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LA BODA DEL CORDERO



"Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". 

"Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos". 

"Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".

"Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" 

(Mt. 16:16-19).

EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA

La Unidad de Dios - Divinidad y Humanidad del Señor Jesucristo

La Iglesia verdadera está edificada sobre la revelación divina de Quién es el Señor Jesucristo. Pedro dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Esta palabra nos muestra que el atributo Hijo Unigénito del Padre se encarnó en Jesús y declara la Unidad de Padre e Hijo que tiene el Eterno en Sí Mismo. El no es tres ni dos personas, ni tampoco es el Jesús de los unitarios, porque el Hijo del Hombre no fue Su Propio Padre. Sencillamente, el creyente ungido con la sabiduría y revelación del Espíritu Santo  puede ver en Cristo Jesús el lado Visible del Espíritu Eterno Invisible. 

Esta revelación es  el fundamento sobre el cual está edificado el Cuerpo de Cristo.  El Hijo de Dios es Cristo, la Palabra Original que el Espíritu Eterno engendró en Sí Mismo, salió de El y se encarnó en Jesús de Nazareth. Así como también la humanidad de Jesús salió de Cristo la Palabra de Dios. Por esto es el Hijo del Hombre. Fue la autorevelación del Padre como el Hijo Unigénito y el Primogénito Humano de toda creación. La  divinidad y la humanidad de la Palabra de Dios se manifestó en el cielo y en la tierra por medio de Cristo Jesús. Los tres atributos, oficios y funciones (no tres personas) de Dios son Su testimonio en la tierra de lo que el Eterno es en el cielo (1 Juan 1:8). El Espíritu Santo es el Padre y el Hijo de Dios. El agua y la sangre es el Hijo del Hombre.

"Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy" (Sal. 2:7).

Cuando el tiempo fue cumplido,  Dios habló (Is. 7:14) y la humanidad del Primogénito salió de Su Palabra y Su Espíritu engendró a Jesús en el vientre de María. No hubo intervención de gen masculino ni óvulo femenino. Jesús fue la completa expresión de la humanidad de la Palabra creada por el Espíritu Eterno.  Pero, a los treinta años de edad, después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, se encarnó el Unigénito - la divinidad de la Palabra - en la humanidad de Jesús y moró en El  corporalmente. Entonces Jesús  fue Dios y Hombre : Cristo Jesús, el Hijo del Dios Viviente. 

"Porque un niño nos es nacido, Hijo no es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz" (Is. 9:6). 

"Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9).

Cristo la Palabra (Logos, Verbo, Dabar - Jn. 1:1-2) se hizo carne en Jesús,  con los atributos de  Padre y de Hijo de Dios. Pedro dijo: "Cristo, el Hijo de Dios". El entendió simplemente por revelación, que Dios estaba en el mundo en la humanidad y divinidad de Jesucristo.

El UNICO Ser Supremo se encarnó por medio de Su Palabra y se manifestó en Jesús, para salvar con Su muerte de cruz a Sus hijos y a Su creación terrestre de la  esclavitud del pecado.  Fue la Propia personificación de Dios Todopoderoso en Jesucristo. Si puedes ver esta revelación divina y crees, como Pedro lo hizo, estarás poniendo el fundamento en tu corazón.

"El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn. 14:9b).

Las Llaves

El Señor Jesucristo  le dio  las Llaves del reino de los cielos al Apóstol Pedro el día de Pentecostés y él fue quien abrió las puertas de la salvación a todos los hijos de Dios que creyeron sus palabras, registradas en el capítulo 2 de Hechos de los Apóstoles.  Allí vemos las Llaves del reino celestial revelando las doctrinas de la  justificación, de la santificación y del nuevo nacimiento para la salvación de las almas cautivas del pecado, que recibieron a Jesucristo y creyeron en el evangelio. Pero estas Llaves también ataron con juicio a los incrédulos que menospreciaron Su muerte y resurrección (Ver Gn. 3:24; Mt. 16:19; Mr. 16:16; Jn. 20:23). Las Llaves son los Dones del Ministerio de Ascensión de Cristo, dados a Su Iglesia: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros, para la  predicación y  la enseñanza de la palabra de Dios. Son Dones de sabiduría, de autoridad y de poder para consumar el misterio de Dios de reunir a los escogidos en un solo Cuerpo, a través del evangelio. Los Dones de la Ascensión forman parte del fundamento de Su Iglesia, porque son el Apostolado y Sumo Sacerdocio de Cristo (ver Ef. 2:20-21 y He. 9:11).

