Parte 1
'Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Vé en paz. Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Vé y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte. Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano. Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito. Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo. Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre, a causa de la circuncisión. Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión' (Ex. 4:18-26).
'Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras' (Jer. 17: 9-10).
SEFORA EN MADIAN
La tierra de Arabia, donde vivió Moisés con la tribu de Madián después de separarse de Egipto, es una dimensión de aislamiento y soledad espiritual del creyente verdadero. Jetro, el sacerdote de Madián es figura de una clase de pastor evangélico que, bajo la misericordia de Dios, guarda una parte de la verdad del evangelio: la justificación por la fe. Madián representa verdades bíblicas enfocadas con la interpretación intelectual, en la iglesia denominacional evangélica. Por tanto, los madianitas son un tipo de los medio-cristianos, porque son incircuncisos, es decir, sin la obra de la cruz en sus corazones. Son fruto del conocimiento bíblico mezclado con el razonamiento y los sentimientos humanos, cristianos sin revelación de la palabra.
Moisés, fue un tipo de Cristo y del elegido. Estuvo allí durante cuarenta años y fue el esposo de Séfora, una de las siete hijas de Jetro. Séfora en Madián representa al cristiano inmaduro y carnal. Moisés, su esposo, apacentaba las ovejas de su suegro. Las ovejas son el fruto de la tierra que dan lana y alimento. Significa el conocimiento bíblico como patrimonio de Jetro, el pastor evangélico. Ahora ¿qué es esto que hizo Moisés desde el punto de vista espiritual? Es el cuidado y vigilancia de las verdades básicas de la fe en Dios, bienes y asuntos del Señor de lo cual se alimenta Jetro y su familia, es decir, cristianos denominacionales que gozan del servicio de Moisés, algún siervo consagrado a Dios que tiene la convicción de su salvación y les provee alimento espiritual. Es lo que sucedió con el Profeta a los gentiles de esta última Edad de Laodicea, el hermano William M. Branham. Antes de su llamado por Dios al ministerio profético, él estuvo sirviéndole dentro de la iglesia evangélica bautista.
Moisés entre los madianitas es figura de los creyentes escogidos, siendo moldeados en la paciencia. Hasta que obedezcan el llamamiento del Espíritu a la fe original apostólica, allí se encuentran entre cristianos sin circuncisión espiritual, de mente carnal. En Sinaí, el monte de la revelación divina, como Moisés ante la zarza ardiendo, reciben el ministerio de Cristo para ser la luz del mundo y la sal de la tierra. Su comisión es llevar vida y liberación a las almas cautivas del Israel de Dios que es esclavo en Egipto. El grupo madianita es esclavo de sí mismo, es decir del viejo hombre y su egoísmo, por estar contaminados con el espíritu denominacional. En sus declaraciones de fe confiesan el trinitarismo y en su institucionalidad se gobiernan con el nicolaísmo.
En cuanto a Egipto, éste es una región o dimensión más alta. Es el reino de faraón, un espíritu egocéntrico de incredulidad y orgullo oculto en todo hombre que lidera el sistema político, religioso, militar y materialista del mundo. El gobierno del reino pecador está mezclado con las religiones de cada nación, con las idolatrías paganas y con las supersticiones de la sociedad. Su pueblo egipcio es el cristianismo adúltero e infiel a Cristo, porque idolatra sus credos, dogmas y tradiciones. Está de acuerdo con el ecumenismo apóstata y engañoso establecido por Babilonia, la religión organizada. Egipto es cautividad y esclavitud de faraón, el ego carnal del hombre y eso es el pecado del mundo (Jn. 1: 29). Babilonia es caos, confusión y hechicería religiosa. Egipto y Babilonia son el matrimonio entre la política y la religión, cualquiera que sea. El pueblo de Israel son aquellos hijos de Dios cautivos del líder - faraón nicolaíta - que gobierna toda iglesia, congregación o grupo denominacional, a través de un señorío jerárquico heredado de la organización católica romana.
En cuanto a Egipto, éste es una región o dimensión más alta. Es el reino de faraón, un espíritu egocéntrico de incredulidad y orgullo oculto en todo hombre que lidera el sistema político, religioso, militar y materialista del mundo. El gobierno del reino pecador está mezclado con las religiones de cada nación, con las idolatrías paganas y con las supersticiones de la sociedad. Su pueblo egipcio es el cristianismo adúltero e infiel a Cristo, porque idolatra sus credos, dogmas y tradiciones. Está de acuerdo con el ecumenismo apóstata y engañoso establecido por Babilonia, la religión organizada. Egipto es cautividad y esclavitud de faraón, el ego carnal del hombre y eso es el pecado del mundo (Jn. 1: 29). Babilonia es caos, confusión y hechicería religiosa. Egipto y Babilonia son el matrimonio entre la política y la religión, cualquiera que sea. El pueblo de Israel son aquellos hijos de Dios cautivos del líder - faraón nicolaíta - que gobierna toda iglesia, congregación o grupo denominacional, a través de un señorío jerárquico heredado de la organización católica romana.
