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LA SEÑAL DE REBECA


LA EVIDENCIA DEL INCREDULO


En este tiempo de gran decadencia moral en la humanidad, vemos el libertinaje de muchos avanzando con la máscara del entretenimiento y de pasatiempos que parecen muy divertidos. Hombres y mujeres que han perdido la verdadera masculinidad y femineidad frecuentan el alcohol, las drogas, vicios, el juego, el baile, el tatuaje, clavarse metales (piercing), mostrar desnudez, pintarse el cuerpo y relaciones perversas contra naturaleza, exhibicionismo pornográfico, astrología, adivinación, tarotismo, yoga, budismo, quiromancia, ocultismo, satanismo, paganismo, idolatría y muchas otras cosas semejantes a estas. Es la posesión de los espíritus inmundos que había en Sodoma y Gomorra. Legiones de demonios seductores con forma y apariencia humana, que vienen con sutileza a través de las amistades, y aun de familiares y parientes necios e insensatos, en muchos casos, a provocar a personas curiosas que no disciernen el peligro del acercamiento a las tinieblas. Estas cosas atraen también a cristianos inmaduros, que saben que el maligno está en todas partes rodeando la tierra para hacer maldito y desgraciado al ser humano, pero presumen que son inmunes y que a ellos no les afecta en su fe.  

Multitudes están atrapadas en el camino amplio de la perdición rumbo al infierno, porque están siendo engañadas en sus sentimientos y emociones. Sus mentes están como anestesiadas por el orgullo y la autosuficiencia. No pueden rechazar con firmeza los ofrecimientos de un entorno idólatra de cosas que son sucias, tan solo con el argumento necio de que 'todos hacen lo mismo'. Son ignorantes, pero vanidosos al mismo tiempo. Piensan que no tiene nada de malo ni de peligroso acercarse a esos pasatiempos, para no caerle mal a los llamados amigos. Gente sin personalidad que no quiere que otros digan que uno es formal o demasiado serio, según el punto de vista de los tales. No aprecian la paz y la dignidad que se merece el alma humana hecha a la imagen de Dios.

Así es el engaño del diablo. Tan sutil y  tan cerca, encarnado en casi toda la gente actual, porque su conciencia está muerta y no tiene ningún interés de arrepentirse profundamente y recuperarse de la condición en que se encuentra. Otros practican alguna creencia y asisten a centros religiosos de vez en cuando, buscando cómo sentirse un poco mejor de su estrés o porque necesitan solución a sus problemas, fracasos y frustraciones. Solo un poco de buenos consejos de monjes, curas, pastores o maestros tibios, según la religión de cada país o región donde viven. Pero nada de los mandamientos de la Biblia en forma directa y personal delante de Dios, en forma privada. Para todo tienen tiempo, pero para estudiar las Sagradas Escrituras ni tiempo, ni ganas de hacerlo. Están enajenados por los estilos y modas del mundo. Pero dicen que son cristianos y que no tienen ningún ídolo. Son auto justos, mas no saben que la auto justicia es pecado a los ojos de Dios. Sus corazones endurecidos por el egoísmo los ha embrutecido mentalmente. Según sus argumentos sin criterio, dicen que todo está bien. Lo bueno es malo y lo malo es bueno en su mentalidad. 

Cuando se presenta la tragedia en sus vidas se acuerdan que hay un Dios en los cielos (si es que se acuerdan) y acuden a alguna religión para hallar consuelo. Solo quieren los panes y los peces, la ayuda del Cielo, pero después de encontrar el auxilio no se interesan en conocer la voluntad de Dios. Tal vez le aconsejan alguna iglesia, para obtener bendiciones. Eso es todo. No hay nada del verdadero arrepentimiento y del nuevo nacimiento que el Señor nos ordena en Juan 3:5 y Hechos 2:38. Entonces, sucede que la casa limpia y adornada está vacía del poder de la resurrección de Jesucristo. En esas condiciones, volverán a pecar porque no tienen la fuerza del Espíritu Santo para obedecer Su palabra. Su estado puede llegar a ser peor que antes. Los espíritus inmundos de lujuria, de fornicación, de vicios y de placeres como el baile, la música sensual y el materialismo volverán a entrar en su vida con siete espíritus más, que antes no tenía. Es que con el alma no se juega, entregándola al libre albedrío egocéntrico de hacer lo que me venga en gana. Todo lo que el hombre sembrare esto también cosechará. Al cristiano desobediente, si es rebelde a la corrección del Señor y Salvador, su pecado le alcanzará. Por eso es que en aquel día  ante el gran trono blanco de Juicio, Jesucristo les dirá: 

'...Apartaos de mí, hacedores de lo malo, no los reconozco ahora porque allá en la tierra nunca conocí que me amaban de todo corazón' (Mt. 7:21-23). 