Jesús le dijo a Pedro: "A ti te daré las llaves...". Esto es que la sabiduría, la autoridad y el poder del Ministerio Apostólico de Cristo establecen el fundamento, edifican el templo y son la muralla que defiende la Ciudad de Dios. Los Apóstoles del Nuevo Testamento se honraron públicamente unos a otros y esa unidad causó la gloria en el Señor que tuvo la Iglesia temprana. Tenían la revelación del fundamento puesta correctamente en sus corazones y en sus discípulos. Estos hermanos de la primera hora no separaron a la Iglesia del Ministerio Apostólico de Cristo, como tiempo después lo hicieron hombres perversos con el espíritu nicolaíta para dividir a los creyentes hasta el tiempo presente. La revelación divina que les dio la unidad en el amor fraternal es que el Ministerio Apostólico de Cristo, el evangelio y la Iglesia son un solo Espíritu. Esa es la herramienta de Dios para implantar Su palabra y edificar Su templo. Debemos concentrar siempre la mirada en Cristo, el Espíritu del evangelio y de la obra. El es el Angel que le da el libro pequeño a Juan para que lo coma y luego ministre Su palabra (Ap. 10:8-11).

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hch. 2:42).  


"Porque por medio de El los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu" (Ef. 2:18-22).

La doctrina de Cristo

Jesús nos ha dado a Su Iglesia las Llaves - Sus Dones de Ascensión - desde el día de Pentecostés hasta hoy para abrir las puertas del evangelio y el resto de Su palabra a los redimidos. Las puertas del evangelio son las doctrinas de la justificación, la santificación y el nuevo nacimiento para afirmarnos, perfeccionarnos, fortalecernos y establecernos en el fundamento del Espíritu de Cristo. Sobre este fundamento se levanta un templo espiritual en el creyente renacido. El templo es el nuevo hombre en nuestro espíritu y cuerpo, con el sacerdocio santo del alma en el Señor. La suma de todas sus partes es la Vida de Cristo. Los creyentes que obedecen la palabra revelada del Hijo de Dios se unen con el fundamento, reciben Su mente, entran en el Reino de Dios (Jn. 3:3,5) y se edifican como Cuerpo de Cristo.

"Y reposará sobre El el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Is. 11:2). 

El reino de los cielos

Nuestro Señor ha puesto en Sus discípulos, a través del evangelio, cielos de justicia, santidad y vida eterna. Son atributos y bendiciones divinas que reinan en sus almas por medio de Su Espíritu. Son la Vida del evangelio. Cuando el Apóstol Pedro predicó el mensaje de la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo (Hch. cap. 2) presentó la Piedra herida por el pecado de todos nosotros, que fue puesta por el Padre en la cruz del Calvario.

"He aquí que Yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular,  preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure" (Is. 28:19). 

Inmediatamente de ser revelado Jesucristo en el corazón de Sus Apóstoles, ellos lo establecieron como el fundamento en todos los que recibieron y creyeron sus palabras. Así fue la fundación de la Iglesia sobre Quien es la Justicia, la Santidad y la Vida eterna. El evangelio y su mensaje del reino de los cielos fue dado por el Hijo del Hombre para la salvación del alma  (Mr. 1:15; Juan 3: 3,5 y 16-18). Este evangelio fue anunciado por todos Sus verdaderos Apóstoles, para edificar a los elegidos de Dios como un solo Cuerpo sobre la revelación que el Hijo del Hombre es Cristo, el Unigénito del Padre. El recibió toda potestad y nos restauró por Su muerte de cruz a la posición que teníamos en Adán antes del pecado y también redimió la condición original que los hijos de Dios tuvimos en Cristo, antes de la creación del mundo.  Esta obra que consumó Jesús en el Calvario es el evangelio del Apóstol Pedro en Pentecostés, mostrando en su contenido espiritual que el reino de los cielos es Jesucristo.

"Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hch. 2:38).

"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Ef. 2:4-6).

EL BANQUETE  y  LA BODA

"Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad" (Ap. 22:14). 

El banquete de la Boda del Cordero es la cena de revelación profética que tiene hoy con Jesús el creyente renacido (Mt. 25:10). Es por medio de El que las vírgenes prudentes pueden ingresar al banquete, después de lavar sus ropas de salvación del pecado del mundo con el mensaje del Clamor de medianoche (Mt. 25:6; Ap. 10:7). El pecado del mundo es las ideas de los hombres que mancharon la túnica de salvación de los hijos de Dios, dentro de las organizaciones religiosas.  En el banquete de la palabra las vírgenes prudentes son perfeccionadas en su entendimiento y preparadas por el Esposo, para tener derecho a la unión de su alma y espíritu con Su Yo Soy en la tienda nupcial (Mt. 25:10), donde es transformada a Su imagen. La perfección y la transformación son dos obras del Esposo. Son las bodas del Cordero que culminarán con la glorificación del cuerpo físico de la Novia, con el cual será arrebatada en su calidad de Esposa.

