'Entonces, Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un alma viviente'.
'Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado' (Gn. 2:7-8).
Terminologías: Edén - huerto - "jardín"
El huerto, no era el Edén. El Edén era un territorio muy extenso y dentro de él fue establecido el huerto, para que fuera el hogar de Adán. La zona geográfica del Edén era un área muy fructífera. Se extendía desde el territorio que existía antes de ser cubierto por el mar Mediterráneo hasta el río Eufrates y comprendía la mesopotamia asiática hasta el Tigris, de oeste a este. Y desde el Nilo y la tierra de Havila hasta el Líbano, yendo de sur a norte.
El huerto estaba donde luego fue la tierra del reino de Israel.
'El huerto tenía un río que lo regaba y después se repartía en cuatro brazos' (Gn. 2:10).
El primero (que ya no existe desde el Diluvio) era el río Pisón, que regaba la tierra de Havila, de donde Salomón obtuvo mucho oro. Esa tierra fue muy fértil, pero sin el río se convirtió en desierto. Hoy es el territorio de Arabia saudita. El segundo río era el Gihón, que fue la cabecera del río Nilo. El tercer río, el Hidekel es hoy el Tigris (modificado) y el cuarto es el Eufrates. Con la gran inundación del Diluvio, toda la región del Edén se transformó y otras desaparecieron. El mar Mediterráneo cubrió una gran extensión sobre esa tierra, inundándola y aumentó considerablemente su superficie marina. Así fue que desapareció el río Gihón también.
Pero el lugar central del Edén en el Medio Oriente fue el huerto, donde surgió genéticamente la vida de la humanidad. El lugar era un paraíso espiritual, un poco de cielo en la tierra. El mundo espiritual y el mundo terrenal, allí, estaban juntos. Debemos comprender que Dios no expulsó a Adán y a Eva del área física del Edén, pero fueron separados del huerto de la presencia divina que hacía que ellos vivieran en dos lugares a la vez: el cielo y la tierra. Angeles, con espadas flameantes, se colocaron entre ellos y Dios para impedir que el conocimiento humano carnal se atreviera a nutrirse y a iluminarse con el árbol de la Vida. Este, fue protegido para que no tuvieran la puerta y el camino libres para entrar en la presencia de Dios.
Desde entonces, salvo el Señor Jesucristo, por sí mismo ningún hombre ha sido capaz de entrar allí. ¿Por qué algo tan drástico...?
Porque Adán y Eva habían comido el pecado. Tenían un oscuro velo en su interior que separó sus almas de la santidad de Dios. Ella les permitiría tomar y comer el fruto del árbol de la Vida si hubieran obedecido Su palabra. Con el árbol de Dios afuera de su espíritu, tenían que seguir viviendo y dependiendo del árbol de la ciencia que había contraído la muerte. El hombre y su mujer eran pecadores.
'Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios' (Ro. 3:23).
EL ARBOL DEL CONOCIMIENTO DEL BIEN Y DEL MAL
'Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal' (Gn. 2:9).
Las palabras en medio nos están indicando el lugar más importante. Ese lugar era el jardín del huerto. Utilizamos la palabra jardín para poder representar lo que significan las palabras 'en medio' del huerto. Se están refiriendo a un sitio espiritual. La vida humana era ese lugar central más importante, con la ley de reproducción natural en ella. El huerto contenía dos árboles simbólicos que estaban dentro de Adán y su mujer. Uno era de naturaleza divina y el otro era de naturaleza humana. Representaban en unidad dos leyes del Creador, dentro del hombre.
El árbol de la Vida fue la ley del Espíritu de Cristo en Adán y su mujer (Ro. 8.1-2). El árbol de la ciencia del bien y del mal fue el conocimiento humano. Una ley espiritual menor plantada para funcionar al servicio de la ley mayor. Como parte inherente del espíritu de Adán pertenecía a la imagen y semejanza de Dios. Estaba dentro de los cinco sentidos del espíritu que son: la conciencia, la imaginación, la memoria, el afecto y la razón. Hablando simbólicamente, sus ramas con sus hojas y sus frutos eran las facultades intelectivas del espíritu del hombre que expresaban a su alma el conocimiento natural de lo bueno y de lo malo, de lo correcto y de lo errado, de lo santo y de lo profano.
De no haber caído, como una ley menor habría de recibir siempre la vida, la santidad y la fortaleza divina de la ley mayor, en obediencia y dependencia de ella. El árbol del conocimiento funcionaría utilizado por Adán como instrumento del árbol de la Vida. Era su siervo y mensajero. Porque Adán debía comunicarse con su entorno natural y convivir con todos los seres vivientes como su gobernador, a través de su mente unida con el árbol de la Vida. Así es como vivió el Señor Jesucristo en Su primera venida, mostrando lo que debió ser en Adán.