Los elegidos de Dios, entre ellos, gimen afligidos por su liberación y el Señor les oye. Cuando les responde en Su Gracia, estos creyentes reciben de Dios el mensaje del Juicio al pecado que anunció Moisés en Egipto. Tienen que abrir los ojos y ver que Cristo no fundó la religión organizada. El está afuera de ella (Ap.3:20). Si oyes Su mensaje y abres tu mente, El entrará en tu corazón y te revelará el evangelio de Hechos 2:38, para que seas verdaderamente libre y puedas salir de en medio (del espíritu babilónico) de ellos (ver Mt. 25:6). Entonces podrás entender que cruzar las aguas del mar Rojo es bautizarte en el Nombre de Jesucristo, conforme a las Escrituras, para santificar tu alma del espíritu trinitario,
El mensaje profético de los obreros de Cristo cosecha almas como Moisés. Reprueba la hipocresía religiosa y predica el evangelio original en el tiempo del Fin (Mt. 13:41-43). Es el bautismo del Espíritu Santo en la era de trigo del verdadero evangelio, de la misma manera que los hijos de Israel obedecieron a Moisés y llegaron al monte Sinaí, para recibir la revelación de la palabra de Dios. Todos fueron trillados en la era del desierto, para ser santificados de la mentalidad egipcia en sus corazones. Los creyentes grano de trigo fueron separados y por medio de Josué entraron en el granero de la tierra prometida.
SEFORA EN EL CREYENTE
Junto a Moisés está Séfora la madianita. Esto es ciertos cristianos evangélicos del lado de la verdad, separados de la apostasía del ecumenismo. La tribu de Madián era descendiente de Abraham y Cetura, lo que le daba un parentezco con Israel así como esta clase de cristiano es pariente de la iglesia bíblica original. Debemos ver esta palabra personalizada en nosotros, es decir, apuntarnos en forma interior. Moisés también representa el alma del elegido que ha nacido de nuevo. Es una nueva persona. Séfora es tipo del corazón humano incircunciso (no crucificado) que muchas veces ha causado aflicción al alma. Ellos en Madián, como esposos tuvieron muchos conflictos en su convivencia, lo cual indica como lección bíblica que, durante algún tiempo, hay un desencuentro entre el alma del renacido y su propio corazón físico (Ro. 2:29).
Muchos cristianos carnales, así como le sucedió a Séfora, están engañados por el ego del cuerpo en su corazón. No saben que es la ley del pecado en acción. El corazón se les manifiesta incrédulo, orgulloso, mentiroso, falso, enredoso, hipócrita, acusador, contencioso, quejoso, posesivo, autoritario, dominante, ilusorio, conformista, avaro, codicioso, idólatra, justicia propia, individualista, liberal, mundano, cobarde, materialista, frívolo, vacío, vago, terco, rebelde, desordenado, manipulador, independiente, infiel, rencoroso, traidor, afanoso, inquieto, precipitado, impulsivo, concupiscente, fatuo, inconstante, fluctuante, tradicionalista, intemperante, insubordinado y desobediente al gobierno del Espíritu Santo (Ver Gál. 5:19-21).
Y esto no es así en el creyente espiritual. El cuerpo está sujeto a su espíritu libre de carnalidad y lleno del Espíritu Santo. Y el espíritu está sujeto a su alma, su verdadero yo interior que es uno con Cristo. En otras palabras, el alma gobierna al espíritu y el espíritu gobierna al cuerpo. Si no tienes esta experiencia, es porque tu corazón aun es incircunciso. Por lo tanto, el ego del viejo hombre que está en el corazón señorea tu espíritu y te separa del Espíritu Santo. La voluntad de Dios es nuestra santificación (separación, limpieza y consagración) llamada circuncisión en el Viejo Pacto (2 Cor. 7:1 y 1 Tes. 4:3-8).
En Exodo 4:25 y 26 vemos la reacción arrogante de la mujer de Moisés. Ella había impedido la circuncisión de su hijo menor. Pero, en el camino hacia Egipto, accedió a circuncidarlo delante de Moisés y al verlo sufrir de dolor acusó a su esposo. Lo circuncidó porque tuvo miedo de que su hijo pudiera morir bajo la ira de Dios, por no hacerlo (ver Gn. 17:14). Las expresiones agresivas de Séfora demuestran su incredulidad y falta de temor y reverencia al Creador. Acusa a Moisés de ser un hombre duro y cruel, por creer en el mandamiento divino de circuncidar a los varones de Israel. Mandamiento que él recibió a través de su padre y de sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob (Ver Gn. 17:10). El espíritu acusador en el corazón de Séfora es violento:
'¡A la verdad, me eres un esposo sanguinario, una persona insensible al sufrimiento que produce esta circuncisión de tu Dios!'