El banquete es la enseñanza de Su Voz de Arcángel que abre las puertas de Jerusalén, la Ciudad de la sabiduría, revelación y conocimiento de Cristo; la cual es libre, madre de todos los hijos de Dios (Gál. 4:26,31 - He. 12:22). Las puertas son las doctrinas que perfeccionan a las vírgenes prudentes que se santificaron previamente con el Clamor de medianoche y el evangelio original. Es después de ello que la Voz de Arcángel del Ministerio Quíntuple de Ef. 4:11 las perfecciona para la obra del ministerio y la edificación del Cuerpo de Cristo. El Esposo ha descendido a glorificar nuestras almas para nuestra redención. Esta redención completa será nuestra glorificación física que el Hijo del Hombre consumará con Trompeta de Dios, antes del arrebatamiento (1 Co. 15:51-54 y 1 Ts. 4:16-17).

Ministerios de Glorificación

"Porque el Señor mismo con voz de aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo..." (1 Ts. 4:16b).

El Señor Jesucristo en Su Ministerio de Ascensión, según el orden de Melquisedec, es Quien nos revela Su palabra para perfeccionar y transformar a Sus elegidos santos Novia, "para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Jn. 14:3). Ver 2 Co. 3:18. Su obra de perfección y transformación espiritual es la continuación de la glorificación del alma que comenzó con la justificación (Ro. 8:30).  Conforme a 1 Ts. 4:16-17, en el Tiempo del Fin hay tres Ministerios de Cristo para glorificar con Su palabra hablada el alma-espíritu y el cuerpo de Sus elegidos. [Nota: Palabra hablada es revelación divina de las Sagradas Escrituras, que comunican oralmente Sus verdaderos ministros que tienen la mente de Cristo.] Esto es regocijo para el creyente lleno del Espíritu Santo, el cual "nos guiará a toda la verdad  y nos revelará las cosas que habrán de venir" (Juan 16:13). 

Es totalmente errado el pensamiento evangélico tradicional que Jesús va a venir físicamente a trasladar a Su Iglesia con tres voces sonando juntas al mismo tiempo, para resucitar a los que durmieron y juntarlos en el aire con los que estén vivos en esa hora. El Señor no piensa sorprendernos de esa manera. La Escritura nos dice que descenderá y Su movimiento descendente no es algo repentino. Su descenso es espiritual y progresivo porque está revelando Su palabra a Sus santos para perfeccionar su entendimiento de las Escrituras. Y esto produce en ellos una transformación espiritual porque viven un encuentro personal con el Señor Mismo. En esta Hora, el elegido está viviendo en su ser el descenso del Maestro, que le hace crecer y ascender hacia el encuentro físico con El en el aire. Se está llenando de Luz su corazón y se mantiene con sus ojos y sus oídos espirituales abiertos en el Reino del Hijo de Dios.  Son pocos los que creen de esta manera, porque Su devenir descendente es por Sus elegidos que verdaderamente le esperan.  Jesús no está en las iglesias. El está en Su palabra y los que la aman reciben la revelación. Allí está la evidencia de tener el Espíritu Santo. Tú te quedas con toda la palabra hablada por El a tu corazón. Si no puedes es porque no lo tienes y El tampoco te tiene a ti, como es el caso de las vírgenes fatuas sin aceite en sus vasijas.  

Atención a esto escogido de Dios:

El descenso de Cristo sobre la tierra en esta Hora permanece contigo hasta tu arrebatamiento y traslación a la Casa del Padre. 

La profecía de 1 Tesaloniscenses 4:16 habla de tres Voces del Señor. La revelación del Espíritu Santo es que las tres Voces son tres Ministerios de la palabra de Dios, hablada por el Señor Jesucristo. Nunca puede ser que suenen las tres Voces al mismo tiempo, porque cada una de ellas tiene un Ministerio específico:


La Voz de Aclamación es el Mensaje profético de Ap. 10:7, que nos ha llamado afuera del babilonismo religioso (Mt. 25:6) para restaurarnos el conocimiento espiritual del fundamento de la verdadera Iglesia. Es un Ministerio semejante al de los profetas del Antiguo Pacto  como lo fue el Ministerio de Juan el Bautista en el Espíritu y poder de Elías, antes de Pentecostés.

