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EL JUICIO JUSTO DEL TABERNACULO


Lectura de Números cap. 10:11-36  y  cap. 11:1-35.


Israel debía marchar conforme al gobierno de Dios delegado en Moisés. Bajo la nube de día y el pilar de fuego en la noche, Su Presencia angelical en el Arca del Pacto determinaba el movimiento o el descanso del pueblo en el desierto. Pero algunos israelitas no estaban de acuerdo con el Señor y se quejaron de Moisés (Núm: 11:1). El era quien recibía la guía y dirección del viaje que tenían que hacer. Toda manifestación del pecado quedaba de inmediato bajo el Juicio de Dios. Se encendió en ellos el fuego en Tabera, donde probaron Su enojo en un sector del campamento. Pero el resto del pueblo no entendió y no aprendió del azote que recibieron sus hermanos. Muchos pensaron que era un problema ajeno, lejano a ellos, en otro lugar de la tierra. Entonces el espíritu de queja se extendió y dio lugar a un vivo deseo en la gente extranjera, quienes tenían una mirada particular del viaje  que estaban haciendo mezclados con Israel. Había un espíritu mentiroso escondido en sus corazones, porque amaban otras ideas y creencias. Fueron el instrumento de satanás para contaminar y desunir a todo Israel con su razonamiento carnal. Para ellos el ministerio de Moisés era cuestionable.

Entonces el pueblo hebreo argumentó que necesitaba otro alimento más atractivo, que no fuera solo el maná que caía del cielo. Ahora en el tiempo del Fin, aquellos extranjeros representan a las personas poseídas de un ministerio falso de la palabra de Dios - Leer 1 Cor.: 2:7, 14-16 - que arrastra a mucha gente a su vivo deseo. Pero los verdaderos creyentes debemos examinarlo todo y juzgar los espíritus si son de Dios.  ¿Dónde nos reunimos, con quién nos juntamos y cómo nos conducimos? Los extranjeros son  los cristianos que no están identificados con la palabra de la cruz (Núm. 11:4) :  '¡Basta, basta de maná, siempre lo mismo, estamos hartos de él! ¡Queremos comer carne y tener una mesa como en Egipto...!  

EL MANA

El maná es la revelación del evangelio, la leche espiritual que produce el crecimiento del creyente (Sal. 19:8-14). 

'Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor' (1 Pedro 2:1-3). 

Pero, lamentablemente, muchos israelitas no alcanzaron el crecimiento porque menospreciaron el maná. Ellos presumieron que ya estaban listos para comer alimento sólido. Es que los extranjeros del campamento los habían contagiado con sus críticas al ministerio de Moisés y al maná del Cielo, que hasta parecían más razonables que los hebreos. Estos no quisieron ser menos y se enredaron con el vivo deseo de codiciar las ollas de carne egipcia. Pero el menosprecio al maná era rechazar la voluntad del Señor en Israel.  Y ahora todo eso le sucede a muchos cristianos porque no tienen sus  almas libres del pecado - el yo del viejo hombre. Por esta causa son tentados por espíritus seductores del diablo a consumir el pensamiento de la carne. En el cristianismo en general hay hombres herejes, con doctrinas que impresionan y arrastran a muchas congregaciones actuales (Ef. 4:14). Son espíritus engañadores que están en el mundo para introducir el culto a falsos profetas y a falsos maestros, y encarcelar a los niños fluctuantes en el error.

LA CARNE DEL CIELO

La carne del Cielo es el alimento sólido de todas las doctrinas de la Biblia, impartidas por el ministerio quíntuple del Cuerpo de Cristo.  Jesús dijo: 'De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros..., las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida' (Juan 6:53,63). Pero la otra carne, la que no viene de arriba sino de abajo, a través del intelecto del hombre, es el alimento 'egipcio' del conocimiento bíblico teológico de las instituciones religiosas.  Ese conocimiento es adictivo para el viejo hombre. Tiene un estímulo extraño que agita a las almas emocionales que caen en el culto a la personalidad. Es un espíritu de muerte que separa al creyente de Cristo y del compañerismo fraternal.  La carne de Egipto es la ideología del hombre que ha metido sus manos en las Sagradas Escrituras, mezclando muchas verdades bíblicas con su propia interpretación humana. 