Sí, el razonamiento del corazón a través del cerebro físico es ciego y rebelde. Distorsiona la verdad y pretende interpretar los mandamientos del Altísimo. Ataca deliberadamente a Moisés, quien representó proféticamente la persona en Cristo. Tal agresión, es una ataque carnal contra la sincera fidelidad y obediencia del alma, la personalidad del espíritu, a la palabra de Dios. Estas cosas acontecen en el tiempo del llamamiento celestial, en el interior del creyente verdadero. El espíritu es afligido por la carne y esto perturba su alma, hasta que crucifica su corazón con Jesús en el Calvario y se une con El en Su muerte (Ver Gál. 5:24). Es triste decirlo, pero los cristianos de doble ánimo son carnales porque no sujetan con fe y autoridad el corazón al sacrificio del Señor (Leer Stg. 4:7-9).
Querido hermano, si tú eres uno de ellos y deseas ser un vencedor, debes tomar con fe la salvación de tu alma y volverte contra el pecado. Reconoce tu condición de tibieza espiritual, arrepiéntete de ello y con palabra hablada niégate al ego del cuerpo, renuncia a tu incredulidad, al libre albedrío, al orgullo y a la rebeldía. Sepárate de predicadores y maestros de teología que te han fascinado con sus escuelas híbridas. No le des culto a ninguna persona humana. Es abominación y maldición porque provocas a celos al Señor que te rescató. Clama a Dios por tu liberación del engaño religioso y tu santificación con la verdad del evangelio. Ven aquí a la palabra revelada por el Espíritu Santo. Esto te permitirá ser uno con el ministerio de Cristo de Ef. 4:11 para ser perfeccionado. El no quiere que te congregues en el sistema religioso del hombre, ni tampoco encerrándote en tus propias ideas. Cristo no está allí.
El está en Su palabra que nos está revelando cómo ser verdaderos creyentes espirituales. Vamos juntos por fe a la cruz del Calvario, donde se consuma la boda del Cordero con la Novia de Cristo. Entra en el evangelio y sé salvo de la ley del pecado y del hombre viejo que tenemos en el cuerpo. Reconcíliate con Dios, obedeciendo las palabras bíblicas siguientes: 'Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo' (Hch. 2:38). Permíteme esta pregunta: ¿Tú tienes la revelación de la salvación del alma de acuerdo con la mente de Cristo, o estás apegado al conocimiento teológico humano del plan de salvación de Dios? ¡Si es así, sacúdete hermano, desátate de ti mismo! Tú necesitas la revelación divina de la palabra por fuera del enfoque teológico.
La teología humana es educación y cultura terrenal. Estás contaminado con la fe religiosa del hombre, impidiéndole a tu alma poseer la Fe de Jesucristo. La teología de la salvación del alma es un conocimiento híbrido que ha impartido la religión organizada a los cristianos, pero no produce la experiencia de Cristo. El nuevo nacimiento completo es 'Porque un niño nos es nacido, Hijo nos es dado...' (Is. 9:6). Puedes tener teología de salvación y el hombre nuevo que nos es nacido en el nuevo nacimiento humano, pero no ser el varón perfecto de Ef. 4: 13 : la Vida Divina del Hijo Unigénito que nos dado. La revelación de Cristo en el alma que ha renacido es el completo nuevo nacimiento (Gál. 2: 20). Esto es muy diferente a decir: 'Yo tengo el conocimiento del evangelio completo...'
Su palabra nos dice: 'El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará' (Mt. 10:38-39).
Hoy es el despertar del sueño espiritual. Hay que levantarse por la fe y convertirse a la obra mediadora, expiatoria y redentora de Jesucristo en la cruz por toda la humanidad y la creación terrestre. El Padre Eterno aceptó el sacrificio de Su Hijo como el asiento de Su misericordia para el pecador arrepentido. La victoria de la fe consiste en convertirse al evangelio de la Biblia, para que Cristo nos asiente hoy con El en Su Reino. Como las águilas que solo buscan alimento nuevo, entrégate a la revelación de la palabra y serás uno con la mente de Cristo. Crucifica la mente carnal y sé libre. El ha venido hoy de manera espiritual, y está con Sus águilas dándonos a tiempo el alimento de la revelación profética (Mt. 25:10).
Su palabra nos dice: 'El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará' (Mt. 10:38-39).