La Voz de Arcángel es la palabra presente del ministerio quíntuple de Ef. 4:11-16. Implanta el fundamento en los elegidos nacidos de nuevo, que creen la Voz de Aclamación. Como consecuencia se desata la revelación de Jesucristo en el alma, la renovación del entendimiento de los santos y su perfección en la palabra, para la obra del ministerio y la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, la Persona del evangelio. Conduce  el crecimiento y la madurez del hombre interior, el cual es el varón perfecto en el Espíritu.

La Trompeta de Dios será el Ministerio de los Siete Truenos de Ap. 10:3-4 con la revelación de la Palabra Final para Su Iglesia verdadera, que resucitará a los que durmieron en el Señor  y transformará los cuerpos de Sus santos vivientes. Nos dará la fe de Arrebatamiento y el encuentro físico con el Señor en el aire (1 Co. 15:51-54).

LA BODA DEL CORDERO

El Esposo ha venido a perfeccionar en Su palabra a Su elegida y a transformarla en Su Esposa, antes de su arrebatamiento físico. La transformación espiritual de la Novia a la imagen del Esposo solo es posible por la unión de su cuerpo con la muerte, de su espíritu con la resurrección y de su alma con la ascensión del Señor, respectivamente. El ha venido a consumar esa triple unión de la Novia del evangelio con el Espíritu de Cristo.  Ella es transformada en Su Esposa por la revelación en su corazón del amor sacrificial del Cordero. Entonces es cuando modela en ella su alma y su espíritu a la imagen de Cristo. Luego, con Trompeta de Dios la transformará físicamente y El la glorificará en Su Aparición invisible al mundo con el Mismo cuerpo de la gloria Suya,  para llevarla a la Cena Final de la Boda del Cordero en la Casa del Padre (Fil. 3:21 - Ap. 19:7-8).

"Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas" (Mt. 24:28).

Contrariamente a lo enseñado por el cristianismo organizado, la Boda acontece en la tierra y culminará en el Cielo de Dios. ¿Por qué? Porque primero tenemos que ser convertidos, perfeccionados y transformados por la revelación de Su palabra, la cual es impartida por los tres Ministerios del Señor Jesucristo. Que quede claro:  Son tres Ministerios de palabra revelada con los que el Señor obra en Sus santos el misterio de reunirlos en un solo Cuerpo por medio del evangelio, como les fue anunciado a Sus profetas en la antigüedad. 

Lo que está aconteciendo hoy en la tierra es que el Esposo ya ha venido en forma espiritual como el Angel del Pacto y la Boda está en pleno apogeo, porque se está consumando el misterio de Dios. Cuando este misterio culmine, el Cuerpo de Cristo será trasladado a Su Presencia en el arrebatamiento de la Esposa por el Esposo.

"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Jn. 14:21).

"Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio" (Ef. 3:5-6).

"Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como El lo anunció a Sus siervos los profetas" (Ap. 10:7).
  
La Voz de Aclamación - Sabiduría y restauración al Principio

En el ministerio de Moisés, Israel fue restaurado a la fe de sus padres cuando salió de la cautividad y de la esclavitud de Egipto, cruzó el Mar Rojo, atravesó el desierto y poseyó el territorio oriental de Canaán. Aquel ministerio prefiguró la Voz del séptimo ángel de Ap. 10:7, en el ministerio del profeta William M. Branham a mediados del siglo 20.  Su mensaje del Tiempo del Fin es el Grito de medianoche de Mt. 25:6, el cual es la Voz de Aclamación de 1 Ts. 4:16.

La Voz de Aclamación es la sabiduría de Cristo que nos ha liberado de la oscuridad y alienación religiosa, nos ha provisto el verdadero evangelio y la palabra del fundamento para que podamos prepararnos y entrar en la Boda del Cordero. La perversión del evangelio y de la doctrina de Cristo comenzó con el nicolaísmo, siguió con el balaamismo y culminó con la doctrina de Jezabel (el romanismo) en su apostasía absoluta de la verdad original,  cuando la Iglesia Católica se impuso sobre la gente. En ella están las puertas del infierno, que  no prevalecerán contra la Iglesia que Jesús fundó y está edificando. El profetizó de la mujer del infierno y las puertas de sus dogmas, credos y tradiciones contra el reino de los cielos.

"Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado" (Mt. 13:33).

El reino de los cielos es el evangelio de Jesucristo anunciado el día de Pentecostés. La mujer es la Iglesia Católica Romana. La levadura es el pecado, la falsa doctrina y la hipocresía. La harina es la doctrina del evangelio. Las tres medidas de harina son la justificación, la santificación y el nuevo nacimiento. La justificación es la fe en la sangre de Jesús y el arrepentimiento. La santificación es el bautismo en el Nombre de Jesucristo para reconciliarnos con Dios. El nuevo nacimiento es el don del Espíritu Santo. Este es el verdadero Pan de Vida que descendió del Cielo (leer Hch. 2:38).

La mezcla falsa fue juntar fe en la 'madre iglesia', como la mujer se llama, y  arrepentimiento. Luego modificó el verdadero bautismo en el Nombre de Jesucristo y el bautismo en agua lo unió con los títulos Padre, Hijo y Espíritu Santo. En lugar de inmersión lo alteró con rociamiento de agua sobre la cabeza del candidato, aunque fueran niños. El perdón de pecados por parte de Dios lo pretendió hacer ella ordenando la confesión, penitencias y cobrando indulgencias a la gente. Recibir el don del Espíritu Santo lo cambió con  la misa y la confirmación dando a comer la ostia, enseñando la falsedad de que el creyente come literalmente el cuerpo de Cristo. 

Luego, las iglesias protestantes y evangélicas, cuyo sistema religioso nicolaíta, trinitario y babilónico salió de la Iglesia Católica Romana (son las hijas de Ap. 17:5) han predicado y enseñado una parte del evangelio original, es decir, un evangelio recortado. Consiste en el anuncio que los creyentes ya son completamente nacidos de nuevo con solo fe en la sangre de Jesús, una oración de aceptarlo como Señor y Salvador personal y que así es como quedan escritos en el Libro de la Vida y pertenecen al Cuerpo de Cristo. Luego el bautismo en títulos, el don de lenguas como evidencia de haber recibido el Espíritu Santo y la sujeción a una iglesia con un pastor designado por el sistema nicolaíta, al que hay que pagarle diezmo bajo el juicio de que lo contrario, según ellos, es estar en error y caído en el mundo pecador del lado del diablo. Allí tenemos el pan híbrido del hombre: la distorsión y mezcla de verdades bíblicas con el espíritu de Jezabel y la falsedad doctrinal. Este es el evangelio 'anatema' (maldito)  del cual profetizó el Apóstol Pablo en Gálatas cap. 1: vs. 8 y 9. Es un pan híbrido atractivo, fácil de digerir, pero sin la revelación de Jesucristo Quien es la Vida Eterna del alma. El es el verdadero nuevo nacimiento para recibir la adopción de hijo de Dios.  La Vida Eterna está en Su Hijo y Su Hijo está en Su palabra de verdad, tal como El la reveló en Hechos 2:38: 

"Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo".

"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida"  (1 Jn. 5:11-12).

El evangelio original fue modificado por la doctrina de Jezabel. El mensaje falso no tiene el  Espíritu de Cristo sobre el cual el Señor fundó y edificó Su Iglesia del Nuevo Testamento. Solo ha producido la  cautividad y la esclavitud de los espíritus malignos del nicolaísmo, del balaamismo y del romanismo babilónico a lo largo de los siglos. Una situación semejante requiere la intervención y la salvación de Dios. Y la Voz de Aclamación que el Señor habló a través de Su mensajero de Ap. 10:7, el hermano William M. Branham, es la restauración al fundamento bíblico : 1)  Dios es UNO no tres. 2) El evangelio predicado el día de Pentecostés y registrado en Hechos 2:38 es el verdadero evangelio de Jesucristo. 3) La doctrina de los Apóstoles del Nuevo Testamento es la verdadera doctrina. Y todo esto que estoy enseñando implanta el fundamento en el creyente, porque es obra del Ministerio Quíntuple de la Ascensión de Cristo,  conforme a Efesios 4:11 (ver Ef. 2:20).  

La Vida de Cristo y la obra de Su muerte, sepultura, resurrección y ascensión son el evangelio y la fe apostólica. 

Creer en Jesucristo es obedecer Sus palabras. El alma sale de la cautividad y de la esclavitud del pecado del mundo. El genuino evangelio es la simiente incorruptible que convierte el alma del creyente y el don del Espíritu Santo es el bautismo en Cristo Jesús (ver 1 Co. 1:30). Es la manifestación  del Hijo de Dios en Sus santos Novia.  

