En estas palabras de Jesús vemos que el lugar de adoración, de los verdaderos adoradores de Dios, es en El y en la verdad de Su palabra para la hora presente, '...pues sin mí nada podéis hacer ' (Jn. 15:5). En el Lugar Santísimo, el Hijo de Dios es nuestro Sumo Sacerdote liderando y ministrando al Padre el culto de Su Iglesia (ver 1 Pe. 2:5).
Jesús, orando dijo: "Tu palabra es verdad" (Jn. 17:17). La verdad es toda palabra de Dios revelada a Su pueblo, en cada Edad de la Iglesia. Esa es la adoración que enseñó Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob, donde no interfiere ninguna creencia extraña. En el monte de Samaria y en el templo de Jerusalén las personas adoraban a Dios fuera de la verdad presente para esa hora, que había llegado a Israel a través de Jesucristo.
El dijo que "ni en Samaria ni en Jerusalén adoraréis al Padre, aunque la salvación salió de los judíos". Ambas ciudades tenían dos sistemas religiosos que pretendían tener el control y conducción del culto al Dios de Israel sobre la sociedad, pero de acuerdo a la concepción tradicional que cada uno de ellos tenía. Estaban separados tan fuertemente que no se trataban entre sí. Cada uno confesaba su propia 'declaración de fe', con mandamientos, reglas y tradiciones de hombres que modificaron e invalidaron la palabra de Dios.
Se encontraban en apostasía y no lo creían, porque rechazaron a todos los profetas de Dios que se lo denunciaron. Esos mismos espíritus de error y engaño operaron mucho antes de ellos, allá en su pasado histórico. Se establecieron en la torre de Babel que construyó Nimrod (Gn. 11:4-9) inspirado por su padre Cus, quien estaba vinculado con el mundo de las tinieblas. Cus era descendiente de Caín y en éste entró satanás, para que le ofrende a Dios un culto según su propio parecer. El trajo una ofrenda de vegetales de la tierra, en absoluto diferente a la que trajo Abel a Su Creador (Gn, 4:3-5). Abel tuvo la misma revelación divina de la voluntad de Dios que habían tenido sus padres Adán y Eva. Ellos le enseñaron a sus hijos la manera correcta de adoración que les mostró el Señor en esa hora. Abel recibió la revelación divina, pero Caín la rechazó. La ofrenda conforme al Espíritu de Dios era la sangre del cordero, para unirlos con la verdad del sacrificio de Jesucristo y Su muerte de cruz.
"Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Heb. 9:22).
EL ESPIRITU Y LA VERDAD EN EL HUERTO
La caída de los hijos de Dios en el huerto fue por transgredir la verdad de Dios (Gn. 2:17), al comer el árbol del conocimiento del bien y del mal, la mente humana caída en el pecado. El pecado fue adulterio y fornicación espiritual en primer lugar, y luego fue la unión carnal entre la (el) serpiente y la mujer. Es decir, que la mujer comió del árbol de su razonamiento humano pervertido. ¿Y cómo es que se pervirtió su razonamiento? Se pervirtió porque aceptó el mensaje corrupto de la serpiente inspirada por satanás. Después, por obedecer la voz de su mujer corrompida por la serpiente, el alma y espíritu de Adán quedó separado del Espíritu Santo de Dios, así como ella.
En el huerto del Edén, hogar de los primeros hijos de Dios en la tierra, reinaba el Espíritu Santo. El medio del huerto, es decir, su lugar principal, era la vida humana de Adán y su mujer. En sus corazones, por medio del Espíritu Santo estaba la mente de Cristo, el árbol de la Vida y sus mentes humanas eran el árbol del conocimiento humano. Cristo en ellos les ordenó la verdad, para salvarlos del pecado (Gn. 2:17). Pero se separaron de El al desobedecer Su palabra revelada y desde entonces ya no pudieron adorar al Señor en Espíritu y en verdad.
Aquella separación, lamentablemente, incorporó el pecado y la muerte en sus almas y cuerpos. Eso los apartó de la vida eterna, y la muerte física fue la consecuencia. Pero la misericordia de Dios planificó la redención de Sus hijos por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz, para regenerarnos y restaurarnos a nuestra condición original en el Principio.
El alma y espíritu del creyente puede volver a entrar en el Reino de Dios naciendo de nuevo, a través de Jesucristo y Su palabra.
