'En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá.
En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur.
Me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y él estaba a la puerta.
Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel' (Ez. 40:1-4).
'Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.
Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.
Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.
Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa; y un varón estaba junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre;' (Ez. 43:1-7).
'Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario' (Ez. 44:5).
'No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino' (Jn. 14:1-4).
'...Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos' (2 Cor. 5:1).
El relato profético de Ezequiel es acerca del tercer templo de Israel, que será construido próximamente en Jerusalén. El ya estuvo allí en visiones de Dios y conoció el gran edificio que nos describe en su libro. Nos presenta un mensaje literal y espiritual al mismo tiempo a los hijos de Dios que anhelan la revelación divina, para tener entendimiento de la palabra. Ellos no quieren ser solamente oidores sino también hacedores de la voluntad de Dios, porque saben que la fe sin obras es una fe sin vida (Stg. 2:17). En primer lugar, un Varón le dice a Ezequiel que el asiento de Su gobierno será en el Lugar Santísimo del templo venidero. Estudiemos la relación que tenemos hoy los hijos de Dios, con lo que vio y oyó el profeta de Dios.
'Y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre;...' (Ez. 43:7).
El Varón es el Señor Jesucristo y todo el templo es la plenitud de Su Vida en el verdadero creyente. Ezequiel es figura del alma, nuestra personalidad, donde funcionan la fe y la voluntad. Luego tenemos nuestro espíritu, el cual es la mente del cerebro y el sentir del corazón, respectivamente, para poder mirar y oír atentamente lo que el Señor nos revela. Hoy es el tiempo del Fin del reino pecador. Pero es también la bendición para los santos Novia de seguir a Jesucristo y poseer la plenitud de Dios.
'...Porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella y el Cordero' (Ap. 21:22).
'¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, y que no sois vuestros?' (1 Cor. 6:19).
LAS FACULTADES MENTALES
Así como sucedió con Ezequiel, el alma-espíritu de los hijos de Dios nacidos de nuevo, ha sido trasladado por el Padre al Reino de Su Hijo Amado (Col. 1:13). En cuanto a nuestro cuerpo, los sentidos físicos del tacto, la visión, el gusto, el oído y el olfato, deben estar sujetos a las puertas de nuestro espíritu que son las facultades mentales. Estas facultades son la conciencia, la imaginación, la memoria, el afecto y la razón. Cada una de ellas tiene una obra específica en unidad con el Espíritu Santo y la palabra revelada, que santifica y perfecciona nuestra personalidad. El resultado es ser transformados a la imagen y carácter de Jesucristo (Ro. 12:1-2).
Como las puertas de una casa tienen bisagras, manivelas, cerraduras y llaves para funcionar correctamente, así también cada puerta o facultad mental de nuestro espíritu tiene que retener las enseñanzas de Jesucristo, porque nos unen con los cinco sentidos de Su mente. El Mismo nos guía con Su ministerio apostólico, bajo la gloria de la autoridad, el amor y la sabiduría de Dios. Nos está revelando Su palabra hoy en la tierra a todos Sus siervos fieles, como lo hizo con Ezequiel.
La conciencia es, en sentido figurado, los pies y las manos del espíritu. Ella camina con el conocimiento de Dios y obra con mucho tacto. En Mt. 22:13 el 'amigo' de la parábola es atado de pies y de manos, porque no se ha identificado con el evangelio de Hechos 2:38. Eso es no tener el vestido de boda de la muerte de Jesucristo en el cuerpo y Su resurrección en el espíritu, para ser un hombre nuevo (Ef. 4:24). Por haber tomado con liviandad el evangelio, es reprobado por el Señor y entregado a las tinieblas de afuera por Sus siervos. Tiene que arreglárselas allí con sus opiniones personales (que son sus pies) y con sus propias obras (que son sus manos), sin la mente de Jesucristo. Cada pie y cada mano significan, por un lado el tacto del espíritu y por otro lado el tacto del cuerpo físico. Así es también con los demás sentidos.
Nuestro lado izquierdo es el espíritu y nuestro lado derecho es el cuerpo. Jesús dijo que hay que cortar y echar fuera todo lo malo del ojo, de la mano y del pie del lado derecho porque es carnalidad que contamina al espíritu (Mt. 5:27-30; Mr. 9:42-47). El mal mirar, el mal obrar y el mal andar con ideas torcidas proviene del viejo hombre del cuerpo mortal. Así es que, las cinco facultades mentales que tenemos poseen dos lados que están repartidos, cada uno, en el espíritu y en el cuerpo.