LA EVIDENCIA DEL CREYENTE VERDADERO

Querido lector: La evidencia de que tú crees en Jesucristo como Dios quiere que creas, es el amor por Su palabra. Te interesas en la revelación divina de la Biblia, porque te das cuenta que esa es la forma de conocer Su Persona. El es el alma de Su palabra. No mora en templos ni en religiones hechas por el hombre. Tienes que entrar en Su palabra escrita, porque es la única casa física de Dios que tenemos en la tierra. El está allí, porque El Mismo es la PALABRA (ver Jn. 1:1-2).  

Jesucristo, la Palabra Viviente tiene tres aspectos o partes para que le podamos conocer. Tomemos como ejemplo que nuestra constitución humana está hecha a Su imagen y semejanza. Estamos compuestos de tres partes. Somos una persona (el alma), espíritu y cuerpo, como nuestro Creador. El no es tres Personas. Esto lo vemos perfectamente reflejado en nosotros mismos. El credo trinitario acerca de tres personas en Dios, es falso, no existe en la Biblia. Viendo por revelación del Espíritu Santo nuestra propia unidad espiritual y las tres formas de expresarnos, podemos entender que el Eterno Invisible es Uno (Dt. 6:4) y actúa como Padre e Hijo de Dios en Jesucristo, Su lado Visible. Dios y Jesucristo es el Mismo Ser Supremo. Como el ser humano, en su alma-espíritu tiene su lado invisible y en su cuerpo tiene su lado visible, así es con el Todopoderoso y el Cordero Jesucristo respectivamente (Ap. 21:22).

Cuando leemos con fe la palabra escrita de la Biblia hacemos contacto con el Espíritu Santo del Eterno, el autor y revelador de la Biblia. (Lee 2 Pedro 1:21 y verás Quién la inspiró). Pero recuerda, hay una Personalidad en el Espíritu de Dios y en la palabra escrita, por medio de la cual Se da a conocer.  Es Jesucristo, la Personalidad de Dios y de la Biblia. La revelación de Su mente en tu espíritu, te hará libre de la mente carnal. No saldrás de ella jamás con tus argumentos religiosos y opiniones personales, porque no son revelación divina. 

Sin ella estamos lejos de conocer la voluntad de Dios. Dios no quiere teología, ni filosofía, ni educación terrenal para nuestra vida cristiana. El quiere la mente de Jesucristo, que solamente la revelación de Su palabra puede producir. Si tú reconoces con humildad que estás afuera del verdadero conocimiento de Dios, a la intemperie del mundo, expuesto a las tinieblas, ten fe en Jesucristo y entrégate a Sus palabras para que habite el Espíritu Santo en ti.

'Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de Dios' (Col. 2:9).

No se trata de entrar en alguna religión humana, sino de creer en la Persona de Jesucristo y la Biblia. El no es una religión. Debemos corresponder a Su extraordinario amor que nos demostró muriendo en el Calvario, para salvar nuestras almas. Jesucristo no es un credo, un dogma, una tradición, ni alguna institución religiosa hecha por el hombre, en cualquiera de sus denominaciones. No hermano o hermana que lees. Tú sabes que es así, como te digo. No necesitas que vengan eruditos en religión que te hablen de Cristo. Tú necesitas que Cristo Mismo te hable.  Y aquí nos está hablando al alma. ¿Entiendes que el alma es nuestra persona, la cual es visible a través de nuestro cuerpo? ¿Y sabes que el alma (la Persona Divina) de nuestro Dios y Padre Eterno es visible en Jesucristo? El es la Palabra Viviente de Dios que se manifestó en este mundo. Que Su Espíritu te revele al que puede restaurarte el alma a la imagen del Creador, que tenías antes de la fundación del mundo. Jesucristo es el verdadero Dios, Señor y Salvador, la vida eterna de los que creen en El y en Su palabra.

'El que me ha visto a mí, ha visto al Padre' (Jn. 14:9).