Podemos ver que ya había existido otro reino espiritual tenebroso antes de la aparición de Adán y Eva, los primeros hijos de Dios en la tierra. Ese fue el reino de satanás, quien se encarnó en el serpiente, le inspiró y este habló un mensaje falso que escondía el pecado y la muerte en sus palabras. El propósito del maligno era establecer un sistema que fuera madre de muchas religiones, para dominar a la raza humana con la inmoralidad y la muerte en todas sus formas, en oposición abierta y directa contra Cristo y los hijos de Dios en el planeta (ver Ap. 17:5-6). El Hijo nos revela a los renacidos la adoración al Padre en Espíritu y en verdad. Tú y yo debemos poseer la revelación de esta palabra por medio del Espíritu Santo.
Así es que antes y después de Samaria y de Jerusalén donde nuestro Señor Jesucristo fue crucificado y sus mensajeros fueron apedreados y asesinados, todos aquellos ángeles caídos religiosos del reino de satanás se proyectaron en la historia posterior y se encarnaron, después del primer siglo, en la iglesia cristiana de Roma haciéndole caer en apostasía, hasta que llegó a ser la Iglesia Católica Romana. De esta iglesia caída surgieron todas las denominaciones protestantes y evangélicas, además de otras instituciones religiosas en el mundo, llamadas ortodoxas. La religión samaritana prefiguró al catolicismo romano, y la religión judía prefiguró al protestantismo evangélico denominacional de los gentiles.
Salvo los hijos de Dios como la mujer samaritana y demás personas temerosas de Su palabra, que en Samaria y en Jerusalén esperaban al Mesías, los líderes y seguidores de esos sistemas de religión híbrida persiguieron y asesinaron al Señor y a los verdaderos creyentes.
Hoy, muchos cristianos son híbridos, engañados y controlados por esos mismos espíritus religiosos de error. Ellos también, por su incredulidad y orgullo, han asesinado la verdad que fue revelada como el fundamento del Cuerpo de Cristo, al rechazar la palabra de Dios que ha sido anunciada en este Tiempo del Fin.
La palabra profética que Dios nos ha enviado antes de la Segunda Venida de Cristo nos revela el fundamento de la Iglesia original, y ya se ha cumplido en el siglo 20. Así es como también aconteció antes de la Primera Venida de Cristo, cuando Juan el Bautista habló de El al pueblo hebreo, antes de que apareciera en público (ver Jn. 1:33).
LA VERDAD PRESENTE
"Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas" (Amós 3:7).
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el Angel del Pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Mal 3:1).
"He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición" (Mal. 4:5-6).
El precursor de la Primera Venida de Cristo, hace dos mil años, fue Juan el Bautista, de acuerdo con Mal. 3:1. Y el precursor de Su Segunda Venida, en el siglo 20, fue el profeta-mensajero William Marrion Branham, de acuerdo a Mal. 4:5-6, enviado por Dios a Sus hijos en la séptima y última Edad de la Iglesia gentil, para convertirlos a la fe de los primeros apóstoles. Ellos son nuestros padres espirituales. En Su ministerio, W. M. Branham anunció el mensaje restaurador de los creyentes a la fe original. El Señor Jesucristo ungió a Su siervo con sabiduría y poder para que regresemos a la Biblia. Este ministerio es el clamor de medianoche de Mateo 25:6. Los creyentes que le han oído correctamente se convierten al Fundamento original, para ser edificados sobre El como casa espiritual y sacerdocio santo.
SEÑOR y ANGEL DEL PACTO
El Clamor de medianoche a los gentiles es también la Voz de Aclamación de 1 Tes. 4:16, el Llamamiento de Ap. 3:20 y la Voz de Ap. 10:7, para que los escogidos salgan de la confusión religiosa del mundo - iglesias. Deben limpiarse de su estructuración mental y cultural, y a continuación se podrán unir con la Voz de Arcángel de Cristo (ver 1 Tes. 4:16 y Ap. 10:8-11)). El profeta mensajero de Dios ha venido a juzgar el pecado y la apostasía del Cristianismo denominacional, así como Juan el Bautista juzgó la impiedad e infidelidad de los judíos en su tiempo. Detrás de Juan vino Jesús, el Señor y el Angel del Pacto justificando, santificando y redimiendo a los creyentes que se arrepintieron de sus pecados con el mensaje de Juan.
Pero la Voz de arcángel es el ministerio quíntuple de Cristo de Efesios 4:11, predicando el evangelio, enseñando las doctrinas apostólicas, perfeccionando el entendimiento de la palabra revelada Voz de aclamación y estableciendo en Cristo el Fundamento a los hijos de Dios. Porque es Cristo Quien tiene que transformarnos en Su Esposa, para trasladarnos a la Casa del Padre en el arrebatamiento.
