyentes que han creído en Jesucristo como Su Señor y Salvador, pero son todavía inmaduros, es decir, son niños espirituales. Aun no viven para Dios muertos al pecado, por medio del poder de la resurrección de Cristo (Ro. 6: 11-14).  Pero en sus almas, en lo profundo de su corazón tienen el anhelo de una superación. Para obtenerla, se tienen que convertir al evangelio  de Dios, que fue anunciado por Sus apóstoles  y está registrado en el libro de 'Hechos de los Apóstoles' (ver capítulos 2 y 3). 


Los cristianos justificados por la fe en Jesucristo, como Jacob buscan la victoria en su perfomance personal en el mundo. Quieren dar vuelta sus fracasos y frustraciones para emprender una vida nueva. Y lo pueden conseguir arreglando sus lámparas, enderezando y corrigiendo su relación con la palabra de Dios, como las vírgenes prudentes de la parábola (ver Mt. 25:10). Comienzan por creer en la revelación de la  palabra y abandonan la interpretación religiosa de la teología humana. Implantan en el abrevadero de su corazón las varas de álamo, avellano y castaño que fueron cortadas de esos árboles  por Jacob. Las varas fueron heridas de muerte y luego fueron peladas y descortezadas, revelando así su parte blanca.  

Hoy, los tres árboles representan a Jesucristo y las varas son la revelación del evangelio. ¿Qué buscaba Jacob con eso...? El buscaba que la misma conversión de su alma y la superación mental, que había experimentado por creer el mensaje del ángel de Dios (Gn. 31:11-13), ahora también convirtiera a las ovejas blancas de Labán en ovejas pintadas y coloridas. Porque este fue su salario que había acordado con Labán, ya que no tenía ninguna otra manera de prosperar y ser libre (Gn. 30:32). Jacob decidió reunir para él todas las cabras y ovejas manchadas de los hatos de Labán. A las ovejas blancas en celo les aplicó las varas de cierta manera que estaba de acuerdo con la revelación que tenía. El practicó ese método con toda su alma, porque creyó el mensaje que Dios le reveló. Ese mensaje es hoy el evangelio apostólico original, que tenemos que aplicar en nuestra vida de acuerdo con la voluntad del Señor.

Estaba gozando de una gran victoria interior en su propia persona como resultado de la visitación divina que recibió, y por medio de la cual tuvo la visión y el mensaje. Esta experiencia con Dios, conmovió su alma y cambió su mentalidad. Ahora, para el verdadero creyente, todo esto de Jacob unido con la visión y las varas indica que nos tenemos que identificar con el Hijo de Dios y Su obra en el Calvario.  Cuando tú crees en El de todo corazón, Cristo viene a tu alma. Es la más grande victoria del creyente aquí en la tierra. La fe en nuestro Salvador y en la palabra de Su obra expiatoria en la cruz, convierte el alma y nos trae, como añadidura, la gloria de ser transformados progresivamente a la imagen de Cristo.   


CRISTO EN NUESTRO ESPIRITU


El espíritu humano es la vida del alma y del cuerpo. Los rebaños de ovejas, cabras, camellos y asnos representaron el conocimiento de Cristo, que está grabado y escrito en  la mente y en el corazón, es decir, en el pensamiento y en el sentimiento de nuestro espíritu. Cuando Jacob (figura del alma) se convirtió a la visión y a la palabra que Cristo le reveló, él implantó esa revelación en el abrevadero de agua para que el ganado de Labán fuera convertido en patrimonio de Jacob. Esto denota (en sentido figurado) que el ganado de nuestros pensamientos y sentimientos carnales deben ser convertidos en pensamientos y sentimientos espirituales. El rebaño blanco de Labán (que es el conocimiento religioso) dio a luz el rebaño colorido de Jacob (que es el conocimiento espiritual). ¿Por qué...? Porque las ovejas blancas de su autoritario tío representan la justificación contaminada del cristianismo nominal. 