En su estado original y según el plan de Dios, el conocimiento humano debía ser un espejo que reflejara la sabiduría de Cristo, la cual es 'pura, pacífica, amable y benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía' (Stg. 3:17). Por tanto, la ley del conocimiento era la mente natural, creada para ser el medio de expresión de la persona del hombre.
UN ARBOL CAIDO
El árbol humano era libre del señorío del pecado. No era la fornicación, el adulterio, la maldad y los crímenes del género humano que vinieron después de la caída del hombre. ¿Cuál era la finalidad de que sus raíces estuvieran junto al árbol de la Vida en el sistema reproductivo del organismo humano? La respuesta es que el espíritu humano debía (y debe también hoy) ser racional, sujeto a la mente de Cristo. Aquí vemos la mentalidad perfecta que Dios proyectó para el alma del hombre.
La unión conyugal de Adán y Eva fue creada para funcionar conforme al árbol de la Vida y al árbol de la ciencia trabajando juntos (Gn. 1:28). Esto demuestra que sería una relación marital física, con racionalidad divina. Sus hijos tendrían humanidad inmortal y la vida eterna de Cristo, el árbol de la Vida. Los primeros seres humanos, Adán y su mujer, no poseían en ese tiempo los deseos irracionales de la serpiente (2 Pe. 2:12). Sus sentimientos humanos el uno por el otro estaban ungidos por el Espíritu de Dios. El árbol de la ciencia fue creado para intervenir en la reproducción humana, por medio de una relación conyugal cimentada en la sabiduría del árbol de la Vida.
'Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera' (Gn. 1:31).
Cuando Adán sujetó el árbol de su mente humana al árbol de la Vida de Cristo, su razonamiento era justo, santo y bueno. El lo utilizaba diariamente y sin tropiezo alguno. ¿Por qué...? Porque Adán no tenía el pecado en su cuerpo. El era santo y puro. Su razonamiento no conocía el 'comer del conocimiento carnal fornicario' que le fue prohibido en Gn. 2:17. Por tanto, Adán no era un tipo pecaminoso carnal, sino una persona espiritual y libre.
Pero aunque era espiritual, porque estaba lleno del Espíritu Santo, no era un ser celestial. El era un hombre. Su mente pensaba y razonaba con un conocimiento perfecto y un sentido común con la conciencia poderosa del Espíritu de Dios. No siendo un teólogo intelectual, ni un místico religioso, él podía conocer como Salomón todas las cosas porque estaba ungido por el Señor. Pero el árbol de su mente era una ley de naturaleza humana, por tanto, era vulnerable y llegó a convertirse en una árbol caído.
LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE
LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE
Un día en el Edén, cuando la mujer estaba experimentando por primera vez en su cuerpo su tiempo de fertilidad reproductiva, fue el día más negro de la historia humana. De ese día habló Dios en Gn. 2:17. 'El hurtar y matar y destruir del maligno' que dijo Jesús en Juan 10:10, atacó al árbol de la mente humana, lo pervirtió y lo corrompió. El conocimiento del bien y del mal se separó del Espíritu Santo, murió espiritualmente cuando se fusionó con la simiente de satanás escondida en las palabras de la serpiente (Gn. 3:1). Esa simiente era la ley del pecado y de la muerte. En el alma de Adán ingresó el pecado y la imagen de Dios en su espíritu se desfiguró. El espíritu encarnado en la serpiente terrenal era el ángel caído, la serpiente antigua que se llama diablo y satanás (Ap. 12:9). Todo sucedió cuando Eva aceptó en su mente las palabras de la serpiente, que introdujeron el espíritu de desobediencia en su corazón. Allí, en su mente es donde fornicó y cometió adulterio espiritual con el enemigo contra la palabra de Dios. El árbol del conocimiento en ella se pervirtió y se corrompió moralmente, porque adquirió la 'concupiscencia, la codicia y la vanagloria' de la ley del pecado (1 Jn. 2:16).
La fornicación espiritual de la mente de Eva, fue la unión que se produjo cuando creyó las palabras del diablo. Su provocación maligna predominó en ella y se hizo carne por medio de la unión física. Comió del fruto prohibido de la fornicación física con la serpiente, el acto por placer meramente carnal, y cayó en adulterio contra Adán. Este es el pecado original: participar (comer) de la inmoralidad sexual del conocimiento humano, un producto de la ley del pecado de satanás. Ver Santiago 1:14-15.
La fornicación espiritual de la mente de Eva, fue la unión que se produjo cuando creyó las palabras del diablo. Su provocación maligna predominó en ella y se hizo carne por medio de la unión física. Comió del fruto prohibido de la fornicación física con la serpiente, el acto por placer meramente carnal, y cayó en adulterio contra Adán. Este es el pecado original: participar (comer) de la inmoralidad sexual del conocimiento humano, un producto de la ley del pecado de satanás. Ver Santiago 1:14-15.
