(Mt. 16:16-19).
EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA
La Iglesia verdadera está edificada sobre la revelación divina de Quién es el Señor Jesucristo. El apóstol Pedro dijo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Esta revelación nos muestra que el Espíritu Eterno se manifestó al mundo en Cristo Jesús. El no es tres ni dos personas, ni tampoco es el Jesús de los unicitarios, porque el Hijo del Hombre no fue Su Propio Padre, ni tampoco el Eterno se hizo carne. Fue el Espíritu de Cristo, la Palabra Viviente del Eterno Quien se hizo carne en Jesús.
"Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy" (Sal. 2:7).
Cuando el tiempo fue cumplido, Dios habló a través del ángel Gabriel lo prometido en Isaías 7:14 y Su Espíritu engendró a Jesús en el vientre de María. No hubo intervención de gen masculino ni óvulo femenino. El cuerpo humano mortal de Jesús, semejante a nuestro cuerpo fue humanidad creada por el Espíritu Eterno, del polvo de la tierra caída. A los treinta años de edad, después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, se encarnó el Unigénito del Padre - la Plenitud Divina - en la humanidad de Jesús y moró en El corporalmente. Entonces fue Jesucristo, Hombre y Dios, el lado Visible del Invisible.
"Porque un niño (humanidad) nos es nacido, Hijo (Divinidad) nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz" (Is. 9:6).
"Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9).
El Ser Supremo encarnó Su Palabra Hijo en Jesús y se manifestó en forma humana, para salvar con Su muerte de cruz a Sus hijos y a Su creación terrestre de la esclavitud del pecado. Fue la Personificación de Dios Todopoderoso en Jesucristo. Si puedes creer esta revelación divina, como Pedro lo hizo, estarás poniendo a Cristo, el fundamento de la fe original en tu corazón (ver Jd. 1:3).
"El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn. 14:9b).
Las Llaves
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hch. 2:42).
"Porque por medio de El los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu" (Ef. 2:18-22).
La doctrina de Cristo
Jesús nos ha dado a Su Iglesia las Llaves - dones de ascensión - desde el día de Pentecostés hasta hoy, para abrir las puertas del evangelio y el resto de Su palabra a los creyentes. Las puertas del evangelio son la sabiduría, la justificación, la santificación y la redención de Cristo Jesús (1 Cor. 1:30). Representan las doctrinas del nuevo nacimiento para afirmarnos, perfeccionarnos, fortalecernos y establecernos a cada creyente renacido como Templo espiritual y Sacerdocio santo, sobre el fundamento del Espíritu de Cristo. Los creyentes que aman las doctrinas del evangelio conocen Quién es el fundamento, reciben Su mente, entran en el Reino de Dios (Jn. 3:3,5) y se edifican como Cuerpo de Cristo.
"Y reposará sobre El el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Is. 11:2).
El reino de los cielos
Nuestro Señor ha puesto en Sus discípulos, a través de las doctrinas del evangelio, cielos de sabiduría, justicia, santidad y vida eterna. Son atributos y bendiciones divinas que moran en sus almas. Cuando el apóstol Pedro predicó el mensaje de la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo (Hch. cap. 2) reveló la Piedra de fundamento herida por el pecado de la humanidad, que fue puesta por el Padre en la cruz del Calvario.
Inmediatamente de ser revelado Jesucristo en el corazón de Sus apóstoles, ellos lo establecieron en todos los que le recibieron y creyeron sus palabras. Así fue la fundación de la Iglesia sobre Quien es la Sabiduría, la Justicia, la Santidad y la Vida eterna. El evangelio del reino de los cielos fue revelado por el Hijo del Hombre, para la salvación del alma (Mr. 1:15; Juan 3: 3,5 y 16-18). Este es el evangelio que fue predicado por todos Sus verdaderos apóstoles en su obra de ministerio, para edificar el Cuerpo de Cristo. Los elegidos recibieron de Dios la revelación que Jesucristo es el Primogénito y el Unigénito del Padre. El nos restauró, por medio de Su muerte de cruz, a la relación con el Creador que teníamos en Adán antes del pecado. También rescató nuestra plenitud divina que los hijos de Dios tuvimos en Cristo, antes de la creación del mundo. El evangelio del apóstol Pedro en Pentecostés es la sabiduría, la justicia, la santidad y la redención del reino de los cielos, para ver y entrar en el Reino de Dios.
"Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hch. 2:38).
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Ef. 2:4-6).
EL BANQUETE y LA BODA
"Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad" (Ap. 22:14).