En este mensaje quiero hablar también del matrimonio a los creyentes. Sé que están preocupados, afligidos y hasta descreídos, los que están solteros, de que puedan encontrar esposo o esposa que estén limpios, sanos, íntegros moralmente y alejados del mundanal ruido. Gente sensata, consciente y verdadera, sin dos o más caras, dispuestas a contraer enlace para tener un hogar y una familia digna, sin vínculos con incrédulos e infieles, ni con los pasatiempos mundanos que se acostumbran hoy. Saben que el hogar es algo consagrado a Dios, un edificio que hay que construir, y las influencias externas solo servirán para dañarlo. Deseo que esta palabra también pueda ser útil a hermanos en la fe que están casados, y muchas veces se preguntan porqué tienen problemas y dificultades en su relación, que hasta dudan algunas veces de que sean el uno para el otro. Es que no se han transformado en la Esposa del Cordero Jesucristo, para saber lo que es vivir el matrimonio bíblico de Dios, y no ser simplemente una pareja del mundo, como le llaman hoy día al concubinato. 

LA SEÑAL

Cuando un hombre y una mujer creyentes de la Biblia desean contraer matrimonio, cada uno de ellos necesita tener una señal, el uno del otro, para estar seguros de hacer la voluntad de Dios. Esto es lo más trascendente. Casarse con quien Dios quiere. Si ambas personas obedecen Su voluntad, entonces han puesto el fundamento al amor que se profesan el uno al otro, y ya pueden edificar sobre él un hogar estable y duradero por la eternidad. Lo que edifiquen en la tierra es una buena obra, con la cual se presentarán ante el Tribunal de Cristo para recibir su recompensa. Muchas bendiciones de aquella corona gloriosa, ya las pueden recibir antes en la tierra. 

Estoy hablando exclusivamente a las personas que son creyentes y desean vivir como hijos de Dios. Porque creyentes pueden haber muchos, pero son pocos los que andan como hijos de Dios. Los hijos de Dios tienen el ADN del Padre Eterno en sus corazones. Así es. La señal de tener su ADN es creer en la muerte y resurrección de Jesucristo y ser uno con la revelación de Su palabra. Así está escrito: 'No te unirás en yugo desigual' (2 Co. 6:14). Por lo tanto surge la pregunta: ¿Cómo puede reconocer el creyente (hombre o mujer) esa señal en quién será su cónyuge? Porque así como el Hijo de Dios ha conseguido en la cruz Su Esposa espiritual, también de la misma manera los hijos de Dios tienen que conseguir su cónyuge en la cruz de Jesucristo. ¿Y cómo puede ser que tu futuro esposo o esposa sea uno con el sacrificio del Cordero? La respuesta es su fe y obediencia a la palabra de Hechos 2:38, porque es el fundamento del corazón. La confirmación nos la da el Señor, cuando se refirió a la casa que se debe edificar sobre la roca de Sus palabras para que no perezca. 

'¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa' (Lc. 6:46-49).

Deja que Sus palabras se implanten en ti. Si tú crees que Jesús es tu Unico Señor y Salvador, quien rescató tu alma con Su sangre y muerte de cruz, reconócelo como tu roca de fundamento eterno. Todo lo que estás leyendo y aun más que puedes leer en este ministerio es el Espíritu de Cristo, que se encarnó en Jesús de Nazareth. Y tu obediencia a Su palabra, querido lector, es la señal que le tienes que dar a tu prójimo creyente para mostrarle que crees en Dios correctamente.

Hay un relato en Génesis 24 donde se encuentra la señal para participar del matrimonio de Dios. Bienaventurado serás si consideras esa historia y la aplicas en tu vida. Yo te doy fe con mi propio testimonio. Cuando conocí la hermana en Cristo que sería mi esposa, tenía que resolver en menos de un mes si le tenía que proponer matrimonio, porque yo estaba de paso en el Perú llevando la palabra a los creyentes allí. Me quedaban 30 días de estadía en mi pasaporte. Entonces acudí al Señor en oración y le pedí una palabra en la Biblia que me diera la certeza de haber encontrado la esposa según Su voluntad. Y me respondió con Génesis 24. A continuación te presento la revelación del Espíritu que nos muestra el matrimonio de Isaac y Rebeca como una fotografía del matrimonio humano, reflejando el matrimonio de Cristo hoy con Su verdadera Iglesia. El capítulo es extenso, pero transcribo Gn. 24:10-14, la parte que considero el corazón mismo de la historia, porque es la señal que tenemos que estudiar.