Mucho tiempo antes, el adversario había perdido su gobierno sobre la primera creación terrestre (Gn. 1:1). Después de ser probado, él cayó de esa posición por enaltecerse contra Su Creador. Entonces fue 'lanzado a la tierra' - echado a lo más bajo en sus profundidades - (Ap. 12:9 ). La creación de Dios fue impactada con su caída por causa de su naturaleza malvada y rebelde. El instaló la ley del pecado y la muerte en el planeta (Ro. 8:20). Todas las criaturas vivientes y la tierra se impregnaron de su mal espíritu. Se extinguían unos a otros inspirados por un hambre y una sed de muerte depredatoria, cruel y sanguinaria.
Ese espíritu enemigo y opositor de Dios con el pecado y la muerte en sí mismo, era el espíritu de satanás en la creación terrestre primitiva. 'Asesino desde el principio...para hurtar, matar y destruir' (Jn 8:44; 10:10). Entre los versos 1 y 2 de Génesis cap. 1, transcurrieron muchas eras de tiempo. Los genes de vida en la tierra y en las aguas fueron preservados por el Espíritu de Dios (Gn.1:2). Desde Gn. 1:3, Dios ordenó por la Palabra Hablada de Cristo la existencia de la creación actual. Entonces, el gobierno perdido sobre ella por el ángel caído le fue entregado a Adán (Gn. 1:28), antes de ser puesto en la tierra.
EL INSTRUMENTO
La serpiente fue un ser viviente vertical, semejante físicamente a Adán. Según el vocabulario antropológico, aquel ser viviente fue el llamado 'homo sapiens' por los científicos del mundo. Hay múltiples pruebas de la capacidad intelectual de su mente terrenal. Podemos ver una relación muy notable en el raciocinio del serpiente (podemos decir el, porque tenía sexo masculino) y los llamados 'hombres prehistóricos'. Estos seres vivientes primitivos y el serpiente no eran seres humanos, ni tampoco descendientes de los simios, como lo afirman muchos científicos. Ellos fueron una especie aparte, el eslabón perdido entre el hombre Adán y los simios. Hijos de la tierra creados por Dios en la primera creación, que llegaron a ser poseídos y controlados por el diablo, mucho tiempo antes que el serpiente ingresara al huerto del Edén, para engañar a la mujer de Adán.
[Nota, para dar más claridad a esta palabra: En la Biblia vemos que el nombre serpiente fue puesto a aquella criatura por Adán (Gn. 2:19-20). Pero la ciencia terrenal erróneamente lo llama homo sapiens, considerándolo de naturaleza humana por falta de revelación divina. Sucede que, en su mayoría, los eruditos del mundo no reconocen la creación de Dios, ni al primer hombre Adán, porque no creen en la Biblia. Pero conforme a la palabra de Dios, Adán no fue ningún homo sapiens terrestre, él fue un ser humano con simiente divina de hijo de Dios en su alma y con la imagen del Creador en su espíritu, que vino de arriba y con él fue el comienzo de la humanidad. Queda claro, por revelación del Espíritu Santo, que Adán no fue el homo sapiens. Este ser viviente existió, pero fue una criatura con naturaleza terrenal en su alma, porque era de abajo.]
'Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal' (Gn. 6:5).
'He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones' (Ec. 7:29).
Aquí vemos la palabra hombre recto en singular refiriéndose a Adán, quien fue creado a imagen y semejanza de Dios. Su alma era recta porque tenía el adn de hijo de Dios. Luego vemos la palabra ellos en plural, hablando de que existieron seres terrenales perversos. ¿Quiénes eran ellos...? Por cierto, no eran hijos de Dios descendientes de Adán y Eva. El término ellos lo encontramos en Gn 6:5 hablando de los híbridos malvados, que fueron producto del inter-matrimonio de los hijos de Dios, descendientes de Set - seres humanos , no ángeles caídos - que se unieron con las hijas de los hombres. Estos hombres fueron cainitas puros, que engendraron hijas sensuales. La maldad de su padre Caín era la naturaleza serpentina de ellos, pues él era hijo de la serpiente y de Eva. En lo espiritual él era hijo del diablo, pero en lo físico era serpentino y humano a la vez. Aunque no podemos llamar hombre al serpiente ni a sus ancestros prehistóricos, sí podemos discernir que la carne de todos ellos fue poseída por demonios y se corrompió.
Como al principio, la ley del pecado que tuvieron los seres prehistóricos de la primera creación fue encarnada por satanás en el serpiente, para pervertir su raciocinio y corromper la re-creación de la tierra. El pecado y el conocimiento del bien y del mal fueron unificados en él. Alguien 'que fue bien hecho en gran manera' (Gn.1:31) para servir a Adán y labrar la tierra, fue poseído por satanás. Este, con su ego - la ley del pecado - tomó dominio y control absoluto de la mente del serpiente, para corromper la naturaleza humana de Adán y su mujer, los primeros hijos de Dios puestos en la tierra.