El alimento egipcio es enseñanza bíblica sin el Espíritu de sabiduría y de revelación de la mente de Cristo.

La teología terrenal está patrocinada por espíritus de error, que han contaminado la palabra de Dios con cebollas, ajos y picantes de atractivas ideas, fascinando el intelecto y los sentimientos humanos de los oyentes (leer Gál. 3:1-5; 2 Tim. 4:4).  Ese es el vivo deseo de muchos cristianos carnales: la codicia de figurar y ser vistos como gente importante y experimentada, que se exhalta a sí misma sobre los demás. Y esta codicia es el vivo deseo del nicolaísmo : un espíritu autoritario, dominante y posesivo.

'Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella' (Gn. 3:6).

Los creyentes 'egipcios' son cristianos  infieles que aman el liderazgo del nicolaísmo. Tienen como cocineros especializados en 'teología sistemática y divinidad' a maestros bíblicos, que con astucia elaboran sabrosos mensajes. Emplean, como ingredientes en sus enseñanzas, credos, dogmas, tradiciones y reglas esclavizantes de la voluntad humana. De esta manera logran envolver y alienar a la gente (leer Ef. 4:14). Son líderes codiciosos que resisten la guía del  Espíritu Santo, para usurpar el gobierno de la ascensión de Cristo, delegado en Sus verdaderos ungidos. 

Los hebreos eran egipcios en su interior. Solo deseaban profundamente volver al menú de Egipto. Por eso, Moisés exclamó que él no podía darles a comer carne conforme al vivo deseo de codicia que los poseía. Tenían que convertirse y santificarse de ese pecado (v. 18),  para recibir del cielo el nuevo alimento (Núm. 11:10-13). El propósito del espíritu satánico, si hubiera logrado imponerse sobre Israel, era usurpar el ministerio de Moisés.  Poco tiempo después, María, Aarón y otros rebeldes de Israel también fueron inspirados por ese vivo deseo de un ministerio propio.

UN ESCUDO DE ANGELES

Moisés se decepcionó tanto con esas personas problemáticas y se cansó de llevar la carga de lidiar con ellas. El Señor intervino en la escena para librar a Su siervo fiel, mostrándole setenta compañeros de ministerio para aliviar su carga con todo el pueblo. Ellos fueron un escudo de ángeles de Dios alrededor de Moisés.  Allí, el Todopoderoso comenzó a mostrar la vida de iglesia que El quiere que vivamos de acuerdo a Hechos 2:42: 'Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones'. 

Nuestro Moisés, enviado por el Señor a todos los cristianos gentiles en el siglo 20, fue el profeta-mensajero William Marrion Branham. En Apocalipsis 10:7 leemos la profecía acerca de una Voz y una trompeta, para consumar en el tiempo del Fin el misterio de Dios anunciado a Sus siervos, los profetas. Esta Voz es el Juicio Justo del Eterno a esta generación y la trompeta es el evangelio de Pentecostés, de Hechos 2:38. Uniendo el mensaje de Juicio y el evangelio, tenemos  la Voz de mando (clamor) del Esposo, en la parábola de las diez vírgenes. El mensaje de Su Voz es la 'palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana surja en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo' (2 Pedro 1:19-21).

Moisés y el tabernáculo fueron un tipo de la Voz y de la trompeta de Ap. 10:7.

'Y salió Moisés y dijo al pueblo las palabras de Jehová; y reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor del tabernáculo. Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron...Y Moisés volvió al campamento, él y los ancianos de Israel. Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra' (Núm. 11:24-25, 30-31).

Ahora, Moisés no estaba solo para lidiar con Israel porque tenía colaboradores ungidos, para juzgar a las doce tribus. La misma palabra de Cristo que recibió Moisés también salió proféticamente de sus bocas, para juzgar el vivo deseo y a los rebeldes de Israel.  Cuando los codiciosos se desesperaron al ver la abundancia de codornices que les mandó el Señor, eso no era hambre físico de sus estómagos sino la codicia de liderazg0 y grandeza en sus corazones, mostrando el culto al nicolaísmo imperialista del faraón egipcio. Endiosaron el montón de codornices deliberadamente y provocaron a celos al Señor, porque menospreciaron alimentarse según el plan de Dios. Entonces, por adorar al espíritu nicolaíta de satanás, desataron Su ira. Murieron todos los presumidos y pretensiosos bajo una plaga muy grande (v. 33), porque el Señor aborrece el nicolaísmo. 

'Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron' (1 Cor. 10:6).

'Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal' (Fil. 3:18-19).

EL RETORNO DE CRISTO

'Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;...levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas' (Ap. 10:1-2;5-7).

En la verdad presente, así como el Angel del Pacto descendió a Israel en la nube para hablar con Moisés, ahora está en medio de nosotros y nos revela Su palabra de Vida.  El está pisando con Su pie derecho ardiente sobre el mar de la humanidad Gentil, mientras la Novia de Cristo come el Libro que está en Su mano. 'Derecho' denota Gracia y Misericordia. 'Izquierdo' significa Su capacidad de Juicio. Su pie izquierdo está sobre la tierra de Israel para tratar con esa nación más adelante por haber firmado, en esa hora, un pacto falso por siete años con el Anticristo.  'Mar' significa: Gentiles.  'Tierra' significa: Judíos. Sus dos pies pisando sobre el mar y la tierra nos dicen que Cristo ha venido a reclamar Su propiedad de la tierra y sus posesiones, con el Título de propiedad en Su mano. 'Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan' (Salmo 24:1).

Vemos que la Gracia de Cristo es mostrada a los Gentiles y cómo es que El viene a buscar a Sus elegidos y revelarles Su Presencia a ellos. Su Presencia aporta una iluminación (apocalipsis) de Su palabra, que purga y purifica a los verdaderos creyentes de las obras del diablo en los sistemas de las iglesias de hoy. Dios es rico en misericordia a quien El quiere mostrar misericordia. Pero el Juicio está hoy sobre la iglesia falsa y todas sus hijas prostituidas. El fuego de Dios pronto será consumado. (Ver Ap. 3:14-22 y Ap. 18).

Hoy, como se juntaron Moisés y los ancianos en el tabernáculo, Cristo y Sus verdaderos ungidos son uno en el tabernáculo de Dios para separar a la cizaña del trigo y a los malos de entre los justos (Mateo 13:41-43).

El Espíritu de Cristo en Moisés se hizo carne en aquellos setenta ancianos y con el Juicio Justo del tabernáculo  profetizaron nuevo alimento al pueblo, pero también juzgaron el pecado y las obras de las tinieblas.  Asimismo, Dios ungió a setenta discípulos con el Espíritu de Cristo en Jesús de Nazareth y con el evangelio del reino de los cielos, para darle Su palabra a las ovejas perdidas de la casa de Israel y librarlos del mal (Lc. 10:1, 17-20).

La manifestación presente de Cristo, el Angel de Ap. 10, forma parte de Su Segunda Venida. Esto comenzó con Su profeta-mensajero de Mal. 4:5 y Ap. 10:7,  William Marrion Branham en el siglo 20. Como Dios ungió a Moisés, también ungió a nuestro hermano y a otros verdaderos ministros con el Espíritu de Cristo,  para que sean Su palabra hablada en este tiempo del Fin.  Sus profecías son el Juicio Justo de Dios, y van acompañadas con el evangelio y con la  fe apostólica del Nuevo Testamento. El camino del Arbol de la Vida es guardado por Sus mensajeros con espadas encendidas de Juicio, que condenan las falsas doctrinas. Estas doctrinas son el paralelo de la carne egipcia, que con vivo deseo pretendió Israel en su corazón. Leer Génesis 3:24.

EL TABERNACULO y SU TESTIMONIO 

Las codornices del mar indican el alimento sólido de la fe apostólica. El viento favorable es el Hijo de Dios, enviando alimento espiritual a Su pueblo con la vida abundante de Su palabra de enseñanza. El tabernáculo es Jesucristo en el hombre interior del renacido. Su obra expiatoria en la cruz fue la propiciación divina por nuestros pecados. El tomó nuestro Juicio sobre Su cuerpo en el madero y consumó la completa redención de la humanidad y de la tierra. En el atrio exterior del tabernáculo de Moisés fue anunciada la muerte y sepultura del Señor, pero los atrios interiores del Lugar Santo y el Lugar Santísimo representaron Su resurrección y ascensión. El exterior del templo representó el cuerpo humano de Jesús  y el interior es el Espíritu de Cristo, el Verbo de Dios que se encarnó en El. También Su Iglesia en Jesucristo, es el tabernáculo de la morada de Dios. Nuestro cuerpo es el atrio exterior y el espíritu es el santuario interior, donde nuestra alma es el sacerdote.