La justificación del cristiano genuino es por creer en Jesucristo, creer en Su sangre y creer en el arrepentimiento de haber pecado.  Esta es la túnica blanca de nuestra salvación. Creer en la Justicia que Jesucristo nos hizo en la cruz (leer Romanos 5:1-2). Pero en Padán-Aram, esa blancura delante de Dios es la fe mezclada con la justicia propia de las obras humanas. Tanto es así, que el pensamiento (el carnero) y el sentimiento (la oveja) están sucios con el credo trinitario y con las diferentes doctrinas denominacionales. Como resultado, la práctica del evangelio trinitario no es la justicia de Cristo. Es justicia propia, de lo cual hay que arrepentirse y renunciar. Lo blanco de Labán (la justicia del hombre viejo) no es lo blanco de Jacob, el hombre nuevo de Dios. Por mucho tiempo, él solo tenía las ovejas y el ganado de Labán que se multiplicó en gran manera, por su gran esfuerzo humano hecho con su mente carnal y con su fuerza física. Pero él no tenía nada propio. Es porque trabajó con el espíritu del mundo. No lo hizo con el Espíritu de Cristo en su mente. Además estaba en territorio ajeno, en el lugar equivocado. 


Con la visitación y llamamiento del ángel de Dios fue convertida su mente a la mente de Cristo. Su espíritu vio  que la dimensión de arriba vino a él con una revelación divina. Y comenzó a entrar en el Reino del Espíritu de Dios. Los ojos espirituales de su mente y corazón se limpiaron y se abrieron. La tierra de Labán resultó ser la baja y oscura dimensión terrenal que lo tenía cautivo y en servidumbre a él y su familia. Dios le mostró cómo convertirse y ser libre en su espíritu para transformar su destino. Esto aconteció cuando su pensamiento y su sentimiento se reunieron con la verdad de la visión de Dios. Y Jacob creyó que se puede ser de arriba viviendo aquí abajo, pero ya no conforme a este siglo, el tiempo del hombre, sino como vivió Jesús conforme al Espíritu de Cristo. Claramente, por la palabra revelada discernió que él era de arriba y que Labán, el materialista, era de abajo. La fe verdadera es la revelación de la palabra de Dios.


LA CAUTIVIDAD Y ESCLAVITUD DE LA MENTE HUMANA SIN EL ESPIRITU DE CRISTO


Padán-Aram significa la mezcla de la teología del hombre con la letra bíblica, la combinación de lo que es de abajo con lo que es de arriba, porque Padán significa llanura y Aram significa altiplanicie. Es el sistema religioso organizado de las iglesias denominacionales con sus credos, doctrinas y tradiciones. El uso y el acostumbramiento del espíritu humano (la mente) a la dimensión de Padán-Aram es un tóxico, alienante y destructivo lavado cerebral. Muchas personas se fanatizan y se vuelven religiosas legalistas. Otras son enseñadas a ser más liberales y consecuentes con el mundo. Otras caen en el materialismo del falso evangelio de la prosperidad y en la fórmula sicológica de la autoestima personal, que hace girar egoístamente a la persona siempre alrededor de sí misma. De manera que nunca se puede concentrar en Cristo Jesús y obtener la óptica de Su mente glorificadora del alma humana justificada (Ro. 8:30). Dios le dijo a Jacob que se fuera de allí y que regresara a la tierra de su nacimiento. Esto significa que hoy los verdaderos creyentes salgan de la religión organizada y vuelvan a Hechos de los Apóstoles, la tierra de la fe cristiana original y del completo nuevo nacimiento espiritual (ver Gn. 31:13).

Todas estas cosas y otras más han producido la tibieza y la ceguera espiritual del cristianismo en esta última Edad de Laodicea (ver Ap. cap. 3). Jacob se dio cuenta y se volvió contra eso. El rebaño colorido que el Señor le dio significa  tener nuevos pensamientos y nuevos sentimientos. Cuando Jacob creyó la palabra que recibió y la retuvo en su espíritu, comenzó allí su conversión mental y sentimental. Así se liberó de sí mismo. El verdadero problema era él mismo, antes que Labán. Al liberar nuestra mente de nuestro propio egocentrismo, desaparecen las influencias negras del egoísmo que poseen los demás. Cuando Jacob renunció a sí mismo, Labán dejó de ser su patrón. La mente carnal es egoísta, estructurada, teórica, compleja, insegura y temerosa. Produce desorden, aflicción, angustia, confusión, cautividad y esclavitud del espíritu.