Veamos nuevamente cómo fue el proceso. El diablo se pervirtió a sí mismo en el conocimiento del bien y del mal que Su Creador le había dado y se enalteció contra El. Después de su caída, controló al serpiente y lo utilizó para que la mujer de Adán aprendiera cómo razonar perversamente con su propio árbol del conocimiento humano, para separarlo del árbol de la Vida. Durante un lapso de tiempo, sutilmente la fue envolviendo con un trato disfrazado de buena amistad, en sus acercamientos a la mujer. Logró fascinarla con sus razonamientos (ver Gál. 3:1), la engañó con sus palabras y en Eva se pervirtió su conocimiento humano. Luego, fue fácilmente seducida sexualmente y corrompida por la serpiente poseída por el maligno.
Fue por esa razón que Dios le ordenó a su hijo Adán: 'No comerás del árbol del conocimiento del bien y del mal; porque el día que comieres del árbol, la muerte se instalará en ti! ¡Tú morirás porque la muerte estará en él' (Gn. 2:17 en paráfrasis ). Su mandamiento con autoridad fue también un aviso preventivo de lo que sucedería. Nunca fue una imposición de Dios, porque el hombre y la mujer debían aprender a obedecer por fe y voluntariamente al Señor. Ahora bien, el diablo no podía poseer a Adán y a la mujer porque ellos tenían la imagen de Dios y estaban ungidos por Su Espíritu. Podía poseer y controlar al serpiente, porque era un ser terrestre, orgánicamente listo para cometer muchas perversiones (Ec.7:29). Por eso dice la Biblia: 'Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo...' (Gn. 3:1). Solo una criatura tan sutil, con capacidad para seducir a la mujer, podía ser el artífice de la inmoralidad.
El era un labrador de la tierra al servicio de Adán, pero no fue su amigo. Lo tuvo todo para llegar a serlo, como Judas el traidor junto a Jesús. Pero se fue a su destino en la extinción de su especie, hacia abajo como el Iscariote. Dios juzgó a la serpiente, porque era hijo de una tierra limpia y pura re-creada por Su palabra. Por lo tanto, sabía que obraba lo malo, porque en sus palabras lo vemos razonando a favor del mal. Es evidente que en su naturaleza terrestre conocía que el bien es el contraste del mal, y viceversa. Por ese conocimiento fue sentenciada cuando Dios la maldijo a no ser más una criatura viviente que caminara en posición vertical, sino que se arrastrara como un reptil (Gn. 3:14). La facultad racional le fue dada para que pudiera entender y obedecer a Adán. En su mente el Creador había puesto la ley del conocimiento terrenal (ver Stg. 3:15), como una semejanza del conocimiento humano de Adán.
La serpiente fue dejada con existencia, bajo el Juicio divino de su nuevo formato de reptil. Su muerte y desaparición definitiva fue bajo las aguas del diluvio, en los días de Noé. Dios probó a sus hijos por medio de su creación caída. Porque antes de Su mandamiento dado a Adán en el huerto, había el pecado de satanás en el mundo primitivo anterior a la creación actual, pero la ley de Dios: 'No comerás', que traducido es 'No fornicarás', fue dada al hombre quien tenía la imagen y semejanza divinas, para que se perfeccionara en Su palabra a través de la obediencia.
El apóstol Pablo dijo: 'El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte' (Ro. 5:12) .
¿Pero cómo entró el pecado en el hombre...? Entró por medio de la caída en el pecado del árbol del conocimiento del bien y del mal de la mujer, mediante sus palabras que presionaron la mente de Adán. 'Por cuanto has obedecido a la voz de tu mujer...' (Gn. 3:17). Su mente se sujetó al razonamiento caído de la mujer, con la concupiscencia de los ojos, la codicia de la carne y la soberbia del pecado. La mujer fue quien primero se pervirtió, se corrompió y desobedeció al Señor, experimentando la lujuria encarnada en ella por satanás y la serpiente. Adán no fue engañado, pero por salvar la vida de su mujer y para no quedarse solo, comió a sabiendas el fruto del árbol caído (el conocimiento inmoral de la fornicación ) y comió el pecado y la muerte.
Concluyendo con el árbol del conocimiento del bien y del mal, se puede ver que el razonamiento humano es el don del intelecto para saber lo que es bueno y lo que es malo. Y que todo ello fue vendido al pecado por Adán (Ro. 5:12 y 7:14). Por tanto, el uso del árbol del conocimiento del bien y del mal sin el Espíritu Santo separó al hombre del árbol de la Vida eterna.
PRIMERO PECO EL ORGANO MENTAL DEL CONOCIMIENTO Y DESPUES PECO EL ORGANO CORPORAL DE LA REPRODUCCION, EN EL ACTO DE FORNICACION QUE NO DEBIAN 'COMER'.
Todo en el hombre fue vendido al pecado (Ro.7:14) . Así es como quedó constituido en un ser humano caído y carnal por la ley del conocimiento del bien y del mal unificada con el pecado, en su alma, espíritu y cuerpo. Por esto el hombre es mortal. 'Porque la paga del pecado es muerte' (Ro. 6:23).