El Espíritu Santo nos imparte la sangre, la muerte y la resurrección del Señor. Estamos muertos al pecado y sin condenación por el sacrificio del Cordero y vivimos en el Lugar Santísimo del cielo de Dios. ¡El es nuestro Apóstol y Sumo Sacerdote Habiendo resucitado juntamente con Jesús, hemos ascendido a los lugares celestiales en Cristo, para ser perfeccionados y transformados a Su imagen. Jesús nos libró  del velo de la carnalidad, crucificándola en Su cuerpo al morir. Así pudo ascendernos juntamente con El y presentarse por Sus redimidos, ante el Eterno. Por eso el Padre puede reunirse con nuestro espíritu, gracias al sacrificio del Cordero encarnado en nuestro cuerpo.

'El que se une al Señor, un espíritu es con El' (1 Cor. 6:17). 

'Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre'.

'Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes' (Ap. 10: 10-11).

Las codornices de las revelaciones apostólicas son Juicio de muerte a los que muerden la verdad con dientes destructivos. Su mordedura es la interpretación religiosa de la palabra de Dios. Un espíritu de satanás inspiró a Israel la acumulación y acaparamiento individual de tantas  codornices, idealizando estar de regreso en Egipto; y eso es apostasía. Ver Núm. 11:32-33. Ellos dijeron: '¿Para qué salimos de Egipto?' (Núm. 11:19).  Así que pretendieron comer las codornices de Dios según la fórmula de Egipto, como lo ha hecho la religión organizada. Qué manera tan insensata de tomar la Biblia en este desierto del mundo. Muchos cristianos no pueden discernir la mentalidad nicolaíta del sistema institucional y abordan las Sagradas Escrituras sujetos a ese espíritu autoritario y dominante. 

SEPARACION

'En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él' (Juan 14:20-21).

Los santos Novia de Cristo son el trigo que es apartado de la cizaña y es colocado en el granero del Lugar Santísimo, en el cielo de Dios. El ha venido a unirlos a Sí Mismo como está prometido en Juan 14:3: 'Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy , vosotros también estéis'.

Pero el Juicio es para la cizaña. Estos son creyentes manufacturados e infieles apóstatas, que están siendo juntados en el Movimiento Ecuménico, la imagen de la bestia de Ap. 13:14-15. El trigo vírgenes fatuas son creyentes como Lot el sobrino de Abraham, que conviven con el mundo de  Sodoma y Gomorra respirando la perversión de la palabra de Dios, lo cual es la obra de la cizaña. Establecen temerariamente compromisos con ellos, porque pueden obtener beneficios económicos y éxito en lo personal. Sus corazones siempre están ávidos de bienestar material y tienen el espíritu nicolaíta porque son carnales. 

'Dejad crecer juntamente lo uno y  lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero' (Mateo 13:30).

'De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo y hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oir, oiga' (Mateo 13:40-43).

KIBROT - HATAAVA

La tumba de los codiciosos es el Movimiento Ecuménico. Eso fue la gran plaga de Núm. 11:33, que reunió en Kibrot-hataava a todos los que sirvieron de tropiezo. Allí es donde los manojos de los apóstatas sufren las tinieblas de afuera - espíritus de demonios. Es  el lloro y el crujir de dientes en el horno de fuego de las tribulaciones de hoy, y la gran tribulación que vendrá.

CONCLUSION

Los hijos de Dios se afirman en el Señor Jesucristo, la roca de fundamento. Se crucifican cada día llevando Su muerte en el cuerpo, para que Su Vida se pueda manifestar en ellos. Amados hermanos en Cristo: Este es el día de recibir de Dios  el alimento sólido que El nos provee. La lluvia de codornices son las enseñanzas que hacen madurar a los elegidos. Estos creyentes no tratan de amontonar conocimiento bíblico codiciosamente, en forma intelectual, con el fin de hacer justicia propia.