ABRAHAM BUSCA ESPOSA PARA ISAAC 

'Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua. Y dijo: Oh, Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham. He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea esta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor' (Gn. 24: 10-14).

Cuando Abraham determinó darle una esposa a Isaac, su hijo, envió a Eliezer, el gobernador de su hacienda, a buscarla en su familia que vivía en Mesopotamia. Allí tenía que hallarla y traerla a la tierra de Canaán. Así es que el enviado de Abraham se dirigió hacia allá con diez camellos cargados de regalos y con sus siervos, obreros en la hacienda de su señor. Después de un largo viaje llegó a la ciudad de Nacor. La responsabilidad que tenía era muy grande. No debía equivocarse ni perder tanto esfuerzo realizado. Tenía que ser muy racional y ordenado en cada paso que diera en esos lugares. Abraham había juramentado a Eliezer ante el Eterno con el compromiso de buscar esposa para Isaac, exclusivamente dentro de su parentela. La mujer no tenía que ser una cananea y tampoco su hijo tenía que ir a vivir en Mesopotamia. Entonces, ¿qué hizo Eliezer cuando llegó allí? Vemos en los versos 12 al 14 que oró a Dios y le pidió que la doncella que estaba predestinada para Isaac le diera una señal muy clara y precisa de que fuera una creyente espiritual. Si esa señal se manifestaba en ella, entonces él reconocería con seguridad que era la persona que le pidió a Dios. 

Ciertamente, Eliezer era un hombre creyente que vivía su relación con el Señor basado en la sabiduría y la revelación del Espíritu Santo. Y esperó que la fe en Dios que él tenía, la tuviera también la joven que fue a buscar para Isaac. El contaba con la herramienta básica que canaliza la sabiduría de Dios. Esa herramienta es la revelación. En ningún otro recurso se debía respaldar, para cumplir con tan alta comisión que le encomendó su señor Abraham. Es decir, que la joven elegida por Dios para Isaac debía tener fe, para acceder a darle agua sin temor a un desconocido y a sus camellos. El servicio del agua indicaría que ella estaba ungida y preparada con lo necesario para ser la esposa de Isaac. Así es que, juntamente con el agua física para el cuerpo, Eliezer buscó una joven con la siguiente señal : Que fuera un alma que tuviera el agua del evangelio en el cántaro de su corazón. Y cuando se tiene esa agua espiritual se tiene la fe de Jesús. Ese es el requisito para ser la Esposa del Cordero. Y entre tantas doncellas que venían a la fuente, fue en Rebeca que se manifestó la señal de la esposa de Isaac.

Los verdaderos creyentes tenemos mucho que reflexionar en esta historia bíblica, para perfeccionar nuestro entendimiento. Debemos saber qué cosa es tener la fe de Jesucristo. Creer en El con firmeza es gracias a la fe en el evangelio. Muchos lo toman en forma sentimental y no en forma racional. Lo aceptan, pero no lo entienden. Y la fe se afirma y se perfecciona cuando entendemos el evangelio. El Espíritu Santo es el maestro que nos revela y enseña toda palabra de la Biblia. En primer lugar vemos en Gn. 24, que Dios quiere una Esposa para Su Hijo Amado. En segundo lugar, la elegida tiene que ir continuamente a la fuente de las Escrituras, y llenar el cántaro de su corazón con el agua de la palabra que nos revela el Espíritu Santo. Recibir revelación divina es obtener la mente de Cristo en nuestro interior (ver Jn. 16:13-15). En tercer lugar, tiene que servir a Dios en Espíritu y en verdad, conforme a Jn. 4: 23-24. Este servicio en unidad con Cristo y Su palabra revelada es la adoración que agrada a Dios, porque es la obra de Su Hijo en nuestro espíritu (1 Pe. 2:5). Lo que hizo Rebeca libre de todo egoísmo, al interesarse por la sed de Eliezer , es la misma actitud que él tuvo con Abraham. Ese es el Espíritu de Cristo. Se puso en el lugar de su señor, sintió sinceramente la expectativa y esperanza de ese anciano padre que anhelaba una esposa para su hijo. Entonces intercedió ante el trono de la Gracia por Abraham, para que Dios le conceda ese anhelo. Porque fue Abraham quien le dio una esposa a su hijo, a través de Eliezer. 