El banquete de las bodas del Cordero es la cena de revelación profética que tiene hoy con Jesús el creyente renacido (Mt. 25:10). Es por medio de El que las vírgenes prudentes pueden ingresar al banquete, después de arreglar sus lámparas limpiando sus ropas de salvación del pecado del mundo con el mensaje del Clamor de medianoche (Mt. 25:6; Ap. 10:7). El pecado del mundo es las ideas de los hombres que mancharon la túnica de salvación de los hijos de Dios, dentro de las organizaciones religiosas. Entonces el Esposo, las introduce en el banquete de Su palabra a ser perfeccionadas en su entendimiento, para luego transformar en Su Esposa a las vírgenes prudentes preparadas, aquí en la tierra (ver Mt. 25:10). La perfección y la transformación son las bodas del Cordero, que culminarán con la glorificación del cuerpo físico de la Esposa para ser arrebatada al Cielo de Dios.
El banquete es la enseñanza de la palabra por Su Voz de Arcángel (1 Tes. 4:16), que abre las puertas de Jerusalén. Estas puertas son las doctrinas de la fe apostólica. Jerusalén la Ciudad celestial no es algo físico, sino espiritual. Es la Gracia y la sabiduría de Dios, la madre de todos los hijos de Dios (Gál. 4:26,31 - Heb. 12:22). Sus puertas de doctrinas apostólicas identifican con Cristo a las vírgenes prudentes, que se prepararon previamente con el Clamor de medianoche y el evangelio original. Esto se cumple hoy en la tierra a través de Su Voz de Arcángel, que nos está hablando con Su ministerio apostólico verdadero (ver Ef. 4:11). Este ministerio del Hijo de Dios les perfecciona el conocimiento y el entendimiento espiritual, para obrar Su Justicia y la edificación del Cuerpo de Cristo. El Esposo ha descendido a prepararnos para nuestra redención. Esta redención completa será nuestra transformación física, que el Hijo del Hombre consumará con Trompeta de Dios para el arrebatamiento (1 Cor. 15:51-54 y 1 Tes. 4:16-17).
El Señor Jesucristo en Su ministerio de ascensión, según el orden de Melquisedec, es Quien nos revela Su palabra para perfeccionar a Sus elegidos santos Novia, "para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Jn. 14:3). Ver 2 Cor. 3:18. Su obra de perfección espiritual es la glorificación del alma, que comenzó con la justificación (Ro. 8:30). Conforme a 1 Tes. 4:16-17, en el Tiempo del Fin hay tres ministerios de Cristo para glorificar con Su palabra hablada el alma, el espíritu y el cuerpo de Sus elegidos. [Nota: Palabra hablada es revelación divina de las Sagradas Escrituras, que comunican oralmente los verdaderos ministros que tienen la mente de Cristo.] Esto es regocijo para el creyente lleno del Espíritu Santo, el cual "nos guiará a toda la verdad y nos revelará las cosas que habrán de venir" (Juan 16:13).
Es totalmente errado el pensamiento evangélico tradicional que Jesús va a venir físicamente a trasladar a Su Iglesia con tres voces sonando juntas al mismo tiempo, para resucitar a los que durmieron y juntarlos en el aire con los que estén vivos en esa hora. El Señor no piensa sorprendernos de esa manera. La Escritura nos dice que descenderá y Su movimiento descendente no es algo repentino. Su descenso es espiritual y progresivo porque está revelando Su palabra a Sus santos, para perfeccionar su entendimiento de las Escrituras. Y esto produce en ellos una transformación espiritual, porque viven un encuentro personal con el Señor Mismo. En esta Hora, el elegido está viviendo en su ser el descenso del Maestro, que le hace crecer y ascender hacia el encuentro físico con El en el aire. Se está llenando de Luz su corazón y se mantiene con sus ojos y sus oídos espirituales abiertos en el Reino del Hijo de Dios. Son pocos los que creen de esta manera, porque Su devenir descendente es por Sus elegidos que verdaderamente le esperan. Jesús no está en las iglesias. El está en Su palabra y los que la aman reciben la revelación. Allí está la evidencia de tener el Espíritu Santo. Tú te quedas con toda la palabra hablada por El a tu corazón. Si no puedes es porque no lo tienes y El tampoco te tiene a ti, como es el caso de las vírgenes fatuas y de otros cristianos sin aceite en sus vasijas (ver Ro. 8:9 y 1 Jn. 5:11-12).
Atención a esto escogido de Dios:
El descenso de Cristo sobre la tierra en esta Hora ha venido sobre ti, a prepararte para tu arrebatamiento y traslación a la Casa del Padre.