Hoy es el despertar del sueño espiritual. Hay que levantarse por la fe y convertirse a la obra mediadora, expiatoria y redentora de Jesucristo en la cruz por toda la humanidad y la creación terrestre. El Padre Eterno aceptó el sacrificio de Su Hijo como el asiento de Su misericordia para el pecador arrepentido. La victoria de la fe consiste en convertirse al evangelio de la Biblia, para que Cristo nos asiente hoy con El en Su Reino. Como las águilas que solo buscan alimento nuevo, entrégate a la revelación de la palabra y serás uno con la mente de Cristo. Crucifica la mente carnal y sé libre. El ha venido hoy de manera espiritual, y está con Sus águilas dándonos a tiempo el alimento de la revelación profética (Mt. 25:10).
'Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas' (Mt. 24:27-28).
Parte 2
LA CIRCUNCISIÓN DE LA FE y LA VOLUNTAD
'Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz' (Dt. 10:16).
'Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras' (Jer. 4:4).
'...Y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios' (Ro. 2:29b).
'En El también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros (del corazón) el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo' (Col. 2:11).
El alma del hombre es la personalidad de su espíritu y vive en el corazón físico. Por eso leemos en la Biblia que al alma se le llama nuestro corazón (ver Prov. 23:26). Todo creyente posee en su alma la fe y la voluntad. Son dos facultades que nos ha provisto el Creador, conforme a Su imagen y semejanza. 'Pero sin fe es imposible agradar a Dios...; (Heb. 11:6) y 'Así también la fe, si no tiene obras es muerta en sí misma' (Stg. 2:17). Si la voluntad del alma es libre, con la mente (espíritu) puede controlar el corazón físico. La fe en Dios funciona en la práctica a través del alma que tiene libre su voluntad (Is. 52:2). Esto es lo más importante que necesita un hijo de Dios en su vida espiritual. De lo contrario, Moisés no hubiera podido seguir su marcha hacia Egipto.
LA CIRCUNCISIÓN DE LA FE y LA VOLUNTAD
'Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz' (Dt. 10:16).
'Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras' (Jer. 4:4).
'...Y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios' (Ro. 2:29b).
'En El también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros (del corazón) el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo' (Col. 2:11).
El alma del hombre es la personalidad de su espíritu y vive en el corazón físico. Por eso leemos en la Biblia que al alma se le llama nuestro corazón (ver Prov. 23:26). Todo creyente posee en su alma la fe y la voluntad. Son dos facultades que nos ha provisto el Creador, conforme a Su imagen y semejanza. 'Pero sin fe es imposible agradar a Dios...; (Heb. 11:6) y 'Así también la fe, si no tiene obras es muerta en sí misma' (Stg. 2:17). Si la voluntad del alma es libre, con la mente (espíritu) puede controlar el corazón físico. La fe en Dios funciona en la práctica a través del alma que tiene libre su voluntad (Is. 52:2). Esto es lo más importante que necesita un hijo de Dios en su vida espiritual. De lo contrario, Moisés no hubiera podido seguir su marcha hacia Egipto.
El tenía dos hijos con Séfora, cuyos nombres eran Gersón y Eliezer. En revelación profética, representan la fe y la voluntad del alma del creyente. Gersón, el primogénito, fue circuncidado en primer lugar. Pero la obediencia de Moisés fue probada para que sea perfecta. En el viaje hacia Egipto, el enojo de Dios permitió un espíritu de muerte sobre su segundo hijo Eliezer, por no circuncidarlo. La circuncisión fue figura del Juicio de Dios al viejo hombre y su ley del pecado (el ego carnal) en el cuerpo crucificado de Jesucristo. El fue a la cruz, a través de Su fe en Dios en unidad con Su voluntad esforzada y valiente, para que ahora nosotros creyendo en El seamos salvos de la ley del pecado y de la naturaleza humana y serpentina caída. Lo que estamos estudiando es para descubrir qué fue lo que sucedió para que Eliezer, figura de nuestra voluntad humana, no haya sido circuncidado.
El Espíritu Santo dijo: 'Sed salvos de esta perversa generación' (leer Hch. 2:40). Ser salvos significa ser renacidos para ser limpios y libres 1) De la ley del pecado en el alma y 2) De los atributos pecaminosos del viejo hombre en el espíritu. Todo es por medio de la muerte de Cristo que nos circuncidó en la cruz. La renovación del nuevo nacimiento produce la santidad de Dios, que triunfa sobre el egocentrismo y la maldad serpentina de la carne caída (Ro. 6: 22-23). La genética perversa y corrupta de la serpiente de Gn. 3:1, se introdujo e hibridó la naturaleza humana cuando los hijos de Dios, descendientes de Set, se unieron con las hijas de los hombres descendientes de Caín y les engendraron hijos. Entonces, se multiplicó una humanidad mezclada fuera del plan original de Dios (ver Gn. 6:1,4). 'Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal' (Gn. 6:5).