En la hora actual, el Señor y Angel del Pacto ha descendido (ver Ap. 10:1-2), para que la Iglesia verdadera adore a Dios por medio de El y con la verdad que nos está revelando en el tiempo presente.
"Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡ Aquí viene el Esposo; salgan a recibirle !"
Esta profecía de Jesús en Mateo 25:6 ya se ha cumplido. Es la primera parte de la profecía de Malaquías 3:1, que nos dice: "... yo envío mi mensajero". Eso es el clamor de medianoche del profeta - mensajero W. M. Branham, a mediados del siglo 20. Luego, Cristo se revela a las vírgenes prudentes que se han preparado con la palabra del clamor, como está escrito:
"...vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con El a las bodas (Mt. 25:10)".
Y así se está cumpliendo ahora, la verdad de Mal. 3:1, que nos dice: "...y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el Angel del Pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos".
Los creyentes que han salido (y aun están saliendo) de la Babilonia religiosa se han separado de la oscuridad del catolicismo romano y las denominaciones evangélicas. Luego, corrigen sus vidas con la palabra revelada. Son los hermanos que se preparan, para que el Esposo los reúna con El en las bodas del Cordero aquí en la tierra (Mt. 25:10). Cristo la Palabra Viviente, ha venido en forma espiritual dentro del clamor de medianoche y Su voz está llamando a la puerta de todo aquel que tiene oído espiritual (ver Ap. 3:20). Los hijos de Dios que Cristo ha reunido con El, han sido levantados al Segundo reino de Su Espíritu (ver Mt. 13:30; Heb. 12:22 y Ap. 4:1-2), por arriba de la dimensión del mundo-iglesias de Laodicea.
Ellos, están ahora oyendo Su Voz de Arcángel de 1 Tes. 4:16. Sí, el Esposo está aquí. Ha venido, en primer lugar, como el Novio en un Grito profético (clamor, voz de aclamación) a llamarnos a Sus escogidos fuera de Babilonia. En segundo lugar, ha venido como el Esposo para revelarnos Su Persona y perfeccionarnos, afirmarnos, fortalecernos y establecernos en El, por medio de la enseñanza de Su palabra. En tercer lugar, hará sonar la Trompeta de Dios para el cambio de cuerpo y el arrebatamiento de Su Iglesia (1 Cor. 15:51-52; 1 Tes. 4:16 y Ap. 10:3-4).
EVENTOS PROFETICOS CUANDO VINO EL CLAMOR DE MEDIANOCHE
Una gran señal en el cielo fue vista en 1963 en los Estados Unidos, fotografiada por el F.B.I. y publicada por las revistas Life y Science en aquel tiempo, donde se puede ver la forma del rostro del Señor Jesucristo en una nube hecha por una constelación de ángeles, cuando en la tierra el hermano Branham poco tiempo después estaría predicando la revelación de los Siete Sellos (ver Lucas 17:24). Después de la partida del hermano Branham en el año 1965, el Señor Jesucristo se está dando a conocer íntimamente como la Persona del evangelio y revelando la verdad presente que perfecciona a Su santos Novia.
El profeta de Dios en el siglo 20 fue el séptimo mensajero de Ap. 10:7. El contenido central de Su mensaje es el triple Fundamento del Cuerpo de Cristo, contenido en las palabras reveladas siguientes:
1) Que Dios es Uno no tres.
2) El evangelio de Hechos 2:38.
3) La Fe Apostólica.
LA UNIDAD DE DIOS Y LA DIVINIDAD Y HUMANIDAD DE JESUCRISTO
Jesús es la Palabra prometida en Gn. 3:15 ; Is. 7:14 y 9:6, que el Espíritu Santo engendró en el vientre de la joven virgen María. A los treinta años de edad fue ungido con la plenitud de Dios en el Jordán. El Eterno Invisible encarnó en Jesús Su Espíritu Santo de Padre y de Cristo el Hijo Unigénito, y se hizo Visible ante los hombres. Dios y Cristo Uno y el Mismo es desde el Principio. De la naturaleza divina del Padre salió Cristo Su Hijo Unigénito y de Cristo salió la naturaleza humana de Jesús, el Hijo del Hombre. El Eterno es el Padre y el Cristo, que en Espíritu Santo se encarnó en Jesús, el Hijo del Hombre.