"En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Jn. 14:20-21).

"Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" (1 Pe. 1:23-25).

"Tenemos también la palabra profética más permanente, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Pe. 1:19).

La Voz de Arcángel - Perfección y edificación del Cuerpo de Cristo

"Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,  pastores y a otros, maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:11-13).

El Ministerio Quíntuple de Ef. 4:11 nos imparte hoy la Voz de Arcángel  de 1 Ts. 4:16. Con la autoridad de Cristo conduce a los santos a ser todos uno en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios. El Día amanece y surge la luz del Sol de Justicia en la Novia del evangelio. El Día que nace en nuestro interior es la revelación del Hijo de Dios Y el lucero del amanecer es Su sabiduría. El creyente renacido alaba a Dios diciendo: 

"¡Aleluya, tengo un Nuevo Renacer! ¡Antes yo nací de nuevo, pero ahora es el Espíritu de Cristo y Su mente que surgen en mí!"

En el Ministerio de Josué, Israel pasó a través del río Jordán cuando el Arca del Pacto separó sus aguas para que entrara y tomara posesión completa de la buena tierra. El Arca, Josué con los cuatro sacerdotes y el río Jordán fueron uno. Hoy, el Arca es el Espíritu de Cristo en el sacerdocio de Su Iglesia y el río Jordán abierto es la revelación de Jesucristo en nuestro corazón. El encuentro personal del renacido con el sacrificio del Cordero de Dios es la unión invisible del Esposo con la Novia del evangelio, a fin de perfeccionarla y transformarla en Su Esposa. 

Veámoslo de nuevo: Israel cruzó el mar Rojo y salió justificado y santificado de Egipto. Llegó al monte Horeb para su perfección como un Reino de sacerdotes y de gente santa en la palabra del Antiguo Pacto. Atravesó el desierto hasta separarse de la vieja generación rebelde, lo que nos indica deshacernos del viejo hombre con su alienación y confusión religiosa. Luego, con Josué una nueva generación de hebreos pasó el río Jordán y entró en el territorio occidental de Canaán para tomarlo en posesión y ser el Reino de Dios y la tierra de Israel. Esto es ahora la transformación del creyente a la  imagen de Cristo, para ser Reino de Dios y evangelio original, el Espíritu y la verdad.

Por medio del bautismo en Su Nombre, el creyente sale del pecado del mundo. Ha muerto al reino pecador. El pecado del mundo es el ego carnal (figura del faraón egipcio) de  los líderes religiosos, fusionado con el espíritu nicolaíta y con el denominacionalismo. Ese es el espíritu y la obra de Balaam (balaamismo). Pero, el Espíritu Santo perfecciona en el evangelio y en toda la palabra al creyente y lo  transforma a la imagen de Cristo. Su alma se despoja de su ego (el yo) pecaminoso carnal.  Ahora es libre de sí mismo, porque la ley del pecado dentro del alma murió (perdió su señorío) por la justicia de Cristo y entra en el Reino de Su Espíritu para ser Su Esposa. Bajo el liderazgo, conducción y fortaleza del Esposo es establecido en la tierra de la verdad para que pueda poseer su herencia. Esta herencia es la madurez espiritual y la edificación como Cuerpo de Cristo (Ver Efesios cap. 4 completo).

"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte".

"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de El. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia" (Ro. 8:1-2, 9-10).

"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Co. 3:18).

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20).

El Ministerio del Esposo

Es la revelación del Amor ágape de Dios en el alma. Se recibe la renovación permanente del espíritu, porque se desarrolla la mente de Cristo y crece la vida del hombre interior hacia la madurez espiritual.  El Hijo se manifiesta revelando Su fe y conocimiento de Dios. El es la Vida que surge y transforma nuestras almas. La revelación de Su palabra es la gloria de Dios que perfecciona nuestro espíritu. Su Nombre es exaltado y el creyente avanza victorioso de gloria en gloria. Una gloria es la revelación de Su palabra - el banquete - y otra gloria es la revelación de Su Persona - la Boda o Matrimonio. Somos  vivificados por el Espíritu Santo continuamente para que Cristo sea glorificado en nuestra alma, espíritu y cuerpo. La Voz de Arcángel es la enseñanza del Ministerio Quíntuple del Esposo que produce nuestro crecimiento espiritual.