Por tanto, la conversión o nuevo nacimiento es la unión por fe del alma, del espíritu, del corazón y del cuerpo con la muerte y la resurrección de Jesucristo. El nos hace limpios y libres de la esclavizante carnalidad. Si tú crees y obedeces el evangelio de la cruz, vas a recibir el nuevo nacimiento, porque El resucitó de la muerte para tu resurrección espiritual. Aparecerá el rebaño colorido de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios en tu vida. Esto es la renovación mental que viene después de la entrega del alma (tu persona) al evangelio verdadero. Entonces obtienes la mente y el sentir de Cristo en el espíritu.


CRISTO EN EL CUERPO


Todas aquellas tierras  antiguas de Canaán, donde nació Jacob, y Padán-Aram donde nació su tío Labán, son figura de la palabra escrita de la Biblia, y también del cuerpo físico del creyente, porque las Escrituras se han hecho carne en su cerebro y en su corazón.


El abrevadero es nuestro espíritu en el corazón físico del cuerpo. El agua dentro del abrevadero es el Espíritu Santo. Las varas peladas y descortezadas de Jacob son la revelación del sacrificio de Jesús en la cruz, que implantan el poder de su muerte en nuestro cuerpo, con tal impacto sobre el pecado (egoísmo) y la naturaleza humana caída (viejo hombre), que convierte el alma, la mente y el corazón. Escrito está :


'Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, y hasta las coyunturas y los tuétanos (el cuerpo), y es capaz de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón' (Heb. 4:12).


Nos gozamos por las victorias. Sí, venimos de victoria en victoria. Pero algo no nos deja conformarnos con ser solamente vencedores en Cristo, porque siempre tenemos que vencer por medio de Aquel que nos amó (Ro. 8:37). Eso no le sorprende al Señor. Pero El nos hace vencedores con un objetivo y propósito espiritual, el cual es que vivamos de gloria en gloria. Mientras tanto, debemos ir siempre de victoria en victoria sobre el egoísmo, la carnalidad, el mundo del sistema humano sin Cristo y sobre la tinieblas espirituales malignas. Es un deber ser vencedores. Las tinieblas van pasando, se alejan derrotadas delante de la luz del creyente vencedor, gracias a la Roca de la mente de Cristo en nuestra mente, que nos da la victoria siempre. 


El es la Luz que está brillando y alumbrando a los creyentes vencedores (ver 1 Jn. 2:8). ¿Qué nos viene a revelar Su luz...? Nos revela que los convertidos a Su muerte de cruz, podemos ser hechos hijos de Dios. El objetivo del misterio de Dios es que vivamos de gloria en gloria, más que de victoria en victoria. Las victorias son temporales, pero las glorias son eternas. La primera gloria es la conversión del nuevo nacimiento, por medio del evangelio de Hechos 2:38 que dice así: 

'Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en  el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo'.

[Estimado lector: Es mi responsabilidad dejar bien claro en tu conciencia, que este mandamiento de Cristo a través del apóstol Pedro el día de Pentecostés en Jerusalén, no es obedecido, ni practicado por las iglesias evangélicas denominacionales. Ellas no bautizan en el Nombre de Jesucristo. Bautizan en los títulos del trinitarismo: Padre, Hijo y Espíritu Santo del catolicismo romano, lo cual es anticristo. Es un espíritu pagano que encarcela a las personas. El creyente contaminado y sin la revelación del Nombre Jesucristo, sufre un estorbo mental y no puede vivir en el poder de Su muerte y resurrección. Pero, Dios en Su Gracia ha provisto los verdaderos obreros que lo predican y enseñan. Por tanto, los elegidos Suyos los reconocerán y creerán en sus ministerios enviados por el Señor, para bautizarlos en el Nombre de Jesucristo y recibir el verdadero Espíritu Santo prometido, conforme a las Sagradas Escrituras.] 

La siguiente gloria es la transformación a la imagen de Cristo,  por medio del Espíritu Santo (2 Co. 3:18). Estas son nuestras primeras glorias. Pero las glorias propias del Hijo de Dios están preparadas para ser añadidas al nuevo nacimiento y al crecimiento espiritual de Sus discípulos que están en la tierra. Todo ello forma parte de una transformación que va en aumento, hasta la consumación de la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada (leer Ro. 8: 16-18 y  2 Pe. 1:5:11).


'El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo' (1 Jn. 2:6).


Noviembre 2023