La imaginación tiene su paralelo con los ojos porque es la mirada del entendimiento espiritual, donde el Señor nos revela Su palabra, profecías y sueños.
La memoria nos recuerda las verdades alojadas en el espíritu y se expresa en nuestra boca con palabra hablada. La relación entre la memoria del espíritu y la boca del cuerpo es innegable.
El afecto es los oídos sensibles del espíritu en el corazón del cuerpo físico, para amar al Señor y al prójimo. Esta facultad es muy importante en la persona de cada uno,
El razonamiento se vincula con el olfato, pues discierne, intuye, percibe y piensa lo que es santo y lo que es profano, la buena doctrina y la falsa doctrina, así como la nariz huele los buenos y los malos olores.
El conocimiento de nosotros mismos es esencial para poner atención, mirar y oír a Jesucristo como lo hizo Ezequiel. Su gloria ha descendido hoy sobre los hijos de Dios, desde el oriente del Reino de Dios. 'Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre' (Mt. 24:27). Ha venido con Voz de arcángel para perfeccionar nuestro entendimiento de Su palabra. Ya pronto viene Su gloria del norte con la Trompeta Final de todo Su poder, para resucitar a los santos durmientes y transformar a los santos vivientes, que juntos serán arrebatados antes de la gran tribulación en la tierra (1 Tes. 4:16).
LA GLORIA DE DIOS
El llamamiento a Ezequiel y a cada elegido es al trono de Dios en el Lugar Santísimo (Ap. 4:1-2), para ser edificados por Jesucristo como la Ciudad Santa, Nueva Jerusalén. El Eterno es el Templo en ella (Leer Ap. 21:1-2). Hago énfasis en esto hermanos: Que el Templo del que estoy hablando, prefigurado por el templo de Ezequiel, es la plenitud de Dios en la Ciudad espiritual que somos todos Sus santos bautizados en Cristo (Ap. 21:22). El Señor Jesucristo nos está liderando, conduciendo y revelando el misterio de Dios en la más alta dimensión de Su Espíritu. Si tienes vista y oído espiritual, debes creer y darte cuenta que la Casa donde estamos es el Padre, en el cielo y en la tierra al mismo tiempo, siguiendo por fe al Señor Jesucristo.
'...Y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino' (Jn. 14:1-4).
'...Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos' (2 Cor. 5:1).
Jesucristo conduce tu alma con Su ministerio de ascensión (Heb. 9:11-12). El dijo que Sus palabras son Espíritu y Vida (Jn. 6:63). Perfeccionan el entendimiento y transforman al creyente en sacerdote de Dios. Nuestro espíritu irradia Su imagen y nuestro cuerpo es el templo santo del Eterno, así como aconteció con Jesús (Heb.1:1-2). Poner atención a la visión que ilumina nuestro espíritu y oír las palabras que el Espíritu Santo nos está hablando como a Ezequiel, es una gran responsabilidad de cada renacido (Ez. 44:5).
Es tu alma ejerciendo la fe y la voluntad, con amor, valentía y esfuerzo tenaz, quien debe tener un espíritu guardián, vigilante y defensor de la palabra de Dios. Toma la mente de Cristo en todas las facultades mentales de tu espíritu, por medio del Espíritu Santo (Lee 1 Cor. 6:17). Cada facultad que tenemos es una puerta de entrada y de salida. Para eso ha venido a ti y a mí con la enseñanza de Su Voz de arcángel de 1 Tes. 4:16, en este tiempo final. Es para formar Su alma en nuestra alma y Su mente en nuestra mente, con la revelación de Su palabra. El Espíritu Santo glorifica al Hijo de Dios y nos damos cuenta que la manifestación de Su Persona en Sus hijos es el propósito de Dios. Jesucristo, Quien es también Cristo Jesús, no es el pensamiento intelectual estructurado ni el sentimiento religioso que inspira la doctrina del hombre.
'Jesús le respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia' (Jn. 7:16-18).
DOCTRINAS VERDADERAS
'Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor' (1 Cor. 1:30-31).