EL ARBOL DE LA VIDA
El árbol de la Vida es Cristo (Ro. 8:2). Es el Logos en griego, el Verbo en latín, el Dabar en hebreo y la Palabra en español, la autorevelación del Padre de ser Cristo en Sí Mismo, la Simiente Original. Cristo es la plenitud de los oficios y funciones de Padre y de Hijo, del Unico y verdadero Dios (Jn. 14:9). Cristo es el amor ágape, el reino, la sabiduría, la inteligencia, el conocimiento, el temor y el poder divino. Cuando se manifestara en Adán, este maduraría hasta ser un varón perfecto, con la fe y el conocimiento del Hijo de Dios.
Adán era un niño espiritual, así como un niño en gestación conforme al orden natural. Las raíces del árbol de la Vida estaban en su cuerpo, estableciendo la voluntad divina de que engendrara hijos con vida humana inmortal. Las raíces son el inicio de la vida. Entonces ellas habrían de regular la función reproductiva de la mujer, indicándole cuando comunicar a su marido el tiempo de unirse sexualmente y procrear sus hijos, según el plan de Dios. Esto haría perfecta la reproducción humana y el funcionamiento orgánico del cuerpo. Lo más alto del cielo en toda la tierra en unidad con el Espíritu de Dios en el huerto, era la ley del árbol de la Vida en forma de Simiente dentro del hombre. Tenía que estar plantado en el ser humano, el primer lugar con respecto al orden de importancia de la vida creada. Por eso está escrito: '...También el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal' (Gn. 2:9). En el centro del huerto había un jardín espiritual que fue creado como gobernador de la creación terrestre. Ese jardín eran las vidas de Adán y su mujer, ambos en co-igualdad hasta allí. Ellos eran lo más importante del huerto en el Edén terrenal.
El árbol de la Vida es Cristo (Ro. 8:2). Es el Logos en griego, el Verbo en latín, el Dabar en hebreo y la Palabra en español, la autorevelación del Padre de ser Cristo en Sí Mismo, la Simiente Original. Cristo es la plenitud de los oficios y funciones de Padre y de Hijo, del Unico y verdadero Dios (Jn. 14:9). Cristo es el amor ágape, el reino, la sabiduría, la inteligencia, el conocimiento, el temor y el poder divino. Cuando se manifestara en Adán, este maduraría hasta ser un varón perfecto, con la fe y el conocimiento del Hijo de Dios.
Adán era un niño espiritual, así como un niño en gestación conforme al orden natural. Las raíces del árbol de la Vida estaban en su cuerpo, estableciendo la voluntad divina de que engendrara hijos con vida humana inmortal. Las raíces son el inicio de la vida. Entonces ellas habrían de regular la función reproductiva de la mujer, indicándole cuando comunicar a su marido el tiempo de unirse sexualmente y procrear sus hijos, según el plan de Dios. Esto haría perfecta la reproducción humana y el funcionamiento orgánico del cuerpo. Lo más alto del cielo en toda la tierra en unidad con el Espíritu de Dios en el huerto, era la ley del árbol de la Vida en forma de Simiente dentro del hombre. Tenía que estar plantado en el ser humano, el primer lugar con respecto al orden de importancia de la vida creada. Por eso está escrito: '...También el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal' (Gn. 2:9). En el centro del huerto había un jardín espiritual que fue creado como gobernador de la creación terrestre. Ese jardín eran las vidas de Adán y su mujer, ambos en co-igualdad hasta allí. Ellos eran lo más importante del huerto en el Edén terrenal.
El área geográfica terrestre donde Adán y Eva tenían su hogar pertenecía al primer cielo, pero estaba conectada al segundo cielo, el Paraíso de Dios (ver Heb. 12:22). Por eso fue escrito en Génesis que había un huerto en el Edén. Era una parte del segundo reino del Espíritu Santo en la tierra. Adán podía ver normalmente allí, la presencia de ángeles que le acompañaban y platicaban con él (Gn. 28:12,16,17). Fue la casa de Dios, la escalera y la puerta del cielo que vio Jacob, por donde ángeles subían y bajaban. Y Cristo el árbol de la Vida en medio del huerto Espíritu Santo, estaba listo para manifestarse en Adán. El territorio actual de Israel, en Medio Oriente, ocupa una parte del área donde estaba el huerto del Edén.
El hombre vivía al mismo tiempo en el cielo y en la tierra. Estaba en el reino del Espíritu, como gobernante humano del planeta. Pero tenía que formarse Cristo en él y para eso tenía que recibir revelación de Su palabra. El momento llegaría para que tomara la decisión de creerla y obedecerla por la determinación de su libre albedrío. Dios le dio un alma y su personalidad para que obedeciera por fe y de buena voluntad toda palabra que le revelara Su Santo Espíritu, para ser uno con el árbol de la Vida y así obtener la mente de Cristo.