Aquellos híbridos en contra de la voluntad de Dios fundaron la religión de Babel, la cual fecundó a 'Misterio Babilonia, la Grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra' (Gn. 11:1-9 y Ap. 17:5). Los creyentes de la Biblia sabemos que se trata de la Iglesia Católica Romana y de sus hijas rameras, las organizaciones protestantes y evangélicas. Muchas de ellas, hoy ya se han unido con el ecumenismo apóstata del espíritu anticristo.
Sus credos, dogmas, tradiciones, idolatrías, ideas y supersticiones son la oscuridad religiosa, la cultura inmoral y el materialismo del mundo. El corazón humano de toda la sociedad en la tierra, tanto cristianos como no cristianos y ateos, está alienado con la brujería de Babilonia (Is. 60:2). Por esto es que el corazón de los hijos de Dios debe ser circuncidado (santificado) con el evangelio original, y renovado con el sello del Espíritu Santo.
CIRCUNCISION DESTRUCTIVA
El prepucio genital del hombre natural es figura del espíritu pecaminoso de la carne. Ese es el viejo hombre - la naturaleza humana caída - que debe ser destruida en el corazón de los creyentes. Esa destrucción espiritual es la circuncisión. Solo es posible por medio de nuestra unión, por la fe, con la muerte de Jesucristo en la cruz y en el bautismo de agua en Su Nombre. La unión con Su muerte (en la cruz y en el sepulcro) te fusiona con Su resurrección. Entonces el don del Espíritu Santo viene y nos perfecciona el entendimiento. La circuncisión de Cristo es la doctrina de la santificación de los hijos de Dios en Su muerte, por creer y obedecer el evangelio (leer Ro. 6 ; 1 Cor. 6:20 y 2 Cor. 7:1), para que vivan a salvo del pecado, del señorío del viejo hombre y de las maldiciones demoníacas.
Los descendientes de Set, hijo de Adán, se mezclaron con la descendencia de Caín. Esta mezcla ha llegado hasta hoy por medio de la descendencia de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet y sus mujeres. Después que salieron del arca se multiplicaron sobre la faz de la tierra. En verdad, a partir de allí el género humano es noénico. Todos hemos nacido con la naturaleza de Noé y de su familia que salió del arca. Noé fue el último descendiente puro de la línea de Set, pero su mujer era cainita y sus hijos eran híbridos. La maldición de Noé sobre Canaán, fue cuando descubrió que no era su hijo. Canaán nació por el acto incestuoso entre Cam y su madre, mientras Noé estaba ebrio e inconsciente. Eso prueba la existencia de maldad serpentina en su mujer y en su hijo Cam (ver Gn. 9:24-27).
'Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren' (1 Tim. 4:16).
'Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado' (Ro. 6:6-7).
En Exodo 4:20, cada uno de los niños de Moisés y de Séfora son un tipo de la fe en la sangre de Cristo para justificación del alma y de la voluntad rendida al Espíritu de Dios para santificación del espíritu y el cuerpo. El primogénito Gersón estaba circuncidado. Pero el niño menor Eliezer no pudo ser circuncidado por Moisés, a causa de la oposición de Séfora. Ella ya había visto el cuadro de dolor físico anterior en la circuncisión de Gersón. La Escritura en Exodo 4:25 indica que había un niño que no estaba circuncidado. Esto colocó a Moisés en desobediencia al Pacto de Dios, porque estaba contaminado por un espíritu de rebelión en su mujer. No podría mostrar el testimonio de un hogar completamente fiel al Señor ante Israel y el mundo, pues no estaba sujeto a la santidad de Su palabra. Esto indica que el corazón se debe sujetar al alma en Cristo. La circuncisión del prepucio genital masculino que el Señor estableció para la nación de Israel, a través de Su Pacto con Abraham, nos revela que el pecado original entró en el corazón encarcelando el alma y el espíritu del hombre a través del adulterio de la palabra de Dios, y la fornicación física de la serpiente con Eva en el Edén.
El cuerpo es el hombre exterior. Su incredulidad procura dominar el corazón. Si esto acontece logra contaminar el espíritu del creyente, como lo hizo con el espíritu de Séfora. Por eso Moisés también estaba contaminado. Y el apóstol Pablo exclamó: ¡Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado' (Ro. 7:24-25).
'Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren' (1 Tim. 4:16).
'Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado' (Ro. 6:6-7).