La profecía de 1 Tesaloniscenses 4:16 habla de tres Voces del Señor. La revelación del Espíritu Santo es que las tres Voces son tres ministerios de la palabra de Dios, hablada por el Señor Jesucristo. Nunca puede ser que suenen las tres Voces al mismo tiempo, porque cada una de ellas tiene un Ministerio específico:
La Voz de Arcángel es la palabra presente del ministerio apostólico quíntuple, de Ef. 4:11-16. Implanta el fundamento en los elegidos que creen la Voz de Aclamación. Como consecuencia se desata la revelación de Jesucristo en el alma, la renovación del entendimiento y la perfección en la palabra, para la obra del ministerio y la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Provee el alimento espiritual para el crecimiento y la madurez del hombre interior, hasta que llegue a ser un varón perfecto en Cristo Jesús.
La Trompeta de Dios será el ministerio de los Siete Truenos de Ap. 10:3-4 con la Palabra Final de Poder en Su Iglesia verdadera, que resucitará a los que durmieron en el Señor y transformará los cuerpos de Sus santos vivientes. Nos impartirá la fe de arrebatamiento y el encuentro físico con el Señor en el aire (1 Cor. 15:51-54).
LAS BODAS DEL CORDERO
"Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas" (Mt. 24:28).
Contrariamente a lo que espera el Cristianismo organizado, las bodas (el banquete y el matrimonio) acontecen en la tierra y culminarán en el Cielo de Dios con una Gran Fiesta Final. ¿Por qué? Porque primero tenemos que ser perfeccionados por la revelación de Su palabra, la cual es impartida por los tres ministerios del Señor Jesucristo. Que quede claro: Son tres ministerios de palabra hablada (revelación profética) con los que el Señor obra en Sus santos el misterio de bautizarlos en un solo Cuerpo, como les fue anunciado a Sus profetas en la antigüedad.
Lo que está aconteciendo hoy en la tierra es que el Esposo está aquí. El ya ha venido en forma espiritual como el Angel del Pacto y la bodas están en pleno apogeo, porque se está consumando el misterio de Dios. Cuando este misterio culmine, el Cuerpo de Cristo será trasladado al Cielo de Dios. Eso será el arrebatamiento de la Esposa por el Esposo.
"El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Jn. 14:21).
"Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio" (Ef. 3:5-6).
"Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como El lo anunció a Sus siervos los profetas" (Ap. 10:7).
La Voz de Aclamación es la sabiduría de Cristo que nos ha liberado de la oscuridad y alienación religiosa, nos ha provisto el verdadero evangelio y la palabra del fundamento para que podamos nacer de nuevo en forma completa, prepararnos y entrar en las Bodas del Cordero, aquí en la tierra. La perversión del evangelio y de la doctrina de Cristo comenzó con el nicolaísmo, siguió con el balaamismo y culminó con la doctrina de Jezabel (el romanismo) en su apostasía absoluta de la verdad original, cuando la Iglesia Católica se impuso sobre la gente. En ella están las puertas del infierno, que no prevalecerán contra la Iglesia que Jesús fundó y está edificando. El profetizó de la mujer y las puertas de sus credos, dogmas, falsas doctrinas y tradiciones contra el reino de los cielos.
"Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado" (Mt. 13:33).
El reino de los cielos es el evangelio de Jesucristo anunciado el día de Pentecostés. La mujer es la Iglesia Católica Romana. La levadura es el pecado, la falsa doctrina y la hipocresía. La harina es la doctrina del evangelio. Son tres medidas de harina, que son la justificación, la santificación y el nuevo nacimiento. La justificación es la fe en la sangre de Jesús y el arrepentimiento. La santificación es el bautismo en el Nombre de Jesucristo que nos reconcilia con el Padre Eterno. El nuevo nacimiento es el don del Espíritu Santo. Este es el verdadero Pan de Vida que descendió del Cielo (leer Hch. 2:38).
La mezcla que hizo la mujer, fue juntar arrepentimiento y fe en la 'madre iglesia', como ella se llama a sí misma. Luego modificó el verdadero bautismo en el Nombre de Jesucristo y el bautismo en agua lo unió con los títulos Padre, e Hijo y Espíritu Santo. En lugar de inmersión lo alteró con rociamiento de agua sobre la cabeza del candidato, aunque fueran niños. El perdón de pecados por parte de Dios lo pretendió hacer ella ordenando la confesión, penitencias y cobrando indulgencias a la gente. Recibir el don del Espíritu Santo lo cambió con la misa y la confirmación dando a comer la ostia, enseñando la falsedad de que el creyente come literalmente el cuerpo de Cristo.