A manera de síntesis:

1) La Voz de Aclamación nos llamó fuera de la esclavitud del pecado del mundo y  nos proveyó las revelaciones de la Unidad de Dios, del evangelio original y de la fe apostólica como nuestro triple fundamento. Es con su mensaje que arreglamos nuestras lámparas para poder ingresar al banquete de la Boda del Cordero (Mt. 25:7-10; Ap. 3:14-20).  

2) La Voz de Arcángel es el banquete de la palabra de enseñanza del Esposo, que nos perfecciona el entendimiento de las Escrituras y nos revela a Jesucristo en nuestro corazón. La Novia vive la unión espiritual invisible de la Boda del Cordero, que culminará en la Cena final en la Casa del Padre, después del arrebatamiento (Ap. 19:7-9).

La Trompeta de Dios - Transformación física y fe de Arrebatamiento

La Trompeta de Dios será la palabra hablada del reino de los cielos en el poder de Su Espíritu a todo el mundo, durante un corto período de tiempo (Mt. 24:14) y después vendrá el fin del reino pecador. Luego el Señor Mismo ordenará, en primer lugar, la resurrección de los santos que han dormido durante las Siete Edades de la Iglesia. En segundo lugar, transformará físicamente a los escogidos vivientes y todos juntos recibirán la fe de Arrebatamiento, para reunirse con el Señor en el aire. Es la Trompeta Final de 1 Co. 15:51-54 que estará siendo tocada en la tierra por los Siete Truenos de Ap. 10:3-4. Ellos serán el instrumento del Hijo del Hombre  que le impartirán a la  Novia de Cristo el vestido de 'lino fino, limpio y blanco' de un nuevo cuerpo glorificado. Esto acontecerá antes de la Aparición física de Jesús en el aire y así estaremos preparados para irnos con El a la Casa del Padre (1 Jn. 3:2). Por esto dice en Mt. 25:10, que el Esposo había venido y las vírgenes prudentes se reunieron con El en las bodas. Estas palabras indican dos encuentros espirituales con El Esposo aquí en la tierra.  El primer encuentro es en el banquete de la palabra revelada por la Voz Arcángel, después que las vírgenes prudentes arreglaron sus lámparas con la Voz de Aclamación y el evangelio, preparándose como una Novia para  la Boda. El segundo encuentro espiritual es con el Esposo en la cámara nupcial, cuando les da a conocer Su Persona y las une a El como Su Novia y Esposa. Juntamente con el banquete de la revelación de Su palabra está dándose a conocer a Su Elegida en el Espíritu de revelación de la Jerusalén de arriba (ver He. 12:22).

El Esposo ha venido de manera espiritual, y está aquí como el Novio con Su Voz de Aclamación y como el Esposo con Su Voz de Arcángel. Esta Voz de Arcángel es la  puerta que se cerrará (Mt. 25:10-13). Está abierta ahora en el Reino del Espíritu Santo (ver Mt. 13:43 y Ap. 4:1-2) para que entre la Novia del evangelio a ser allí Su Esposa espiritual. Individualmente es la 'virgen' invitada a la fiesta, pero colectivamente son los santos Novia que se han reunido con la revelación verdadera de las Escrituras y han entrado a la Boda del Cordero.

La Novia está alerta, despierta y velando porque no sabe el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir a transformarla físicamente aquí en la tierra con la Trompeta Final. Esta venida espiritual es anterior a Su Aparición para el Arrebatamiento, cuando el Esposo se manifestará físicamente en el aire, invisible al mundo, para reunir con El para siempre a Sus santos transformados completamente como Esposa. El está ahora impartiéndonos la revelación de Su palabra y morando en el alma, espíritu y cuerpo de Sus santos Novia. Los hijos de Dios que han entrado en el Reino de Cristo  están  siendo perfeccionados y transformados por el Espíritu Santo y la verdad a la imagen del Unigénito, alistándose para ir a "la cena de las bodas del Cordero" en la Casa del Padre.

"Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios" (Ap. 19:9).

"Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas" (Ap. 10:2-4). 

"Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día" (Zac. 2:9).

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad" (1 Co. 15:51-53).

"Y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Ts. 4:16b-17).