El Espíritu Santo es el revelador de Jesucristo, el fundamento de tu fe. Porque debes saber en Quién estás creyendo, sobre qué revelación estás parado, de dónde vienes y hacia dónde vas. Necesitas darle rumbo cierto a tu alma en un solo camino. Muchos cristianos no conocen el camino, porque no son discípulos de la revelación del evangelio bíblico. Lo ven solamente como plan de salvación o leche espiritual. Pero qué equivocados están al menospreciarlo así. Tal es el caso del 'amigo' en Mateo 22:11-12. Esos amigos son las vírgenes fatuas que se perderán el arrebatamiento. En su ignorancia, por causa del velo carnal que los tiene cautivos, andan por dos caminos separados: el terrenal y el celestial, el de la carne y el del espíritu, el camino del mundo y el camino de Dios al mismo tiempo. Pero la Biblia dice:
'Así dijo Yo Soy: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por El, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos' (Jer. 6:16).
Los caminos del hombre son sus propias ideas, de las cuales se debe arrepentir. Pero las sendas antiguas de Jeremías 6:16 nos conducen al Buen Camino, la Verdad y la Vida eterna. Las sendas antiguas son las cuatro doctrinas del evangelio: la sabiduría, la justificación, la santificación y la redención. Cada una de estas palabras son la vida y la obra del Hijo de Dios. En la Biblia, son representadas en forma simbólica, como cuatro seres vivientes:
'Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando' (Ap. 4:6-7).
El Espíritu Santo como el águila volando, descendió desde el día de Pentecostés hasta hoy con la doctrina del Juicio de Dios (Job. 37:22; Sal. 48:2). La Sabiduría habló a través del apóstol Pedro en Jerusalén, condenando la incredulidad y rebelión del hombre contra el Creador. Pedro declaró a Jesucristo como el Señor y el Salvador de todos y las palabras siguientes que lo encarnan en el creyente que las obedece :
'Arrepentíos, bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo' (Hch. 2:38).
El Espíritu Santo con rostro de hombre es la humanidad de Jesús, el Justo que justifica al creyente en El (Ro. 3:26). Esta revelación es la doctrina de la justificación por la fe en Su sangre y el arrepentimiento de obras muertas (Heb. 6:1).
El Espíritu Santo como becerro es la doctrina de la santificación en las verdades del evangelio y de la Biblia (Jn. 17:17). Mediante el bautismo en Su Nombre Jesucristo somos santificados en Su muerte y hechos perfectos para siempre, por la ofrenda de Su cuerpo crucificado y sepultado (Heb. 10:14).
El Espíritu Santo como león es el poder de Jesucristo, que produce el nuevo nacimiento del creyente. Viene a tu alma y te revela la doctrina de la redención, por la cual somos perfeccionados en el entendimiento de la palabra y transformados a Su imagen.
CONCLUSION
Cuatro poderosos vientos recios del cielo vinieron desde el día de Pentecostés hasta hoy, sobre toda la humanidad. Son la Sabiduría de Dios, la Justificación por la fe y el arrepentimiento, la Santificación del bautismo en Su Nombre Jesucristo y la Redención del Espíritu Santo. Solamente creyendo en El y obedeciendo Su palabra (Hch. 5:32), podemos experimentar el bautismo del Espíritu Santo para nacer de nuevo y tener vida eterna. Las cuatro doctrinas del evangelio nos revelan al Hijo de Dios y Su carácter en nuestra alma, Su mente en nuestro espíritu y Su cuerpo glorificado en nuestro cuerpo. ¡¡ Bendiciones a tí Padre Eterno y a Jesucristo el Señor y Salvador del alma !!
Los cuatro seres vivientes del Espíritu Santo, llenos de ojos por delante y por detrás, son los cuatro ángeles de Dios que inspiraron a Mateo, a Marcos, a Lucas y a Juan para revelarnos a Jesucristo. Sus cuatro crónicas bíblicas que llamamos el evangelio del Nuevo Pacto, son los cuatro guardianes celestiales del alma del creyente. Describen la vida y obra de nuestro Señor y Salvador. Defienden la fe apostólica que una vez y para siempre nos ha sido dada a los santos de Dios (Judas 1:3). Son las sendas antiguas que conducen al Buen camino de nuestra salvación.
Por las puertas de nuestro espíritu ungido con Su Espíritu, recibimos en el alma la revelación de Quién es Jesucristo. El ha venido a ti y a mí con la Gloria de Su ministerio, para que conozcamos al Padre y para perfeccionar con Su mente nuestro entendimiento de las Sagradas Escrituras.
'Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra' (2 Ti. 3:16-17).
'Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo curiosidad de oír, se amontonarán maestros que se amolden a sus propios deseos, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas' (2 Ti. 4:3-4).
'Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dichos antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas' (Mt. 24:24-28).
Septiembre de 2024