En Exodo 4:20, cada uno de los niños de Moisés y de Séfora son un tipo de la fe en la sangre de Cristo para justificación del alma y de la voluntad rendida al Espíritu de Dios para santificación del espíritu y el cuerpo. El primogénito Gersón estaba circuncidado. Pero el niño menor Eliezer no pudo ser circuncidado por Moisés, a causa de la oposición de Séfora. Ella ya había visto el cuadro de dolor físico anterior en la circuncisión de Gersón. La Escritura en Exodo 4:25 indica que había un niño que no estaba circuncidado. Esto colocó a Moisés en desobediencia al Pacto de Dios, porque estaba contaminado por un espíritu de rebelión en su mujer. No podría mostrar el testimonio de un hogar completamente fiel al Señor ante Israel y el mundo, pues no estaba sujeto a la santidad de Su palabra. Esto indica que el corazón se debe sujetar al alma en Cristo. La circuncisión del prepucio genital masculino que el Señor estableció para la nación de Israel, a través de Su Pacto con Abraham, nos revela que el pecado original entró en el corazón encarcelando el alma y el espíritu del hombre a través del adulterio de la palabra de Dios, y la fornicación física de la serpiente con Eva en el Edén.
El cuerpo es el hombre exterior. Su incredulidad procura dominar el corazón. Si esto acontece logra contaminar el espíritu del creyente, como lo hizo con el espíritu de Séfora. Por eso Moisés también estaba contaminado. Y el apóstol Pablo exclamó: ¡Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado' (Ro. 7:24-25).
Cristo la Palabra Viviente vino hace dos mil años, nos limpió con Su sangre en la cruz del pecado original y también nos circuncidó del cuerpo pecaminoso carnal (le quitó su señorío). Su cuerpo crucificado, muerto y traspasado por una lanza romana destruyó el señorío del pecado y el viejo hombre sobre el alma. El nos justificó con Su sangre y al morir nos reconcilió con la santidad de Dios. Luego, resucitó para bautizar nuestras almas en Su resurrección por medio del Espíritu Santo.
Desde que hemos creído fuimos justificados. Y al arrepentirnos y ser bautizados en el Nombre de Jesucristo, el poder de Su muerte nos circuncida iniciando la obra de la santificación (Ro. 6:17-19), si nos sometemos de buena voluntad a El (Stg. 4:7). El bautismo trinitario en los títulos de Padre, de Hijo, y de Espíritu Santo NO santifica tu espíritu, sino que lo debilita. Fue la trampa de satanás en el concilio de Nicea en el año 325 d.C, para perjudicar a los creyentes con una fórmula teológica falsa sin poder alguno, de manera que sin el Nombre Jesucristo en sus almas fueran débiles y no tengan victoria sobre el pecado.
El niño Eliezer incircunciso significa falta de santificación, confrontando la palabra de Dios. Gersón, el primogénito que ya estaba circuncidado, es figura del creyente justificado por su fe en Jesucristo y su conversión al evangelio. Allí vemos la circuncisión de su fe, porque ya no es incrédulo. Sin embargo, la circuncisión debe continuar con Eliezer porque aún hay que crucificar el libre albedrío carnal de la voluntad. La voluntad tiene que ser limpia del libre albedrío y consagrada enteramente para Dios. Entonces fluirá el poder y la salvación del Espíritu Santo en el espíritu, al estar nuestra voluntad circuncidada, es decir, liberada del viejo hombre. Debemos aplicar con palabra hablada la sangre y la muerte de Jesús sobre el corazón, porque es el bisturí del evangelio quien corta, echa fuera, destruye el viejo hombre y libera el espíritu. No creer esta palabra (Ro. 6: 11) causa el grave perjuicio de contristar al Espíritu Santo y apagar la vida espiritual del corazón.
Nuestro espíritu lleno del Espíritu Santo vive una vida nueva y el corazón de piedra se convierte en un corazón blando (Leer Ez. 36:26-28). La vida nueva es el hombre interior que fue hecho a la imagen de Dios. Esta imagen fue desfigurada por el pecado del hombre en el Edén, pero fue restaurada por el Señor Jesucristo al morir en la cruz. En el creyente justificado por la fe en Su sangre, su alma - espíritu ha sido regenerado y restaurado a la imagen original que tenía en Cristo la Palabra, cuando Dios lo creó. Pero después de ser justificado el alma, el espíritu y el cuerpo se deben mantener santificados (separados) de la naturaleza pecaminosa, para la redención de nuestra semejanza gloriosa adquirida por el Señor Jesucristo (Ef. 1:14).
No pueden haber dos habitantes compartiendo nuestro corazón. Tiene que reinar el alma con el Yo Soy de Cristo, o reina el hombre exterior con su ego carnal.