La unción de la presencia divina le estaba indicando el camino hacia el árbol de la Vida (Gn. 3:24). Si Adán hubiera perseverado en ese camino, la mente de Cristo se hubiera revelado y formado en su mente y luego él mismo se renovaría y transformaría (ver Ro. 12:2). Tendría el amor, la sabiduría y el poder del Hijo de Dios en su corazón. En esa hora de su vida Adán tenía la imagen divina, pero en su espíritu no había madurado el varón perfecto. El Espíritu Santo vestía de Justicia divina su alma, espíritu y cuerpo. Pero conforme al misterio de Dios, tenía que llegar a ser revestido del cuerpo glorificado de Cristo en su cuerpo físico, así como el Señor Jesucristo, por Su obediencia, se vistió con aquella gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese. Eso aconteció durante Su ministerio terrenal, cuando resucitó de entre los muertos y así está en el Cielo de Dios, siendo El Mismo el trono y la diestra del Padre (ver Ap. 4:1-3). La vestidura de Cristo es el cuerpo de Su gloria (teofanía divina). Fue con ese poder que Jesús obró en Su Primera Venida y está obrando ahora el Reino de Dios y Su Justicia perfecta, a través de Sus santos Cuerpo de Cristo. 'Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: el Verbo de Dios' (Ap. 19:13 - ver 1 Cor.15:53-54)
EL CUERPO DE CRISTO
Adán estaba desnudo físicamente. Esto nos revela que así es un creyente antes del nuevo nacimiento completo. Todavía se encuentra en el seno de su madre, que es la sabiduría de la palabra de Dios. Posee la regeneración que produce la fe en la sangre de Jesucristo y el arrepentimiento, por lo cual es un alma justificada. La justificación es como la fecundación de un niño. Recién es el principio de una nueva vida, que un día tiene que llegar a nacer. Su gestación es la santificación que ha recibido al bautizarse en el Nombre de Jesucristo, obedeciendo el evangelio verdadero. Pero su espíritu aun continúa desnudo, porque permanece dentro de su madre y no ha nacido todavía. Tiene que salir de allí y por la fe recibir el Espíritu Santo (Gál. 3:2), como el niño en el plano natural, que ya quiere recibir su propio espíritu de vida. Será vestido con oro, vestiduras blancas y colirio por el Hijo de Dios (Ap. 3:18), así como es vestido un niño que viene desnudo al mundo. Esto es ser renovado completamente y hecho un nuevo hombre. Su alimentación con la revelación de la palabra le hará crecer para salvación. Ha pasado de ser un alma justificada y santificada, es decir regenerada y convertida en uno con la muerte de Jesús, a resucitar con El como un Hijo de Dios y Cuerpo de Cristo, conforme a Jn. 1:12; 1 Cor. 12:13; 2 Cor. 5:17 y Ef. 4:24.
Ahora viene por delante crecer y madurar en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). Estas Escrituras nos revelan que ser hechos Hijos de Dios es cuando por el Espíritu Santo somos justificados, santificados y nacemos de nuevo completamente. Al mismo tiempo somos bautizados en el Cuerpo angelical de Cristo (1 Cor. 12:13), precisamente para que El se manifieste en nosotros (ver Jn. 14:21). En lo natural, cuando un niño ha nacido es bienvenido e integrado en el cuerpo familiar, porque pertenece a él.
'Porque un niño nos es nacido, Hijo nos es dado; y el Principado estará sobre su hombro; y se llamará Su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz' (Is. 9:6).
El Cuerpo de Cristo no es la gran colectividad de personas que componen el Cristianismo, distribuida en sus respectivas denominaciones y confesiones, porque eso es una congregación de naturaleza humana. El Cuerpo de Cristo es de naturaleza divina. Se llega a ser parte de El después que el Espíritu Santo nos ha bautizado en las tres etapas del nuevo nacimiento, mencionadas más arriba. Veámoslo nuevamente : 1) La justificación es la regeneración del alma, por la fe en la sangre de Jesucristo y el arrepentimiento del pecado. Es la semejanza del embarazo natural (Hch. 2:38 y Ro. 3:23-26). 2) La santificación es la unión con Su muerte, por el bautismo en el Nombre de Jesucristo. El Espíritu incrementa la conversión a la palabra de cruz en el creyente justificado (Hch. 3:18-19). Esto es semejante a la gestación natural. 3) La tercera etapa del bautismo del Espíritu es el completo nacimiento de una nueva persona en unidad espiritual con el cuerpo glorificado de Cristo Jesús.
EL SELLO y LAS ARRAS DEL ESPIRITU EN LOS SANTOS NOVIA
'Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mi, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; El os bautizará en Espíritu Santo y fuego' (Mt. 3:11).