Luego, las iglesias protestantes y evangélicas han predicado y enseñado una parte del evangelio original, es decir, un evangelio recortado. Consiste en el anuncio que los creyentes ya son completamente nacidos de nuevo con solo fe en la sangre de Jesús, una oración de aceptarlo como Salvador personal para ser escritos en el Libro de la Vida y pertenecer al Cuerpo de Cristo. Luego el bautismo en títulos, el don de lenguas como evidencia de haber recibido el Espíritu Santo y la sujeción a una iglesia con un pastor designado por el sistema nicolaíta, al que hay que pagarle diezmos bajo el juicio de que lo contrario, según ellos, es estar en error y caído en el mundo pecador del lado del diablo. Allí tenemos el pan híbrido del hombre: la mezcla perversa de verdades bíblicas con la falsedad doctrinal del romanismo. Este es el evangelio 'anatema' (maldito) del cual profetizó el Apóstol Pablo en Gálatas cap. 1: vs. 8 y 9. Es un pan atractivo, fácil de digerir, pero no produce la revelación de Jesucristo en el alma del cristiano. Su manifestación en nosotros es la evidencia del nuevo nacimiento y la adopción de hijo de Dios. La Vida Eterna está en Su Hijo y Su Hijo es la Persona del evangelio original de salvación.
"Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1 Jn. 5:11-12).
El evangelio original fue modificado por el hombre. Su mensaje incompleto no puede revelar el Espíritu de Cristo, el fundamento sobre el cual el Señor edificó Su Iglesia del Nuevo Testamento. Los cristianos han sido cautivos y esclavos de los espíritus malignos del nicolaísmo, del balaamismo y del babilonismo romano (Ap. 17:5) a lo largo de los siglos. Una situación semejante requiere la intervención y la salvación de Dios. Y la Voz de Aclamación que el Señor habló a través de Su mensajero de Ap. 10:7, el hermano William M. Branham, es la restauración al triple fundamento bíblico : 1) Dios es UNO no tres. 2) El evangelio predicado el día de Pentecostés y registrado en Hechos 2:38 es el verdadero evangelio de Jesucristo. 3) La doctrina de los apóstoles del Nuevo Testamento es la verdadera doctrina. Y todo esto que estoy enseñando en Cristo implanta el fundamento de Su Espíritu Unigénito en el creyente, porque es la obra del ministerio quíntuple de Su ascensión, conforme a Efesios 2:20 y 4:11. No hay absolutamente nada ni nadie en la tierra que lo pueda objetar, porque no tienen ninguna Sagrada Escritura Bíblica que los pueda respaldar.
Creer en Jesucristo es en primer lugar. Luego hay que convertirse a Su evangelio (Mr. 1:15). El alma sale de la cautividad y de la esclavitud del pecado del mundo. El genuino evangelio es la simiente- palabra incorruptible que convierte al creyente en un nuevo hombre. Luego, el don del Espíritu Santo consuma el nacimiento completo, bautizando el nuevo hombre con el Espíritu de Cristo, como fue con Jesús al ser bautizado por Juan el Bautista, en el Jordán. Es la promesa del Hijo de Dios en Jn. 14:20-21. Pero esto depende de tener la simiente original del verdadero evangelio en nuestro corazón.
"En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Jn. 14:20-21).
"Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" (1 Pe. 1:23-25).
"Tenemos también la palabra profética más permanente, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Pe. 1:19).
La Voz de Arcángel - Perfección y edificación del Cuerpo de Cristo
"Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y a otros, maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:11-13).
"¡Aleluya, tengo un Nuevo Renacer! ¡Antes nací de nuevo, pero ahora surge el Espíritu de Cristo y Su amor en mí!"
En el Ministerio de Josué, Israel pasó a través del río Jordán cuando el Arca del Pacto separó sus aguas para que entrara y tomara posesión completa de la buena tierra. El Arca, Josué con los cuatro sacerdotes y el río Jordán fueron uno. Hoy, el Arca es Cristo Jesús en el sacerdocio de Su Iglesia y el río Jordán abierto es el bautismo en el Nombre de Jesucristo. El encuentro personal del renacido con el amor del Cordero de Dios en la cruz, es la unión invisible de la Novia de Cristo con el Esposo. El resucitó y ascendió para perfeccionar su entendimiento de la palabra y transformarla en Su Esposa.