Tú y yo tenemos que sentir el corazón de nuestro Padre Eterno y orar por la Esposa que El quiere para Su Hijo Amado. El visitante Eliezer hoy en la tierra, ha sido enviado de lo alto a Mesopotamia a buscar una Novia y presentarla bien dispuesta para Jesucristo. Es el ministerio del Espíritu Santo, que recibimos los varones que El escogió, quien está reuniendo a Rebeca con el Esposo, para que la perfeccione y convierta en Su Esposa. Yo siento todo eso en mi corazón, entonces me doy cuenta que hay un paralelo entre el matrimonio del Cordero de Dios, y el matrimonio humano de Sus hijos que están ahora solteros en muchos lugares de la tierra, necesitando una palabra poderosa del Señor, en este tiempo tan oscuro y peligroso. Por eso ruego que puedas entender correctamente la historia de Génesis 24 y llegues a obedecerla.  

El anciano Abraham, ya muy avanzado en años prefiguró al Padre Eterno. Isaac representó al Señor Jesucristo. Eliezer y sus hombres es el ministerio que vino del Padre sobre nuestro hermano W. M. Branham a mediados del siglo 20, y hoy permanece, por medio del Espíritu Santo, en los obreros de Dios que administran correctamente el clamor de medianoche que nos dice así:  '¡ El Esposo está aquí, salgan a reunirse con El !' (Mt. 25:6). Los diez camellos son el mensaje del clamor de medianoche. La carga de regalos son los dones y bendiciones para las diez vírgenes de Mt. 25. Ellos son los creyentes del clamor, que también es la voz de aclamación de 1 Tes. 4:16 y Ap. 10:7. La tierra de Canaán prefiguró el evangelio original apostólico de Hechos 2:38 y la tierra de Mesopotamia es el evangelio denominacional.  Pero con respecto al evangelio bíblico original del primer siglo, está modificado en dos cosas: el bautismo en agua es trinitario y la doctrina del nuevo nacimiento es una fórmula. Toda la tierra, el planeta entero, es figura de la palabra bíblica escrita, la cual se encuentra ya en casi todas las naciones y etnias. Hay tres clases de moradores. Los cananeos son el ecumenismo apóstata y las falsas doctrinas. Los mesopotámicos son cristianos fieles, pero cegados por el señorío nicolaíta de las instituciones religiosas denominacionales. El resto son los moradores del mundo con o sin religión alguna.  

La parentela directa de Abraham en la ciudad de Nacor, que se diferencia de los cananeos, son creyentes virgen fatua y otros hermanos fieles en sus conciencias que aborrecen el ecumenismo anticristo y la apostasía. Rebeca es la virgen prudente. La fuente de agua es la Biblia. El agua de la fuente es la revelación del evangelio y las Escrituras. El viaje de regreso a Canaán hasta el encuentro con Isaac, es el tiempo de preparación que se toma la virgen prudente hasta que se encuentra con el Esposo Jesucristo y El la recibe hoy en Su reino (ver Mt. 25:10). Esto consuma el nuevo nacimiento y el bautismo de la virgen prudente en el Cuerpo glorioso de Cristo, así como se produjo el encuentro de Isaac con Rebeca, y la unió con él en matrimonio (Is. 9:6). El campo es el mundo, la tienda es el Espíritu de revelación y Sara es Jerusalén celestial, la sabiduría de Dios (Heb. 12:22).

CONCLUSION

La respuesta del Señor llegó en Génesis 24: 18-20. Rebeca fue la joven que hizo todo lo que Eliezer esperaba ver en ella. Y no fue casualidad. Lo que pidió Eliezer  era lo que Dios quería que sucediera. Y Dios no cambia Su parecer en este tiempo final. La señal en nosotros Su Rebeca espiritual es que bajemos nuestro cántaro. Esto es que seamos humildes y dóciles de corazón ante Su Presencia. El agua que necesitan Eliezer, sus camellos y sus hombres es para satisfacer la sed de Dios. El tiene sed de nuestra identificación y comunión con Su Espíritu y Su palabra. Así como el agua fresca refrigera al que está sediento y cansado, a Su Espíritu le gratifica, conforta y honra hasta lo profundo de Su alma que seamos uno con la fuente de Su palabra bíblica y con el agua de la palabra revelada, a través de un servicio diligente como el de Rebeca. Ella fue una mujer profesional en el ministerio de la señal que tienen los escogidos. El agua que nos permite ser espirituales como Rebeca es la revelación de la palabra,  para ejercer el ministerio de Cristo, siendo obreros eficaces como Eliezer. 

'Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad' (2 Ti. 2:15).


Noviembre 2022