Esta profecía de Juan el Bautista se cumple en Mt. 25:10, donde el Esposo reúne con El a la virgen prudente que se ha preparado con la Voz de Aclamación y el evangelio apostólico de Hch. 2:38. Eso significa que ella ha limpiado su túnica de justicia y salvación, que estaba sucia con las ideas del hombre. Ahora, está lista para vivir el nuevo nacimiento pleno. El Esposo es atraído por el amor y anhelo de El que tiene la Novia en su corazón. Entonces la bautiza con el sello del Espíritu de Cristo y al mismo tiempo con el fuego de Su Cuerpo glorificado, que convierte a los santos Novia en Su Esposa. El alma, el espíritu y el cuerpo reciben la manifestación prometida de Cristo (ver Jn. 14:21). El es el sello vivificante de Dios y las arras de la gloria venidera, cuando el cuerpo físico será completamente cambiado y hecho semejante a Su Cuerpo glorioso actual (Ro. 6:5; 2 Cor. 1:21-22; Ef. 1:13-14; Fil. 3:21 y Ap. 19:8). Por el nuevo nacimiento los escogidos reciben la adopción de Hijos de Dios, porque son sellados por el Espíritu Santo (ver 1 Cor. 1:30 - Gál. 4:4-7). Las arras son el poder del Cuerpo glorificado de Cristo, el anticipo de la gloria venidera que en ellos habrá de manifestarse para el arrebatamiento.
Dios instaló desnudo al hombre en el huerto, para que obedeciendo Su palabra comiera el árbol de la Vida. Entonces sería sellado con el Espíritu de Cristo y vestido con Su Cuerpo teofánico divino, glorificando su cuerpo humano. Físicamente era sustentado por los frutos de los árboles naturales del huerto. Los creyentes de la Iglesia temprana en su mayoría fueron renacidos, pero vemos que algunos se estancaron, entre ellos los hebreos (leer Heb. 5:13). El Espíritu Santo fue su huerto. La doctrina de los apóstoles fue el árbol de Vida. Ellos fueron su nodriza con el Espíritu de Cristo. El jardín fue su alma renacida y un nuevo espíritu. Cuando algunos cristianos carnales y sin entendimiento espiritual, creyeron la mentira de hombres nicolaítas, a finales del primer siglo y en todo el segundo siglo, la Iglesia se manchó fornicando con falsas doctrinas en adulterio espiritual contra Cristo. Cayó en la apostasía que le propuso el anticristo, así como sucedió en el huerto del Edén.
El producto de la fornicación con el diablo y el adulterio contra el ministerio apostólico de Cristo, la derrumbó en la muerte espiritual de la apostasía por casi 1900 años. Esto nos muestra que no todos los cristianos de las Siete Edades de la Iglesia han sido hechos Hijos de Dios y Cuerpo de Cristo, hasta hoy. Este es el motivo por el cual muchos hermanos, incompletos en su renacer espiritual, tendrán que pasar por la gran tribulación (ver Ap. 7:13-14). Al morir físicamente por su fe en Cristo, Su viejo hombre desaparecerá y se liberará totalmente el nuevo hombre de su espíritu. Cuando venga el Señor con los santos glorificados que El llevó en el arrebatamiento, siete años antes, los santos atribulados que murieron resucitarán como Hijos de Dios renacidos y glorificados completamente. Entonces serán también el Cuerpo de Cristo y reinarán con El mil años (Ap. 20:4).
LA PERFECCION
En la hora presente, la Iglesia verdadera tiene la bendición de estar vestida de Jesucristo con la túnica de Justicia de Su obra expiatoria, como Adán y Eva fueron vestidos por el Señor con el sacrificio de corderos inocentes, después de su caída. Salvo Enoc y Elías que fueron traspuestos, los hijos de Dios del tiempo antiguo no tuvieron el cambio de cuerpo, hasta que Jesús los glorificó y los trasladó con El en Su ascensión a la casa del Padre (ver Mt. 27:52-54 y Ef. 4:8). Desde entonces, el ministerio de ascensión del Hijo es Quien lidera, conduce y fortalece a los creyentes Cuerpo de Cristo, que serán arrebatados (Heb. 9:11). De esta manera tiene que ser, porque la perfección es una obra exclusiva del ministerio del Esposo en Su Novia-Esposa. La naturaleza divina de nuestro Señor inspira y provee las acciones justas que adornan a la Esposa (Is. 61:10 y Ap. 19:7-8). El Eterno tenía que probar la fidelidad de Adán, para que siendo poderoso en la obediencia pudiera ser imbatible ante las asechanzas del diablo y así él mismo pudiera perfeccionarse. Pero, lamentablemente, no superó el examen.
'Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo' (1 Cor. 15:57 ) .
Jesucristo cuando fue probado hizo perfecta la obediencia, porque El no cayó en la tentación, ni fue vencido por el poder de la muerte. Fue imposible para ella retenerle en sus cadenas. Al contrario ¡¡El se las quitó...!!
'Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad...' (Ef. 4:8).
'Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen' (Heb. 5:8-9).
'Y tengo las llaves del infierno y de la muerte' ( Ap. 1:18).