El niño Eliezer incircunciso significa falta de santificación, confrontando la palabra de Dios. Gersón, el primogénito que ya estaba circuncidado, es figura del creyente justificado por su fe en Jesucristo y su conversión al evangelio. Allí vemos la circuncisión de su fe, porque ya no es incrédulo. Sin embargo, la circuncisión debe continuar con Eliezer porque aún hay que crucificar el libre albedrío carnal de la voluntad. La voluntad tiene que ser limpia del libre albedrío y consagrada enteramente para Dios. Entonces fluirá el poder y la salvación del Espíritu Santo en el espíritu, al estar nuestra voluntad circuncidada, es decir, liberada del viejo hombre. Debemos aplicar con palabra hablada la sangre y la muerte de Jesús sobre el corazón, porque es el bisturí del evangelio quien corta, echa fuera, destruye el viejo hombre y libera el espíritu. No creer esta palabra (Ro. 6: 11) causa el grave perjuicio de contristar al Espíritu Santo y apagar la vida espiritual del corazón.
Nuestro espíritu lleno del Espíritu Santo vive una vida nueva y el corazón de piedra se convierte en un corazón blando (Leer Ez. 36:26-28). La vida nueva es el hombre interior que fue hecho a la imagen de Dios. Esta imagen fue desfigurada por el pecado del hombre en el Edén, pero fue restaurada por el Señor Jesucristo al morir en la cruz. En el creyente justificado por la fe en Su sangre, su alma - espíritu ha sido regenerado y restaurado a la imagen original que tenía en Cristo la Palabra, cuando Dios lo creó. Pero después de ser justificado el alma, el espíritu y el cuerpo se deben mantener santificados (separados) de la naturaleza pecaminosa, para la redención de nuestra semejanza gloriosa adquirida por el Señor Jesucristo (Ef. 1:14).
No pueden haber dos habitantes compartiendo nuestro corazón. Tiene que reinar el alma con el Yo Soy de Cristo, o reina el hombre exterior con su ego carnal.
Parte 3
SEPARACION VERDADERA
Los cristianos que no experimentan en sus almas la salvación de Cristo, conforme a la revelación del evangelio, tienen su espíritu encarcelado porque están conviviendo con el ego carnal del cuerpo en sus corazones. Están justificados por su fe en el sacrificio del Señor, pero son carnales por no santificarse. Sus ropas de salvación están manchadas. Se perderán el arrebatamiento, la Gran Fiesta Final de las Bodas del Cordero en la Casa del Padre y el Reino Milenial de Cristo en la tierra.
SEPARACION VERDADERA
Los cristianos que no experimentan en sus almas la salvación de Cristo, conforme a la revelación del evangelio, tienen su espíritu encarcelado porque están conviviendo con el ego carnal del cuerpo en sus corazones. Están justificados por su fe en el sacrificio del Señor, pero son carnales por no santificarse. Sus ropas de salvación están manchadas. Se perderán el arrebatamiento, la Gran Fiesta Final de las Bodas del Cordero en la Casa del Padre y el Reino Milenial de Cristo en la tierra.
Con la obediencia de Moisés - el alma - y la sujeción de Séfora - el corazón - a la santificación de la palabra (Jn. 17:17), el ministerio de la Novia de Cristo puede marchar a la misión de ser luz y liberación de los cautivos. Por lo tanto, hay una división entre Moisés y Séfora cuando el pecado se interpone. Es un espíritu de separación que resiste al alma su obediencia plena al Señor, como le sucedió a Moisés. Mas, cuando Séfora intervino obligada por las circunstancias y circuncidó al niño, dejó a su esposo y también a sí misma en condición de obedientes. Esto nos dice, que en algún momento, la Gracia de Dios hace que el espíritu carnal del corazón se humille y ceda su resistencia a la voluntad divina, y deje de interferir contra Su Espíritu.
Y la obediencia produce una separación especial. Es la consagración de la santidad de Dios. La circuncisión de Eliezer causa que Moisés envíe a Séfora con sus hijos a la casa de su padre Jetro, (figura del Espíritu Santo). Entonces Moisés quedó en libertad para cumplir con su comisión celestial. Nuestra alma debe seguir al Espíritu en nuestra peregrinación, a fin de ministrar a Cristo con plena libertad. Por lo tanto hay paz con el Señor y reposo interior, que nos permite vivir en comunión y confraternidad como Su Iglesia. Todas las cosas nos ayudan al bien del gran propósito celestial del Padre en nosotros, el cual es transformarnos el alma y el espíritu a la imagen de Su Hijo amado. Amén
Y la obediencia produce una separación especial. Es la consagración de la santidad de Dios. La circuncisión de Eliezer causa que Moisés envíe a Séfora con sus hijos a la casa de su padre Jetro, (figura del Espíritu Santo). Entonces Moisés quedó en libertad para cumplir con su comisión celestial. Nuestra alma debe seguir al Espíritu en nuestra peregrinación, a fin de ministrar a Cristo con plena libertad. Por lo tanto hay paz con el Señor y reposo interior, que nos permite vivir en comunión y confraternidad como Su Iglesia. Todas las cosas nos ayudan al bien del gran propósito celestial del Padre en nosotros, el cual es transformarnos el alma y el espíritu a la imagen de Su Hijo amado. Amén
'Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien, todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta' (Heb. 4:12-13).