Veámoslo de nuevo: Israel cruzó el mar Rojo y salió justificado y santificado de Egipto. Llegó al monte Horeb para su consagración a la Palabra del Pacto y prepararse para ser un Reino de sacerdotes y de gente santa, en la tierra prometida. Atravesó el desierto hasta separarse de la vieja generación rebelde, lo que nos indica deshacernos del caos y confusión religiosa del mundo - iglesias. Luego, con Josué una nueva generación de hebreos pasó el río Jordán y entró en el territorio occidental de Canaán, para tomarlo en posesión y transformarse en Reino de Dios. Esto es ahora el crecimiento espiritual del creyente en la Vida de Cristo y reinar en El, por medio de El y para El en la tierra prometida del evangelio verdadero de Dios.
Por medio del bautismo en Su Nombre, el creyente sale del pecado del mundo. Ha muerto al reino pecador. El pecado del mundo es el ego carnal de los líderes religiosos, fusionado con el trinitarismo, con el espíritu nicolaíta y con el denominacionalismo. Este último es el espíritu y la obra de Balaam (balaamismo). Pero, el Espíritu Santo perfecciona con la revelación de la palabra al creyente y lo transforma a la imagen de Cristo. Su alma se despoja de su ego (el yo) pecaminoso carnal. Ahora es libre de sí mismo, porque la ley del pecado dentro del alma murió (perdió su señorío) por el Juicio de Dios en Jesucristo crucificado, y entra en el Reino de Dios. Bajo el liderazgo, conducción y fortaleza del Hijo es establecido en la tierra de la verdad (reino de los cielos) para que pueda reinar en El y poseer la herencia. Esta herencia es la plenitud de Cristo y la madurez espiritual que obtiene cada elegido al poseer la sabiduría de la palabra de Dios (Ver Efesios cap. 4 completo).
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte".
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de El. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia" (Ro. 8:1-2, 9-10).
"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18).
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20).
El Ministerio del Esposo
El Ministerio del Esposo es la revelación del Amor ágape de Dios, en el alma. Recibes la renovación permanente del espíritu, porque se desarrolla la mente de Cristo y crece la vida del hombre interior hacia la madurez espiritual. El Hijo se manifiesta revelando Su fe y Su conocimiento de Dios. El es la Vida que surge y transforma nuestras almas. La revelación de Su palabra es la gloria de Dios que perfecciona nuestra mente. Su Nombre es exaltado y el creyente avanza victorioso de gloria en gloria. Una gloria es la revelación de Su palabra - el banquete - y otra gloria es la revelación de Su Persona - la Boda o Matrimonio. Somos vivificados por el Espíritu Santo continuamente, para que Cristo sea glorificado en nuestra alma, espíritu y cuerpo. La Voz de Arcángel es la enseñanza del Ministerio Quíntuple del Esposo, que produce nuestro crecimiento espiritual.
A manera de síntesis:
1) La Voz de Aclamación nos llamó fuera de la esclavitud del pecado del mundo y nos proveyó las revelaciones de la Unidad de Dios, del evangelio original y de la fe apostólica como nuestro triple fundamento. Es con su mensaje que arreglamos nuestras lámparas, para poder ingresar al banquete de las bodas del Cordero (Mt. 25:7-10; Ap. 3:14-20).
2) La Voz de Arcángel es el banquete de la palabra de enseñanza del Esposo, que nos perfecciona el entendimiento de las Escrituras y nos revela a Jesucristo en nuestro corazón. La Novia vive la unión espiritual invisible de las bodas del Cordero en la revelación de Su palabra y de Su Persona. El casamiento culminará en la Gran Cena final en la Casa del Padre, después del arrebatamiento (Ap. 19:7-9).
La Trompeta de Dios será la última predicación del evangelio del reino de los cielos en el poder de Su Espíritu, a todo el mundo, durante un corto período de tiempo (Mt. 24:14). Luego el Señor Mismo, en primer lugar, ordenará con Su palabra hablada la resurrección de los santos que han dormido durante las Siete Edades de la Iglesia. En segundo lugar, transformará físicamente a los escogidos vivientes y todos juntos recibirán la fe de Arrebatamiento, para reunirse con el Señor en el aire. Es la Trompeta Final de 1 Cor. 15:51-54, que estará siendo tocada en la tierra por los Siete Truenos de Ap. 10:3-4. Ellos serán la Voz del Hijo del Hombre, que le impartirán a la Esposa del Cordero el vestido de 'lino fino, limpio y blanco' de un nuevo cuerpo glorificado.
"Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios" (Ap. 19:9).
"Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas" (Ap. 10:2-4).
"Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día" (Zac. 2:9).
"Y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4:16b-17).