El segundo Adán está restaurando en los santos del Cuerpo de Cristo la unidad del árbol de la ciencia con el árbol de la Vida, por medio del Espíritu de revelación. El escogido debe revisar bien a fondo la lámpara de su espíritu. Tiene que examinarse y mantenerse firme en la fe. En cuanto a ti, querido lector que crees en la Biblia ¿eres un cristiano regenerado que está como un gestante natural, durmiendo cómodamente en el vientre de nuestra madre la palabra de Dios? Despierta, despierta ya para ver la luz de Cristo en tu nuevo nacimiento completo (Is. 52:1-2). Tú tienes que salir de la gestación y entrar por la fe en el Reino de Dios.
Es allí donde estuvo Jesucristo cuando vino a la tierra, a quitar con Su muerte en la cruz la separación que había entre nuestra mente (el árbol de la ciencia y la fe humana) y Su mente (el árbol de la Vida y la fe de Cristo). En el instante que El expiró, el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo. Entonces el Lugar Santo y el Lugar Santísimo se juntaron. Ya no hay distancia entre el Lugar Santo de nuestra mente y el Lugar Santísimo de Su mente (Mt. 27:51). En esta Edad de Laodicea, ha venido como el Esposo a bautizar en Su Espíritu y en el Cuerpo de Su gloria a los escogidos, para perfeccionarlos en Su palabra y transformarlos a Su imagen (Ap. 10:8-11). Cristo, el árbol de la Vida está plantado en el jardín (corazón) de las vírgenes prudentes, impartiéndonos la savia divina de Su mente al árbol de la ciencia de nuestra mente humana.
'Pero mientras ellas (las vírgenes fatuas) iban a comprar (el aceite - Espíritu de revelación), vino el Esposo; y las que estaban preparadas (las vírgenes prudentes) entraron con El a las bodas; y se cerró la puerta' (Mt. 25:10).
EL CANTAR DE LOS CANTARES
En los versos siguientes la palabra huerto se refiere al jardín de nuestro corazón.
'Levántate Aquilón, y ven, Austro; soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.
Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; He recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido.
Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.
Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta entre los lirios. '
Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle y para ver si brotaban las vides, si florecían los granados.
Oh, tú que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír.'
(Cantares 4:6 - 5:1 - 6:2,3 - 6:11 - 8:13)
La Novia-Esposa del Cordero, Su verdadera Iglesia con hijos de Dios completamente nacidos de nuevo, debe cantar victoria porque es el jardín del Amado en el huerto y Reino del Espíritu Santo. ¡¡El es el cantar de los cantares y nuestro himno de victoria!! Veamos las siguientes palabras del apóstol Pablo:
'Gracias a Dios, por el Señor nuestro Jesucristo. Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu'.
'Gracias a Dios, por el Señor nuestro Jesucristo. Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu'.
'Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte'.
(Ro. 7:25 y 8:1-2)
CONCLUSION
La Elegida está siendo preparada por el ministerio de ascensión del árbol de la Vida, para recibir la Trompeta del arrebatamiento. El ministerio es la ley del Espíritu de Cristo en su alma, con la revelación de Su palabra que renueva la mente, perfecciona el entendimiento, glorifica el espíritu y restaura al renacido a la posición original perdida por Adán en el huerto del Edén.
Pronto la transformará con el cambio de cuerpo para reunirla con El en Su aparición física, en el aire. Después de llevarla a la Cena Final de las Bodas del Cordero en la Casa del Padre, el Esposo y Rey volverá con Su Esposa y Reina a la tierra, para gobernar y regenerar a las naciones y la creación terrestre durante mil años (Mt. 19:28). El Amado rescató el Libro de la Redención y Título de propiedad de la tierra que perdió Adán, para que Su Esposa lo tome, se una con Cristo en matrimonio y sea Su colaboradora por la eternidad (Ap. 10:8-11).
'Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la Vida, y para entrar por las puertas en la ciudad'.
(Ro. 7:25 y 8:1-2)
CONCLUSION
La Elegida está siendo preparada por el ministerio de ascensión del árbol de la Vida, para recibir la Trompeta del arrebatamiento. El ministerio es la ley del Espíritu de Cristo en su alma, con la revelación de Su palabra que renueva la mente, perfecciona el entendimiento, glorifica el espíritu y restaura al renacido a la posición original perdida por Adán en el huerto del Edén.
Pronto la transformará con el cambio de cuerpo para reunirla con El en Su aparición física, en el aire. Después de llevarla a la Cena Final de las Bodas del Cordero en la Casa del Padre, el Esposo y Rey volverá con Su Esposa y Reina a la tierra, para gobernar y regenerar a las naciones y la creación terrestre durante mil años (Mt. 19:28). El Amado rescató el Libro de la Redención y Título de propiedad de la tierra que perdió Adán, para que Su Esposa lo tome, se una con Cristo en matrimonio y sea Su colaboradora por la eternidad (Ap. 10:8-11).
'Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la Vida, y para entrar por las puertas en la ciudad'.
'Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente'.
(Ap. 22:14, 17)