PERFECCION y TRANSFORMACION
Hijos de Dios: Es hora de examinación y de juicio. Hay que circuncidarse con la muerte de Jesús en la cruz y separar el viejo hombre de todo nuestro ser, porque somos de Dios. Comprados fuimos por precio y no debemos ser esclavos de la carne. Las bajezas pecaminosas y las ideas falsas afligen el alma, debilitan el espíritu y enferman la mente, el corazón y el cuerpo. Por lo tanto, debemos destruirlas completamente y el Espíritu Santo nos transformará.
'Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado' (Is. 40:3-5).
'Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por medio del Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros' (Gál. 5:24-26).
Así viven los santos de Dios. El mismo proceso para Moisés, Séfora y sus hijos en Arabia, también le fue revelado allí al apóstol Pablo, para que deje de ser Saulo de Tarso (ver Gál. 1:17). Asimismo, ahora los hijos de Dios estamos en el monte Sion del Espíritu de Cristo, para recibir de El sabiduría, humildad y sumisión al Padre (Heb. 12:22). En Arabia, Moisés fue transformado en el hombre más manso de toda la tierra y un día, lejos de la casa, apacentando las ovejas de su suegro fue llegando al Sinaí, donde conoció a Yo Soy el que Soy, hablando Su palabra en medio de la zarza ardiente. Allí, Moisés fue hecho un enviado del Altísimo para la obra del ministerio (Ex. 3:4,12). Así es que nosotros circuncidemos del viejo hombre en la cruz de Jesús a nuestro corazón, como lo hizo Jetro con su hija Séfora. El la convirtió en un alma sumisa para ir de regreso con Moisés, tiempo después.
Hermano, aunque estés rodeado de madianitas, recuerda que ellos son cristianos incircuncisos en sus corazones porque necesitan la revelación del evangelio, pero tú que ya lo entiendes mira al Señor Jesucristo nuestro Salvador, y ve adelante hacia la perfección del entendimiento de Su palabra. Por la voluntad de Dios, ellos sin saberlo forman parte del proceso de transformación de tu alma a la imagen de Cristo. Pero el resultado maravilloso es que tengas un corazón nuevo obediente y fiel, que se ha despojado del viejo hombre. El creyente carnal debe circuncidarse uniéndose con la muerte de Jesús y su alma será libre para glorificar a Dios, como sucedió con Moisés.
'Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los que son débiles, y no agradarnos a nosotros mismos...Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo' (Ro. 15:1,6).
SEFORA EN EL SINAI - LA OBRA DE LA GRACIA
'Oyó Jetro sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto. Y tomó Jetro suegro de Moisés a Séfora la mujer de Moisés, después que él la envió, y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Forastero he sido en tierra ajena; el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó, y me libró de la espada de Faraón. Y Jetro el suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a Moisés en el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios; y dijo a Moisés: Yo tu suegro Jetro vengo a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con ella' (Ex. 18:1-7).
La paternidad de Jetro ahora está morando en el alma de su hija Séfora y en un nuevo corazón. Fue la obra del Espíritu Santo uniendo a Moisés y a Séfora. Esa es la armonía del alma y del cuerpo en Cristo.
'Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera...Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere...' (Jn. 6:37, 44a).
Como dice un viejo himno:
'Su Gracia me enseñó a temer, mis dudas ahuyentó.
Oh cuán precioso fue a mi ser, al dar mi corazón'
CONCLUSION
La circuncisión es la muerte de Jesús que encarnamos en el corazón y en el cuerpo, para vivir Su resurrección en el alma y el espíritu. Aunque como Séfora, que de mala gana circuncidó al niño, también tú hayas actuado así tan lentamente para santificarte, la Gracia del Padre te bendice y obra por amor de Su Nombre para que te rindas y seas fiel en Cristo Jesús, el monte Sion del Cielo de Dios. Te invito a presentarte ante El por la fe y orar de esta manera:
'Recíbeme Señor Jesucristo y úneme a Ti. Celebra hoy Tu banquete conmigo en el desierto de este mundo. Tú eres mi monte Sion, la roca de salvación de mi alma, la vida de mi espíritu y la santidad de mi corazón. Quiero ascender como Moisés y llegar a la cima de Tu amor, porque me has amado y me has llamado a prepararme para andar eternamente en Tu Presencia. Amén'.
'Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y blanco; porque el lino fino es las acciones justas de los santos' (Ap. 19:7-8).