La naturaleza divina del Ser Supremo Invisible es la Persona que se ha manifestado como Padre e Hijo en Cristo Jesús, el lado Visible del Supremo Invisible. No hay tres personalidades porque no hay tres personas, ni tres dioses, ni tres espíritus, ni tres tronos en el Cielo de Dios. Asimismo, no hay dos personas divinas, ni la unidad extrema del credo unicitario que enseña que Jesús es el Dios Eterno y Su Propio Padre. La revelación bíblica en Col. 1:15 y en Ap. 3:14 nos muestra que Jesucristo es el Principio de toda la creación de Dios.
El fue creado por Su Padre, tuvo un comienzo, y a partir de allí fue la Divinidad de Hijo Unigénito, y la Humanidad de Hijo Primogénito en forma conjunta. La enseñanza de un Hijo eterno antes de ser creado, es falsa. Así es. Jesucristo es verdadero Dios y vida eterna a partir de Su creación en el alma (Seno - Persona) del Padre. Allí comenzó la Divinidad de Cristo la Palabra Viviente (el Verbo de Dios). Es atributo soberano e indiscutible del Padre ser Hijo en Sí Mismo. Siendo el Unico Ser Divino y el Gran Yo Soy, se hizo Uno con Su auto revelación de Hijo, es decir, consigo Mismo. La unicidad bien entendida solo es aplicable al Eterno, porque El es el Dios Unico de 1 Tim. 6:16. No hay otro Dios aparte de El. Pero la Unidad de Dios es otra cosa. Consiste en que El es tanto el Padre como el Hijo Unigénito en Cristo Jesús, Su Palabra Viviente (Jn. 17:20-23) y el Primogénito de toda creación (Col. 1:15).
El credo trinitario es una mentira del politeísmo pagano de la antigua Babilonia de Nimrod, que heredó el catolicismo romano. No existe en la Biblia. ¿Cómo se puede adorar al Señor en espíritu y en verdad creyendo un dogmatismo idólatra que está completamente fuera de la verdad de la revelación divina? Si no está la verdad no está el Espíritu Santo de Dios y de Cristo. La teología del hombre NO es la revelación de la palabra, por tanto NO es la verdad de Dios.
Cristo Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre, es el Espíritu y la Verdad del Padre.
Muchos dirán que le adoraron en el Espíritu en aquel día del Juicio, pero el Eterno no los reconocerá porque no fue en Cristo y la verdad en ellos (ver Ro. 8:9). No tuvieron profundo interés en recibir la doctrina de la Unidad de Dios (Dt. 6:4; Jn. 14:1 al 11 y 1 Jn. 5:8), sino que prefirieron las doctrinas de profetas y maestros falsos que Dios no ha enviado. Le han negado Su Divinidad al Hijo de Dios. El es la Persona del Padre (Jn. 1:18), porque es el Mismo Espíritu y la Verdad de Dios (Jn. 14:6-7). Y no se puede contradecir a Sí Mismo. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Dios. La revelación del evangelio y el ministerio apostólico original no habitan en tal clase de cristiano. No es templo de Dios, ni Cuerpo de Cristo. Aunque use su espíritu humano inspirado por un espíritu religioso que imita al Espíritu Santo (como sucedió con Caín), no puede adorar en la verdad de la revelación divina. Ha sido cegado por la teología del hombre y no sabe que es uno con el anticristo, el espíritu de maldición de satanás. Desde la Primera Edad de la Iglesia, el anticristo ha fascinado a las personas que solo buscan el conocimiento bíblico en forma intelectual y emocional.
Si crees esto querido lector, apártate urgentemente de toda teología terrenal y del credo trinitario porque estás bajo un espíritu de idolatría politeísta, que ha venido sobre ti para encarcelarte. En Mateo 25 puedes ver que las diez vírgenes cabecearon todas y se durmieron por estar contaminadas con el adulterio de la palabra de Dios y la fornicación espiritual con el anticristo, disfrazado de ministerio cristiano en las iglesias del hombre.
Jesús es la Humanidad de la Palabra de Dios.
Dios no es un hombre. Dios no se hizo hombre. Dios no fue hecho carne.
La Palabra se hizo hombre. La Palabra se hizo carne. Dios se manifestó en la carne. Dios estuvo en Cristo Jesús - El fue Dios y Hombre.
Dios en Su Palabra en Cristo Jesús.
"En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios" (Jn 1:1).
LA PRESENCIA ACTUAL DE CRISTO LA PALABRA
"...He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Mal. 3:1).