EL MINISTERIO DE JOSUE

El Verbo de Dios se manifestó a Josué cerca de Jericó. Le dijo que El era el Príncipe de los ejércitos celestiales de Israel y el Señor de la tierra. La hora había llegado para que El Mismo la repartiera a Su pueblo por mano de Josué. Por eso le ordenó que colocara a Su disposición sus pies desnudos sobre la tierra de Canaán. Cuando Josué así lo hizo, entonces el Angel y Josué fueron UNO por esa palabra revelada.  El andar espiritual de Josué de allí en más fue el andar de Cristo. Recibió un nuevo Ministerio, diferente al de Moisés, para repartir la porción de territorio que cada tribu de Israel debía poseer. Entonces, podemos ver que nuestra Canaán es el verdadero evangelio y toda la palabra de Dios. Y como fue el Ministerio de los Apóstoles del Nuevo Testamento en la predicación del evangelio y en la enseñanza de las Escrituras en la primera Edad de la Iglesia,  ahora el Esposo está aquí con Su Ministerio Apostólico en la misma forma que estuvo con Josué en Canaán y después con Sus Apóstoles en Jerusalén. 

Cristo Jesús ha juzgado las naciones enemigas que son los espíritus denominacionales y sus falsas doctrinas. Estas fuerzas oscuras dan vida al sistema religioso del nicolaísmo, el balaamismo y el romanismo babilónico. Son los reyes amorreos encarnados en ministerios de hombres sujetos a credos, dogmas y tradiciones.  El sistema político, religioso y materialista de Caín es muerte y ya está condenado. Por tanto, nuestra tierra es el evangelio original, la fe apostólica que una vez nos fue dada a los santos (Jd. 1:3). Es una tierra libre del anatema y de la apostasía. Cristo ha restaurado a los herederos de la verdad a Sí Mismo y a Su palabra. Ellos la han tomado en posesión. Ya no es más la tierra de Canaán, ahora es la tierra del verdadero Israel de Dios.

Cristo Jesús ha venido a unirnos con Su Espíritu Unigénito y Primogénito para que podamos poseer el Reino de Dios y Su Justicia. Estamos incorporados al Cuerpo de Cristo fundado en Pentecostés. Por tanto, como en la Iglesia temprana,  Cristo Jesús es el Apóstol y Sumo Sacerdote que nos lidera y conduce. Su Espíritu en nuestra alma nos glorifica y por tanto nos transforma  a Su Iglesia de Novia en Esposa. La manifestación prometida de Su imagen en Sus santos es la posesión de Su plenitud.  ¡Jesucristo es el Angel de la Tierra Prometida!

"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pe. 1:3-4).

CONCLUSION

El evangelio del Cordero está siendo revelado en el corazón de los elegidos por el Ministerio de Jesucristo, en el monte Sion Celestial. Así fue con Israel cuando recibió las Tablas del Pacto escritas por el dedo de Dios en el monte santo de Horeb. Entonces, el mensaje entregado por el Señor a Moisés fue la Voz de Dios que Josué debía guardar para que le fuera bien en todo. El Angel del Pacto estuvo allí con él para separar las aguas del Jordán, liderarlo en la guerra y  conducirlo en la posesión de la tierra que había sido mancillada por las naciones paganas que la ocupaban. Con Moisés, los israelitas salieron de Egipto, recibieron la Ley del Pacto, el banquete de las fiestas del Señor en el desierto, entraron en Canaán oriental y vencieron a los amorreos de Hesbón y Basán.  Pero luego con Josué pasaron el Jordán, recibieron la unidad con el Angel del Pacto y tomaron posesión de toda la tierra de Canaán.

¡ Fue la Boda de Israel con el Espíritu de Cristo en la heredad que cada tribu recibió en la buena tierra ! 

Todas las experiencias que tuvimos los santos de la Novia de Cristo en el desierto del mundo pecador, nos han permitido conocer el evangelio de nuestra salvación para que nos apropiemos de la fe  y el conocimiento del Hijo de Dios.

"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Ap. 3:21).

"Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí un trono establecido en el cielo, y en el trono uno sentado"  (Ap. 4:1-2).

"Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta" (Mt. 25:10).

Por la Voz de Aclamación salimos de la oscuridad religiosa del mundo - iglesias y limpiamos nuestra túnica de salvación. Entonces, Jesús entró con Su Espíritu de sabiduría en nuestro espíritu a cenar con nosotros y nosotros con El la doctrina del evangelio. Por ella hemos muerto al pecado y estamos vivos para Dios en Cristo Jesús. Hay una segunda puerta abierta en el Cielo desde donde la Voz de Arcángel está sonando ahora esta trompeta en la tierra, que te dice santo de Dios: 'Sube acá, ven más alto para que recibas lo que tiene que suceder en tu alma'.  Ven y entra en la revelación profética de la Jerusalén de arriba para que seas perfeccionado y transformado en el varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13).

Este mensaje es la llegada del Esposo a tu corazón, para que entres con El al banquete de Su palabra y a la Boda del Cordero.