Dios está pesando los corazones y separando a los codiciosos nicolaítas. Nuestro alimento sólido es Cristo y la revelación de Su palabra bíblica. Debemos permanecer firmes como tabernáculo de Dios (Gál. 5:1). No debemos mirar atrás a Egipto. 'No somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma' (Heb. 10:39) . Recordemos que Egipto significa  una dimensión espiritual de cautividad, esclavitud y alienación mental. Allí, el diablo está en el ego de muchos hombres llamándose ministros, porque tienen elocuencia teológica. Las personas que van tras ellos son víctimas del sistema organizado. Son mensajeros SIN EL ESPIRITU DE CRISTO. No conocen al Hijo de Dios porque no se ha revelado en sus almas, ni se ha formado en ellos. Están encadenados por un deseo personal al abismo sin fondo, que es una estructura espiritual sin fundamento. Lo que tienen es una imitación de la Ciudad de Dios, que sí tiene fundamentos. Pero están reprobados por el Gran Juez y sujetos a recibir las plagas de Ap. 18:4-5.   

Es el Juicio Justo a quienes hacen iniquidad y causan tropiezo a otros cristianos inmaduros. Ellos le dicen que no hay que ser exagerados ni extremistas con la fe en Dios.  Resueltamente y sin temor se encogen de hombros ante la plomada recta del Ministerio de Cristo. A gente así le da igual el pescado egipcio, que es el evangelio recortado de los apóstatas.  Esta es la maldad de los inicuos :  Se quejan del gobierno de Cristo y menosprecian la provisión del maná espiritual de la revelación divina. El Juicio Justo de Dios en la tierra es para separar la paja del trigo.

'Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?' (1 Pe. 4:17).

Pero los que menospreciaron el día de las pequeñeces, es decir, las verdades básicas del mensaje del tiempo del Fin, ahora se pueden regocijar porque están viendo la plomada en la mano de Zorobabel (Zac. 4:10), el Ministerio Apostólico del Cuerpo de Cristo.

Dos espíritus diferentes había en Israel. El Espíritu de Moisés y el espíritu de Egipto. Permíteme preguntarte hermano: ¿Tú de qué lado estás?  ¿Permites en tu corazón la influencia de los extraños, que trajeron la muerte al campamento de Israel o quieres el Espíritu de Cristo, que Dios tomó de Moisés para  ungir a los ancianos con el ministerio de la palabra profética? Unos tuvieron la obra carnal que les produjo su desgracia.  Otros tuvieron el fruto del Espíritu que trajo alivio a Moisés y el triunfo de la palabra sobre el plan usurpador y destructivo del diablo.  Unos produjeron la muerte, otros produjeron la vida. Recuerda las palabras del Apóstol Juan, que nos ordena en el amor de Cristo:

'Amados, no creáis a todo espíritu, sino juzgad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo' (1 Juan 4:1).

El Juicio Justo de todo espíritu y obra maligna fue dentro del tabernáculo. Allí era donde Dios hablaba con Moisés y resolvía todo asunto contra el Reino de Su Espíritu en Israel. Toda la carga de la carnalidad del pueblo y  las maldiciones que el diablo lanzó contra quienes eran la verdadera Iglesia en el desierto, solamente podían recibir Juicio Justo donde Dios juzgaba al pecado todos los días. Su dedo profético apuntaba al altar de los holocaustos, porque  ¡¡ los holocaustos del tabernáculo eran la muerte del pecado y de las tinieblas !! Ahora, Cristo nos ha ungido a Sus escogidos para  profetizar aquel mismo Juicio Justo de Dios en 'Jesucristo y éste crucificado' (1 Cor. 2:2). El padeció allá en la cruz para  juzgar toda injusticia que se opone a la voluntad de Dios.

'No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo,  así  juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la del que me envió, la del Padre' (Jn. 5:30).

'Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí' (Is. 44:22).

'Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de nuestra ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos' (Hechos 17: 30-31).

'Juzgad con el Juicio Justo del Calvario sobre el pecado, las falsas doctrinas, las obras de las tinieblas y los malos obreros, para tener libertad, sanidad y descanso en vuestras almas.  Amad a vuestros hermanos y honrad la obra del Espíritu Santo en la predicación, enseñanza y edificación del Cuerpo de Cristo, durante vuestra peregrinación en el desierto de la vida terrenal'.