"...He aquí viene" es Su venida espiritual a nuestros corazones, con la revelación presente de Jesucristo. La palabra viene no es que vino o que vendrá. Significa que está presente y revelándose continuamente. Es el amanecer de un nuevo día en el alma, llevándonos hacia la perfección. La plenitud del Hijo de Dios se estará manifestando a Su Esposa en el orden siguiente, conforme a 1 Tes. 4:16-17:
1) La Trompeta de Dios, a darnos el cambio de cuerpo y la fe de arrebatamiento.
2) Su Aparición física visible y secreta solamente a Su Iglesia, para Su arrebatamiento antes de la gran tribulación.
2) Su Aparición física visible y secreta solamente a Su Iglesia, para Su arrebatamiento antes de la gran tribulación.
"Porque el Señor mismo con voz de aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4:16-17 y 1 Cor. 15:51-52).
Por tanto, dos fases de Su descenso espiritual, la Voz de aclamación (grito - clamor) y la Voz de arcángel, que anteceden la Segunda Venida de Cristo están cumplidas. La Esposa lo tiene revelado en su corazón. El Esposo está en ella, con Su ministerio quíntuple administrando Su palabra, en la tienda del Espíritu de revelación. Está transformando tu alma a la imagen de Cristo y perfeccionando tu entendimiento de la palabra, para que adores al Padre en Espíritu y en verdad.
CONCLUSION
No es en Samaria, ni en Jerusalén. En esos ámbitos de religión del hombre no está el lugar de adoración. "La hora es cuando los verdaderos adoradores adoran al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Jn 4:23-24).
Es necesario ser llenos del Espíritu Santo y la verdad de Su palabra revelada por la mente de Cristo. Los verdaderos adoradores son los creyentes que reciben el Ministerio de Cristo y la verdad de esta hora.
Amados hijos de Dios:
Adoremos al Padre llenos del Espíritu Santo, amando y obedeciendo la verdad presente de la Voz de Arcángel de Cristo, entendiendo correctamente el clamor de medianoche.
Leer Ap. 10: 7 al 11.
¿Cómo podemos adorar en espíritu y en verdad sin saber si es correcto todo lo que creemos? Lo que creemos muestra el espíritu que tenemos. La mente es con lo que uno piensa, y como pensamos así somos. Abre tus ojos querido hermano con el colirio del Espíritu Santo y esta verdad que nos trae el Esposo en Su descenso actual, parado sobre el mar y la tierra (Ap. 10:2).
Leer Ap. 10: 7 al 11.
¿Cómo podemos adorar en espíritu y en verdad sin saber si es correcto todo lo que creemos? Lo que creemos muestra el espíritu que tenemos. La mente es con lo que uno piensa, y como pensamos así somos. Abre tus ojos querido hermano con el colirio del Espíritu Santo y esta verdad que nos trae el Esposo en Su descenso actual, parado sobre el mar y la tierra (Ap. 10:2).
"Nadie viene al Padre sino por mí, separados de mí, nada podéis hacer" (Jn 14:6-15:5).
"Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo Amado; en ti tengo complacencia" (Lc. 3:22).
"Y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo Amado; en ti tengo complacencia" (Lc. 3:22).
El creyente que ama al Padre anhela adorarle y servirle a través del Hijo de Dios. Siempre persevera para la salvación de su alma y quiere agradarle en unidad con Cristo. Es sumiso y obediente mediante la fe verdadera. Esta fe es la verdad de la palabra revelada a Sus escogidos.
El Eterno nos habla a nosotros como lo hizo con Jacob en su sueño, cuando huía de su hermano Esaú (ver Gn. 28:11-12). La roca de cabecera donde Jacob se durmió y soñó, la escalera y la puerta de entrada al cielo es Jesucristo, como nuestro Fundamento, la Verdad y la Vida. Cuando Jacob ya no soportaba más a su parentela de Padan-aram (figura del Cristianismo híbrido denominacional), entonces Dios le dijo:
El Eterno nos habla a nosotros como lo hizo con Jacob en su sueño, cuando huía de su hermano Esaú (ver Gn. 28:11-12). La roca de cabecera donde Jacob se durmió y soñó, la escalera y la puerta de entrada al cielo es Jesucristo, como nuestro Fundamento, la Verdad y la Vida. Cuando Jacob ya no soportaba más a su parentela de Padan-aram (figura del Cristianismo híbrido denominacional), entonces Dios le dijo:
“Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú” (Gn.35:1).
Esto es volver al día de Pentecostés. Creer en el evangelio original y adorar al Padre en Cristo y Su palabra de verdad para la hora presente.
"El que se une al Señor Jesucristo, un Espíritu es con él" (1 Cor. 6:17).